Capítulo 5: Últimos Detalles

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Editado

[Narra Luka]

La mañana del viaje llegó. La Noche anterior me costó demasiado dormir. A decir verdad, estoy aterrada. No es como otras veces en las que haya ido a ciudad por provisiones. Tengo miedo de fallar. Y como si fuera poco, tengo que viajar por diez días con alguien que me trata peor que a basura. Admito que yo tampoco soy una santa. Pero en los últimos días empecé a trabajar para mejorar nuestra relación. Claro que mi paciencia no es la mejor precisamente. Aún si tuviera paciencia o no. Si ese samurái no se esfuerza, todo será en vano. Hoy antes de empezar con los preparativos finales voy a ver de hablar con él. Ya a está altura, mi orgullo y lealtad amo gente. Son lo único que me impide admitir que amo a Gakuppo.

Al despertar, todo lo que veo es un sol recién saliendo y a mis compañeras durmiendo. Sin ganas de seguir ahí me levanté a seguir con mi vida. Con los primeros rayos del sol alumbrado mi camino. Paso por los pasillos de las instalaciones preguntándome que será de Gakuppo y de mí aparte de hoy. Casi que en automático, mis pues me llevan a la terraza. La mañana es fría y ventosa. Apoyada en el barandal. Admiro la vista deplorable de una ciudad en ruinas. Recordando cada paso. Cada ruta. Cada zona. Cada escondrijo. Armo en mi mente un mata de la ciudad demarcando zonas de paso seguras. Relativamente.

El sólo hecho de encontrarme a mi misma pensando en esto, me hace pensar. Se siente tan extraño. Para está altura de mí vida, sólo me veía haciendo mis deberes y asistiendo a mis entrenamientos diarios. Reuniones con los jefes. Convivencias forzadas con mi familia. A lo sumo algún tipo de intentó de forzarme a casarme por parte de mis padres. Quién diría que por un simple desastre natural, me encontraría aquí. Pensando en una ruta segura para ir a la ciudad universitaria. Hacer de cartera para rostros que apenas conozco. Conviviendo y haberme enamorado de un Samurái. Si mi madre me viera ahora, estaría tan decepcionada de mi. Es como si ya no me conociera a mi misma. Viendo en lo que me he convertido, sólo miro a un extraño.

Mirando al cielo, noto nubes grises acercándose por el oeste. Sólo espero que la lluvia no nos agarré de día. Nadie sabe lo que puede pasar en lo que queda de una ciudad.

Dejando salir un corto suspiro me acomodo en mi lugar. Con la vista fija en el suelo. Los brazos estirados y la espalda doblada. Junto fuerzas para seguir. Estos viajes rutinarios a la ciudad me han costado mucho más que las energías. Ya a duras penas logró convencerme de volver. Sería tan sencillo simplemente dar la vuelta y desaparecer entre las ruinas. Comenzar de cero. Ocultarme de todos y de todo. Un nombre nuevo. Una vida nueva. No más samurái. No más miedo. No más tristeza. No más reglas absurdas que seguir. Ese sería un hermoso sueño. Lástima que la realidad golpee tan duro. Eso jamás podría pasar. Son un ninja desde la cuna y eso seré hasta mi día final. Debo de aceptar la realidad que toca vivir y jamás volver a pensar en desertar. Mi honor ya no puede ser dudado de esta forma.

Por ahora, será mejor que me vaya a la biblioteca. Ya me deben estar esperando.

[Narrador Omnisciente]

Evitando cualquier tipo de contacto. Pasa por los pasillos ignorando a toda persona con la que se haya podido topar. Con el rumbo fijo. Sólo piensa en el mapa mental de la ciudad. Considerando cada peligro que pueda haber. Su destino es simple. La biblioteca del lugar. Si bien no es muy grande. La función para la cual fue pensada. En éstos momentos no tiene sentido alguno. En medio de la crisis, el pánico y la desesperación. ¿Quién se preocuparía por sus estudios o por disfrutar de un buen libro? Es una de las partes más abandonadas del lugar. Para lo único que ja llegado a usarse fue para las pocas excepciones en las que algún que otro. Buscando un escape de la realidad. Intentó leer un libro. Pero sólo fueron intentos en vano. Muchos de los libros ahí, no son muy buenos. Los pocos interesantes sólo hablan de desastres naturales y eso es de lo último quiere saber en un momento así. Lo polvoriento y mal mantenido del lugar, sólo dan un aspecto algo tétrico. Esa apariencia sombría puede percibida incluso desde fuera. Estando ubicada  en una parte remota de las instalaciones. El sólo hecho de adentrarse en esos pasillos oscuros es estremecedor.

La Ninja Y El Samurai [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora