WhatsApp (Carlos Auryn)

Esto no es un adiós

Celia: ¿Novio? ¿Tienes novio y no me lo dices? ¿Serás guarra? Pasamelo que quiero conocerle, y no me vale un no por respuesta.

Yo: Está en el baño, no se puede poner.

Celia: Pues te pregunto a ti. ¿Cómo se llama? ¿De que parte de España es? ¿Por qué es español, no? ¿Cuantos años tiene? ¿Es guapo?

Yo: Me estresas.

Celia: Me alegro. Contestame.

Yo: Se llama Carlos y sí, es español, de Alicante para ser exactos. Tiene 25 años y es guapo, muuuuy guapo.

Celia: Ahora pasemos a la pregunta que realmente me interesa, ¿la tiene grande?

Yo: Celia, es mi novio... ¡Que más te dará eso a ti!

Celia: ¿La tiene grande o no?

Yo: ¡Yo que se! ¡No se la he visto!

Celia: Nena, me tengo que ir, mi madre me reclama. Te salvas, de momento. Adiós kitty.

Yo: Bendita tu madre. Adiós pelirrosa.

Cuelgo, dejo el móvil en la mesilla de noche y me acerco a la puerta del baño, toco a la puerta.

Yo: Carlos, ¿has terminado ya? Me aburro.

Carlos: Todavía no. ¿Entras y la terminas tú?

Me aparto de la puerta bruscamente y pestañeo varias veces. Se oye como se quita el pestillo y la puerta se abre un poco, lo justo para que Carlos asome la cabeza.

Yo: Eres un guarro.

Carlos: ¿Guarro? Perdona que te diga pero estoy jugando al angry birds me queda un pájaro y tres cerdos que matar, ¿terminas tú la partida?

Yo: ¿Entonces para que te encierras en el baño?

Carlos: Para darte más privacidad.

Yo: ¿Y para que pides el papel?

Carlos: Para que pensases que en realidad si me estaba masturbando.

Yo: Sigo pensando que eres un guarro.

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Estamos frente a la puerta de embarque, por la que Carlos entrará en apenas dos minutos. Llevo abrazada a él desde que hemos entrado al aeropuerto. Aprieto más mi agarre y el me devuelve el abrazo a la vez que deja un suave beso en mi pelo.

Yo: No me puedo creer que te vayas ya.

Carlos: Por mi me quedaría para siempre, pero no va a ser posible bichito.

Yo: Te voy a echar mucho de menos gatito.

Carlos: Y yo a ti.

Levanta mi barbilla lentamente y deja un dulce beso en mis labios, me tengo que poner de puntillas para poder profundizar el beso. Por falta de aire separo nuestros labios y apoyo mi cabeza en su pecho, volviendo a abrazarlo.

X: Viajeros con destino Madrid, embarquen.

Yo: Esto no es un adiós gatito.

Carlos: Es un hasta luego. Hasta luego mi pequeña mariquita.

Deja un rápido beso en mi mejilla derecha y comienza a andar hacia la puerta de embarque, lentamente, o eso creo, quizá sea mi cerebro que quiere que este momento sea el típico de las películas, pero me está matando. Antes de cruzar la puerta de embarque se gira y me mira directamente a los ojos, para luego sonreír y despedirse de mi moviendo la mano en el aire. Levanto mi mano y imito su gesto, para después mandarle un beso, él hace como que lo coge y se besa la mano. Me vuelve a sonreír y desaparece muy a nuestro pesar de mi vista.

Cinco minutos después sigo de pié mirando la puerta de embarque, sin moverme, y es que una parte de mi se ha ido a España con él y no la voy a recuperar hasta que pise tierras españolas.

Giro sobre mis talones y echo a andar hacia la salida, con ganas de que pase este mes que me queda para que empiece por fin mi erasmus. Sigo andando y el móvil me vibra, lo saco del pantalón y la luz emergente rosa me indica que tengo un mensaje nuevo. Desbloqueo el móvil y abro WhatsApp, tengo un mensaje de Carlos.

Gatito😻 : Aún no me he ido y ya te echo de menos.

Sonrío a la pantalla del móvil, yo también le hecho de menos.

Yo también te echo ya de menos mi gatito.

Guardo el móvil y un cartel se alza frente a mi. El mirador, lugar donde se ven los despegues de todos los aviones. La tentación es enorme y acabo claudicando, mis pies me llevan hasta el mirador, donde me apoyo en la barandilla, esperando ver el próximo despegue. Por megafonía anuncian que el próximo en despegar es el vuelo de Carlos. Me vuelve a vibrar el móvil.

Gatito 😻: Hasta dentro de un mes bichito.

El avión comienza a avanzar por la pista, cogiendo velocidad. Encoge las ruedas y el avión empieza a elevarse. Apoyo mi frente y la mano en el cristal del mirador mientras una lágrima traicionera resbala por mi mejilla.

Yo: Hasta dentro de un mes gatito.