Capítulo 6: Un Paso A La Vez

63 3 2
                                    

Editado

[Narrador Omnisciente]

Tras salir de la academia. Se aventuraron en una zona repleta de ruinas. Pasando por calles desiertas. Repitas de escombros. Cadáveres mezclados en los edificios. Manchas de sangre por si quiere pintando el piso de un deplorable color carmín. Gritos desesperados de supervivientes atrapados rogando por ayuda. O simplemente personas desesperadas dando vueltas buscando a quién robar. Como las provisiones de Gakuppo y Luka, son limitados. Tienda que veían, tienda que asaltaban. Medicamentos, comida y agua es su prioridad. El resto sólo generaría un bulto innecesario.

Por horas, caminaron bajo el sol. Por suerte las ropas que llevan puestas son livianas. Pero poco pudieron hacer cuando el cielo se cubrió de nubes grises. Sabiendo que no pueden viajar bajo la lluvia. Simplemente empiezan a buscar donde pasar la noche. La tarde había caído hacía tiempo ya... Aún si la lluvia desaparece rápido, no podrían seguir porque la noche los atraparía. Las primeras casas que pudieron encontrar abiertas. Ya estaban ocupadas por alguien. Algo de esperarse siendo que esa zona está en un bien estado. Para los aventurados y/o supervivientes. Ese lugar es un edén para sobrellevar la tragedia. Muchas de esas casa ya han sido permanentemente ocupadas. Con lugares perfectos para buscar provisiones y un refugio. Esa parte se vuelve mucho más riesgosa que cualquier otra. Los vagabundos ahí, defenderán con unas y dientes su hogar. Con el clima en contra, lo mejor será buscar un refugio donde poder prender un fuego. Esa noche, gracias a la lluvia, sería una muy fría.

Incluso con esos detalles sabidos y aceptados. Tanto el profesor como la alumna permanecen en silencio. Incluso si hablar no les asegura su muerte, no lo harían. Entre ellos sólo existe la paz y la quietud. El silencio mutuo que guardan es demasiado tenso. Incluso si alguien viniera con tijeras en mano. Podría cortar el aire incluso sin la ayuda de las tijeras. Es casi palpable la incomodidad. El orgullo y lealtad de ambos a sus respectivos clanes. Les impide aceptar sus sentimientos.

El tiempo avanza rápido y sin piedad. Dentro de poco oscurecerá. El principal motivo para evitar trasladarse de noche es por la disminuida visibilidad. Dándole un buen provecho a las sombras. Cualquiera podría pasar desapercibido y atacar al primer incauto que encuentre. Y con esto de que el cielo amenaza con lluvia. Sería aún más inseguro entrar en algún tipo de combate de autodefensa.

Pasando por largas calles. Rogando al tiempo no avanzar tan rápido. Investigan rápidamente las casas abiertas del alrededor. Una tras otra, todas ocupadas. Desde fuera, ha algunas podía verse sus okupas. Ha otras hubo que acercarse. Pues sus habitantes eran muy discretos con respecto a su presencia. Cuando todo ya parecía perdido. Cuando ya se habían resignado a no encontrar refugio. Lo encontraron. Una casa muy apartada de las otras. Oculta entre las malezas. Una casa que parecía estar abandonada desde antes del terremoto. Está apuntalada. Con grietas por doquier. La naturaleza había reclamado su lugar. No era pésimamente seguro que siguiera en pie por mucho tiempo. Pero eso es mejor a no tener nada más.

Abriéndose paso por la maleza. Logran llegar a la entrada. Desde fuera incluso se podía ver que es un casa muy chica. Abandonada por todo y por todos. Sin más tiempo que perder. Quitan algunos tablones que mantienen a los intrusos fuera. Cuando pueden pasar. Pasan por debajo de las tablas superiores, trancado la puerta detrás de si. El lugar por si sólo es helado. Investigando un poco, encontraron un barril bastante roto donde prender fuego sin incendiar todo el lugar. Mientras Gakuppo se encargaba del fuego. Luka apostaba lo necesario para dormir en ese lugar. Tras haber entrado al recinto. La lluvia empezó a caer. El aire tiene un hermoso aroma a lluvia pero a su vez el aire es gélido. Una noche perfecta para dormir en un lugar cálido.

Con tomo listo. La alumna aprovecha el momento para perderse mirando por la ventana. Abrazando su cintura con un brazo y una mano en el corazón. Mira hacía fuera sin pensar en nada. Sólo mirando la noche. El profesor en cambio, con el fuego listo. Sólo observa a la joven. Pérdida en la vista lluviosa de la ciudad. Considerando si acercarse o no. Alumbrada por la suave llama de un ardiente fuego. Su pequeña figura obtiene una apariencia tan hermosa. Cada parte de su ser le impulsa a ir a abrazarla. Pero la distancia entre ellos parece crecer a pasos agigantados. Como si al más puro jamás fuera capaz de acortar esa distancia.

La Ninja Y El Samurai [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora