Un rayo de luz entra por la ventana de mi habitación, consiguiendo que me despierte, ¿por qué no bajé la persiana?
Lentamente me siento en la cama y un fuerte dolor de cabeza me asalta, provocando que me tambalee y este a punto de caerme. Cuando consigo que la habitación en la que estoy deje de dar vueltas, me arrastro hasta el borde de la cama, apoyo las piernas en el suelo y me levanto como puedo. ¿qué me pasa?
Empiezo a andar lentamente hasta el salón, agarrándome a la pared o a los marcos de las puertas para no caerme. A duras penas llegó al sofá donde está Carlos viendo la tele, me siento a su lado y apoyo mi cabeza en si hombro agotada.
Carlos: Buenos días bichito.
Una punzada de dolor atraviesa mi cabeza, ¿por qué grita tanto?
Yo: No grites por favor. Me duele mucho la cabeza.
Carlos: ¿Te encuentras bien?
Yo: No, me mareo.
Noto como el salón vuelve a dar vueltas y me dejó caer sobre el sofá, Carlos se levanta y se acuclilla a mi lado.
Carlos: ¿Te traigo algo?
Se que la frase la ha dicho susurrando pero para mi es como si hubiese cogido un megáfono, me lo hubiese pegado a la oreja y se hubiese puesto a gritar por él.
Yo: Algo para el dolor de cabeza por favor.
Noto como se levanta y al minuto viene con una pastilla y una botella de agua. Me ayuda a sentarme y me entrega la pastilla, me la meto en la boca y con la ayuda del agua me la trago, bebo un poco más y dejo la botella a mi lado. Apoyo la cabeza en el respaldo del sofá y Carlos se sienta al lado mío, me aparta el pelo de la frente y la besa.
Carlos: Estás muy caliente bichito, voy a por el termómetro.
Vuelve a levantarse y abre uno de los armarios que hay en el salón, de él saca un termómetro de alcohol, lo agita y me lo pone en la axila.
Con cuidado de que no se caiga el termómetro cojo la botella de agua y le pego un buen trago.
Carlos: Parece que tengas resaca.
Yo: ¿Resaca de que? Ayer no fuimos a ningún sitio y aunque nos hubiésemos ido sabes que no soporto el alcohol, es imposible que sea resaca.
Carlos saca el termómetro de mi axila y mira la temperatura.
Carlos: Tienes treinta y siete y medio, no llega a ser fiebre.
Un escalofrío recorre mi espalda, empiezo a tener frío, me abrazo a mi misma intentando entrar en calor.
Carlos: ¿Tienes frío? Ven aquí.
Extiende un brazo y me rodea con él, me acomodo en su pecho.
Carlos: ¡Estás temblando!
Me aprieta más contra su cuerpo, intentando que entre en calor, pero yo no dejo de temblar y el dolor de cabeza es cada vez más intenso.
Yo: Carlos... Me mareo...
Noto como todo mi alrededor empieza a dar vueltas y vueltas, cada vez más rápido. Noto los brazos de Carlos al rededor de mi cuerpo, sujetandome al notar mi cuerpo desvanecerse. Lo veo desesperado llamándome pero no puedo contestarle, no puedo moverme, de repente todo se vuelve negro y pierdo la consciencia.
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Abro los ojos rápidamente, totalmente desorientada, ¿dónde estoy? ¿cómo he llegado aquí? Intento levantarme de la cama pero algo me impide hacerlo.Carlos: No te levantes, órdenes del médico.
¿Médico? ¿Estoy en un hospital? ¿que hago aquí?
Carlos: Te desmayaste.
Intento contestarle, pero las palabras no salen. ¿Me he desmayado? ¿Cuanto tiempo?
Carlos: Llevas inconsciente dos horas.
Yo: ¿Cómo he llegado aquí?
Carlos: Te hemos traído entre Blas y yo, como no reaccionabas y él es el que más cerca vive... Se ofreció a traernos.
La cabeza me sigue doliendo horrores, pero se me ha pasado un poco. Carlos coge mi mano derecha y se la lleva a los labios y deja un dulce beso el ella.
Carlos: No vuelvas a asustarme así, te juro que casi me muero.
Yo: Lo siento.
Carlos: ¿Cómo te encuentras?
Yo: Me sigue doliendo la cabeza, pero ya no tengo tanto frío.
Alguien toca a la puerta y la abre, Blas aparece por ella y sonríe al vernos, se acerca a la camilla y deja un beso en mi mejilla.
Blas: ¿Qué tal vas pelimorada?
Yo: Tirando.
Blas: Dice el médico que en nada se pasa, que necesita hacerte unas preguntas.
Yo: ¿Preguntas?
Blas: No ha querido concretar, pero supongo que no será nada importante.
El dolor de cabeza poco a poco va disminuyendo, pero sigue ahí. ¡Vete ya por favor!
Carlos empezó a hablar con Blas sobre no sé qué del concierto de la semana que viene, pero yo no estaba atenta. ¿por qué me había desmayado? Como bien, hago ejercicio... ¿qué puede haber producido ese desmayo?
Alguien toca a la puerta y un hombre con bata blanca, no creo que tenga más de cuarenta años, entra en la habitación. Lleva una carpeta llena de papeles, saca uno y lo apoya en la carpeta, se saca un bolígrafo del bolsillo de la bata y lo abre.
Médico: Chicos, ¿podrían salirse un momento? Quiero hablar con ella a solas.
Ambos asienten y se van, cerrando la puerta al salir, el médico se queda de pié y empieza a hablar.
Médico: Carla, ¿verdad? Ha sufrido un desvanecimiento en su casa. Le voy a hacer un par de preguntas para determinar el porqué del desmayo. ¿de acuerdo?
Asiento como puedo, me sigue doliendo la cabeza.
Médico: ¿Come bien? Es decir, ¿hace usted todas las comidas?
Yo: Si, doctor. Pero hoy no he podido desayunar, me he desmayado antes de poder hacerlo.
Médico: ¿Duerme bien?
Yo: Si.
Médico: Vale, y la última. ¿Cabe la posibilidad de que esté usted embarazada?
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Holaaaa!! ¿Qué tal os va todo? ¿Bien? Espero que sí.
Bueno, ¿qué os ha parecido el capítulo? El final guay eh...
¿Qué creéis que pasará? ¿Estará realmente embarazada? ¿Si es así, como se lo tomará Carlos?
Ahora os toca elegir, esta vez sabéis lo que estáis eligiendo, por lo que podéis explicarme el motivo por el cual habéis elegido esa opción.
1- Sí está embarazada.
2- No está embarazada.
3- El que realmente está embarazado es Blas tras una noche de desenfreno con Carlos. (Los hombres se pueden quedar embarazados en esta historia, ¿vale?)
Se cual vais a elegir pero bueno 😂
Por favor votar algo coherente🙏😂
Pd: Si habéis elegido la tres por favor, elegir otra a parte de esa. Me ayudareis mucho mucho.
Un beso💋
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WhatsApp (Carlos Auryn)
Fanfiction-Te quiero -dijo ella mirando las preciosas vistas, apoyada en la barandilla del puente. -¿Sabes que? Te amo desde que te sentases justo a mi lado en el aeropuerto.-dijo él cogiéndola de la cintura y atrayéndola hacia él. -No digas tonterías. Sabes...