La prima de Eadlyn [La heredera/La corona fanfic] TERMINADA

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Me arrastro sobre mi culo hasta pegarme a una de las paredes más alejadas y gimo de dolor mientras la pelea sigue en otro lado. Mi tobillo palpita mientras veo como se hincha rápidamente y algunas lágrimas comienzan a caer por mi mejilla. Me llevo una mano a la mejilla para quitarlas pero hago una mueca de dolor. ¡Dios!

- ¡Caballeros!- exclaman las voces asustadas de los cocineros mientras entran en la cocina y comienzan a detener la pelea-. ¡Caballeros, por favor!- siguen diciendo mientras los separan.

La pelea se detiene poco a poco cuando dejan de forcejear y comienzan a jadear por todo el esfuerzo que han hecho para solo pegarse unos puñetazos que no sirven para nada.

- ¿Dónde está la princesa Eadlyn?- preguntan a los chicos.

- Creo que se ha salido corriendo- responde Kile entre jadeos. 

- ¿Y la señorita Singer?- pregunta el cocinero. 

- Aquí- murmuro levantando la mano desde una esquina de la habitación junto a una mesa llena de platos y cubierta por un mantel blanco. 

- ¡Señorita!- exclama uno de los cocineros mientras se acerca y me toma de la mano para tirar de mi. 

Todos me están mirando ahora. La cara de Kile está contusionada en una mueca de arrepentimiento. Apoyo el pie derecho en el suelo y suelto un grito de dolor cuando apoyo mi peso en él. 

- ¿Qué le pasa?- pregunta el cocinero preocupado. 

- Es mi tobillo- le digo entre lágrimas que se derraman sin que me de cuenta de que realmente estoy llorando. Esto es vergonzoso. 

- La llevaremos a la enfermería de palacio junto a los demás- dice mientras se acerca junto  mi-. Supongo que no puede caminar, ¿verdad?- Asiento en respuesta-. Si me permite, voy a cargarla. 

- Está bien- digo mientras dejo que me coja y me levante del suelo para llevarme hasta la enfermería. 

- En cuanto a los demás- dice el cocinero levantado la vista de mi para mirarlos-. Acompáñenme a la enfermería. Y procuren no pelearse por el camino. 

El cocinero me lleva en brazos hasta la enfermería mientras los demás nos siguen. Cuando cruzamos las puertas un doctor nos recibe y comienza a indicarnos a donde ir. El cocinero me deja sobre la camilla que le indica el doctor.

- Gracias por traerme- le digo al cocinero antes de que haga una inclinación de cabeza y desaparezca fuera de la enfermería. 

Todos estamos en la misma habitación así que compruebo como todos los chicos están siendo atendidos. Henri con su corte en la ceja, Kile en el labio... y todos con arañazos y moretones. 

Todos evitan mirarse entre ellos, aunque ninguno se corta a la hora de mirarme a mi sentada en mi camilla. 

- Voy a examinarle el tobillo- me comunica mi doctor asignado mientras se detiene frente a mi. Retira mi zapato de tacón y lo deja junto a mi en la camilla de hospital-. Voy a moverle el pie con delicadeza y quiero que me diga cuándo le duele. 

Asiento y después el doctor procede a hacerlo. Gimo de dolor cuando lo gira un poco y agarro mis manos a los lados de la camilla. 

- Lo siento- dice mientras se detiene-. Voy a hacerle unas radiografías. 

Después de las radiografias me comunica que el tobillo no está roto, pero que tengo un esguince. Me ponen una vía intravenosa con analgésicos. Una enfermera comienza a vendar mi tobillo hasta la rodilla cortando mi pantalón ajustado y otra revisa el maratón que tengo en el hueso de la mejilla. Voy a pasarme las próximas dos semanas yendo de un lado para otro del palacio con muletas. Sí, la perspectiva no es muy buena. Nada de tenis, nada de montar a caballo... o tal vez eso sí.