Capítulo 1

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Actualidad...

Me encuentro en un pasillo. Es completamente blanco, y no hay decoración alguna. Hay una persona delante de mí. Sus dorados y rizados cabellos brillan con la potente luz de las bombillas planas del techo. Sus ojos azules me miran fijamente, como queriéndome decir algo que, con palabras, no puede. La observo más detenidamente, y me doy cuenta de que es mi madre. Instintivamente, intento correr hacia ella, pero mis pies no se despegan del suelo. Intento moverlos, pero no lo consigo. De repente, un fuerte estruendo hace que mire hacia delante. Pero mi madre ya no está de pie, sino en el suelo. Una mancha roja va creciendo poco a poco a su alrededor. No quiero mirar, sé lo que significa, pero hay algo que me impulsa a hacerlo. Algo aparece detrás del cuerpo sin vida de mi madre. Es una sombra oscura, pero sé que es una persona. Dice algo, algo que me es muy familiar: <<El objetivo no era ella, eras tú>>. Entonces, levanta su mano, y el rayo blanco aparece. Pero, justo cuando está a punto de alcanzarme, todo acaba.

Me incorporé de golpe, con la respiración agitada y con la frente llena de sudor. Las sábanas estaban revueltas alrededor y debajo de mi cuerpo, y la cama estaba casi desecha. Me llevé una mano al pecho, intentando controlar mi respiración agitada. Aquella era la tercera vez que pasaba en aquel mes. Las pesadillas se repetían cada vez más a menudo. Siempre era la misma, pero siempre era igual de aterradora.

Di un suspiro, cansada de que aquella situación se volviera a repetir. Me giré levemente hacia la derecha y me incliné hasta que pude alcanzar el botón en la pared, encima de la mesilla de noche de madera blanca, para llamar a mis doncellas. Afortunadamente, nunca tardaban mucho. Roxi y Laura eran las doncellas más serviciales y leales que había en todo el palacio.

Mientras que Roxi era algo baja, con el pelo negro azabache y rizado, y con unas cejas muy pobladas, Laura era más alta. Su pelo era pelirrojo y largo, su piel casi como la porcelana y unos finos labios, que hacían que sus pómulos se notaran rosados siempre. Apenas dos minutos después, llamaron a la puerta. Sabían que no necesitaban que las diera permiso para entrar, y más si las llamaba en plena noche.

−¿Señorita, se encuentra bien?− preguntó Roxi, claramente preocupada.

−He tenido otra pesadilla...− dije jugueteando con un extremo de las sabanas.

−Señorita...− dijo Laura con un tono apenado.

−¿Quiere que llamemos al médico?− sugirió Roxi.

−¡No!− exclamé, mirándolas fijamente.

Si se lo decían al médico, él se lo diría a mi padre. Últimamente, tenía demasiado trabajo, y estaba muy estresado. Lo último que quería, era darle una preocupación más.

−Pero, señorita... últimamente sus pesadillas son más frecuentes, creo que debería...

−¡He dicho que no!− dije con un tono autoritario. Odiaba tener que hablarlas así, pero, para que me hicieran caso, a veces era necesario.

−Está bien, ¿quiere que la traigamos algo?, ¿agua, tal vez?− preguntó Laura.

−Sí, por favor.

En menos de un pestañeo, Laura salió por la puerta de mi habitación en dirección a las escaleras, dejándome sola con Roxi, la cual se había sentado en el borde de mi cama y comprobaba si tenía fiebre.

−Afortunadamente, no tiene fiebre. ¿Le duele la cabeza?

−No.

−Entonces es igual que siempre, pero no por eso me alegro de que le pase esto.

−Ojalá pudiera hacer que parasen las pesadillas...

−Señorita, puede hacerlo, pero ya sabe lo que tiene que hacer.

The Crown (Parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora