Bath Time

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(Hora del baño).

InuYasha comenzó a quitarse la ropa, .¡qué pervertido!. Kagome quiso cerrar los ojos, pero ellos no respondieron. ¿Tal vez ella era la pervertida?

Ver a un hombre desvestirse y tomar un baño, puede resultar ser lo más sensual que jamás se haya visto en este pequeño planeta. Kagome lo aprendió de la "peor" manera.

Kagome caminó torpemente por el barranco, intentaba tener cuidado para no caerse o hacer algún ruido. Lo último que necesitaba es que la descubriera.

Alargó una mano y se sujetó fuertemente de un tronco joven, percibiendo el dulce vapor de las aguas termales. Parpadeó confundida por la sensación que despertó en su pecho y con muchísimo más cuidado volvió a bajar.

Era de noche.

La luna no estaba, las estrellas apenas iluminaban y la fogata que ellos dos habían preparado para pasar la noche estaba algo alejada. Se dio cuenta que había dejado los fragmentos allí, pero su curiosidad pronto le hizo olvidar todo lo relacionado con la Perla de las Cuatro Almas.

Agachándose, se metió entre unos arbustos que rodeaban y protegían al agua termal, separó unas ramas lo suficiente para ver y lo buscó.

Ahí estaba.

Se preguntó por qué estaba arrodillado y mirando fijamente el agua. Se lo notaba pensativo y muy callado, demasiado quieto para ser InuYasha… y muy solo.

¿Se sentía solo, acaso?

El corazón de Kagome se encogió ante ese pensamiento. Lo último que quería es que él se sintiera así, InuYasha siempre estuvo solo y… bueno, ella quería quitarle esa soledad.

Vio como él golpeaba al suelo de piedra y se levantaba. Giró sobre sus talones y parecía que iba a marchase, Kagome hizo un amago pero abrió los ojos a más no poder. ¿Qué… qué estaba haciendo?

, pensó Kagome con el corazón latiéndole a mil por hora. Quiso cerrar los ojos, pero ellos no respondieron. ¿Tal vez ella era la pervertida? .¡No, qué tontería!

InuYasha se había quitado el haori y lo estaba doblando con cuidado. Se encontraba sentado en una roca y lo hacía todo con calma, con lentitud, como si supiera que ella estaba ahí, escondida en alguna parte, y lo hiciera todo a propósito.

"¡ !. ¡ seras baka, Kagome!"

InuYasha no sabía que ella estaba escondida, por supuesto.

¿No?

Se golpeó una mejilla suavemente, e intentó pellizcársela pero sus ojos estaban fijos en él, viendo qué ahora se estaba quitando su gi blanco. Di… Dios mío.

Lo había visto muchas veces, lo había curado infinidades de veces, hasta había tocado su piel, pero nunca… realmente nunca lo había visto así en su forma humana. No creía que hubiera mucha diferencia, además estaba bastante lejos, pero… pero igual…

Unos cabellos negros se deslizaban por entre sus brazos, que parecían un poco más formados que de costumbre. Su pecho tenía los músculos algo marcados, no mucho, si no, más bien, lo necesario.

¡Pero su cabello…!

Parecía tan suave y rozando su piel… Kagome se estremeció, imaginándose a ese cabello tocar su piel con suavidad. Tocando cada parte, rozándola, estremeciéndola.

Se tapó la boca para evitar soltar un suspiro.

Entonces, InuYasha se levantó.

"Oh, no… ¡No, no, no hagas eso!"

One-Shot Inuyasha Donde viven las historias. Descúbrelo ahora