-Te quiero -dijo ella mirando las preciosas vistas, apoyada en la barandilla del puente.
-¿Sabes que? Te amo desde que te sentases justo a mi lado en el aeropuerto.-dijo él cogiéndola de la cintura y atrayéndola hacia él.
-No digas tonterías. Sabes...
Mamá: Carla, es la quinta tila que te tomas. ¿Estas bien?
Yo: Perfectamente, no lo ves. Estoy totalmente tranquila.
Mi ojo izquierdo empieza a palpitar, parece que tiene vida propia. Respiro hondo y le pego otro trago a la tila.
Mamá: Ya veo ya... No se te ve para nada nerviosa.
Yo: Es que no lo estoy.
El tic del ojo no para y me estoy poniendo cada vez más nerviosa.
Mamá: ¿Tantas ganas tienes de irte a España?
Yo: Muchas mamá, muchas.
Le pego otro trago a la tila mientras mi madre me mira fijamente.
Yo: ¿Qué pasa?
Mamá: Me estás ocultando algo.
Yo: ¿Yo? Yo no te estoy ocultando nada.
Mamá: Algo o a alguien.
Abro los ojos sorprendida mientras niego con la cabeza.
Mamá: Te pasas horas encerrada en la habitación hablando por el móvil, tienes que estar hablando con alguien.
Yo: Mamá, claro que hablo con alguien, ¡con Celia!
Mamá: Ya ya, con Celia...
Yo: ¿No me crees?
Mamá: Te conozco desde que naciste, se cuando me ocultas algo. Cuando quieras decirme quién es el que ha hecho que estés tan feliz últimamente, estaré dispuesta a escucharte.
Besa mi mejilla y sale del salón, dejándome a solas con mi conciencia y mi tila a medio beber.
