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Me despierto con tiempo suficiente por la mañana y comienzo a prepararme para el nuevo día de hoy. No puedo dejar de darle vueltas al pensamiento de que dentro de poco pasaré todos mis días en el interior de un palacio y actuando como una princesa. La idea me repugna un poco. No es que no me gusten los palacios... lo que no me gusta es la idea de ser la princesa, pero de mentira. Es decir, aunque sea una princesa no podré tomar decisiones, cosa que sí que hago en mi trabajo. 

Quiero que estos chicos me guarden respeto, pero también necesito mostrarme lo suficientemente accesible como para que quieran entablar conversaciones conmigo y compartir cosas. 

Hago mi camino hasta el comedor esquivando a algunos pretendientes y después entro por las puertas dobles y tomo asiento en la mesa real junto a mis tíos. Ayer cené en mi habitación para así dejar que los chicos tuviesen un respiro de mi gran entrada, eso no quita el que fui a saludar a mis tíos y mis otros primos. 

Tomo mi desayuno siguiendo la suave conversación que hay en nuestra mesa y tratando de tener un tiempo de calidad con mi familia. También surge alguna que otra pregunta incómoda sobre mi compromiso, muchas de las cuales no puedo contestar porque desconozco las respuestas. 

- He pensado en una actividad para hoy- me explica Eadlyn tratando de mantener la calma. 

- Bien- murmuro-. ¿Cuándo vas a anunciarlo? 

- En unos minutos- responde antes de volver la vista a su desayuno. 

Casi al final del desayuno oigo a Eadlyn respirar hondo y se levanta para que todo el mundo pueda verla. 

- Caballeros, tengo una sorpresa para vosotros. Por favor, dentro de quince minutos, reuníos  conmigo en el estudio para un jueguecito. 

Algunos de los chicos ríen, otros aplauden y algunos fruncen el ceño con sospecha. Sea lo que sea, si se trata de Eadlyn es mejor estar preparado para cualquier cosa. 

- Será mejor que estés lista para la cámaras- me advierte-. No quiero que las revistas Italianas encuentren algo contra ti. 

Una de las razones por las que odio ser la futura princesa de Italia: Siempre, siempre hay que estar perfecta. 

Suspiro lentamente mientras asiento y espero a que Eadlyn abandone la sala para después abandonarla yo. 

Subo a mi habitación de invitados rápidamente y me reviso durante unos segundos en el espejo. Mi pelo casi negro cae en una suave cascada por mi espalda y hombros con hondas al final de los mechones, mi piel sigue estando pálida y con las mejillas sonrosadas, y mis ojos azules siguen viéndose tan intensos como siempre. 

- ¿Necesita algo, señorita?- pregunta Loira mientras entra en mi habitación. 

- No, gracias. Ya he terminado- le comunico antes de salir de la habitación para llegar al plató. 

Entro en el estudio de grabación para encontrarme a Eadlyn sentada en lo que parece una mesa de profesor con sillas colocadas en perfecta posición frente a ella. 

- Bienvenidos al colegio de Eadlyn- bromeo entre risas. 

- Ingenioso, ¿verdad?- pregunta Eadlyn levantando una ceja. 

- Por supuesto- aseguro asintiendo con la cabeza-. ¿Dónde quieres que me coloque? 

- Justo al lado de la mesa estará bien- opina-. Creo que saldrás muy bien en pantalla. 

- ¡Justo lo que necesito!- declaro con una palmada. Por supuesto que todo esto es mi falso entusiasmo haciendo su aparición. Tal vez tengo que considerar la posibilidad de salir tan mal en la televisión que Dante no querrá casarse conmigo ni muerto. 

La prima de Eadlyn [La heredera/La corona fanfic] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora