Observabas el martillo de Thor fijamente. Siempre te preguntabas ¿cómo se sentiría si lo levantabas? Siempre que lo querías hacer llegaba alguien a interrumpir tu intento de levantarlo.
El martillo estaba situado en el suelo de la sala, tú estabas desde el sofá viéndolo, con tus manos en ambas mejillas y tus codos apoyados en tus rodillas.
-¿Qué haces my lady?
Te sobresaltaste al oír a Thor detrás tuyo.
-Na-nada... Solo quería saber el secreto de tú martillo.
Susoiraste y te recostaste en el sofá mientras Thor llegaba a sentarse a tu lado.
-¿Qué tanto la inquieta my lady?
Lo miraste a los ojos, sus bellos ojos te hipnotizaron muchísimo, saliste de tu trance y bajaste la mirada sonrojada.
-Y-yo... Quiero saber si soy digna...
Susurraste. Él cuidadosamente levantó tu mentón con su pulgar y te vio a los ojos sonriendo.
-Inténtalo, ve y trata de levantarlo.
Lo miraste con un brillo en tus ojos y te levantaste en camino hacia el martillo.
Lo tomaste con las dos manos, tomaste aire y jalaste de él con fuerza en un nulo intento. El mango del martillo se resbaló de tus manos y caíste sentada en el suelo. Bufaste.
Thor se acercó a ti y te ayudó a levantarte quedando muy cerca uno del otro.
-Intentaotravez, creoqueahorasipodráslevantarlo.
Susurró muy cerca de tus labios, y asentiste.
Volviste a posicionar tus manos en el, cerraste tus ojos y jalaste de el para levantarlo, sentiste como lo sostenías en el aire y abriste tú boca asombrada.
-¡Lo hice!
-Si, lohicistemylady.
Susurró en tu oído que hizo que un escalofrío te recorriera toda la espalda. Tú aún tenías los ojos cerrados.
Bajaste el martillo y abriste tus ojos para ver que el martillo estaba en otra posición diferente de la cual estaba.
Volteaste a ver a Thor y lo abrazaste fuerte.
-¿Viste eso? ¡Levanté elmartillo!
-Ahoraséqueeresdignamylady.
Te sonrojaste y te separaste de él para verlo a los ojos y darle un pequeño beso en los labios.
-Creoquetambiénsoydignadeotracosa...
Susurraste sonrojada y saliste corriendo hacia tu cuarto, dejando a Thor con una sonrisa en su rostro.
-Siemprefuistedigna.
Susurró para sí mismo, y sonrió al recordar como sostenía el martillo ayudándote a levantarlo.