Capítulo 18

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Una semana.

Una maldita semana, eso es lo que había pasado desde la rueda de prensa.

Y estaba segura de que habían sido los peores siete días de mi vida. La rueda de prensa fue peor de lo que me imaginé. Tuve que luchar conmigo misma para no desmoronarme en más de una ocasión. Las preguntas, la mayoría relacionadas con una posible muerte de los monarcas; las palabras de consuelo, carentes de sentido, pues nadie era capaz de imaginarse por lo que estábamos pasando Christian y yo; ese vago recuerdo de que ''estábamos juntos, y por eso podíamos apoyarnos el uno al otro''...  Todo, absolutamente todo, fue un duro golpe contra la barrera que había creado alrededor de mis sentimientos para no desmoronarme, y a punto había estado. Pero, por mucho que no me gustase admitirlo, tener a Christian a mi lado en aquel momento fue un gran apoyo, y estoy casi segura de que yo también lo fui para él.

Los siguientes días transcurrieron llenos de noticas sobre la desaparición en todas las cadenas de comunicación. Incluso en los programas de prensa rosa, donde hicieron un especial de la vida de mi padre desde que se casó con mi madre, y lo duro que había sido para el país la muerte tan prematura de su reina. Eso sí, en ningún sitio se olvidaron de recalcar lo duro que sería para la familia real la posible muerte del rey. Eso me hizo sentir furiosa: ¿en serio tenían que darle tantas vueltas a lo que ya era evidente? ¿De verdad era necesario tener un recordatorio constante de la situación que nos rodeaba? La gente protestó. No sé muy bien por qué o a qué, pero en seguida salieron a las calles, pidiendo la vuelta inmediata de su rey. ¿A quién demonios se lo estaban pidiendo? ¿A mí, que no podía hacer nada más que quedarme donde estaba porque ahora era yo la encargada de dirigirles, y que no podía hacer nada más que reforzar la búsqueda? Por un momento, la pesadilla que tuve me vino a la mente. Pero era imposible que de verdad Blake, que ni siquiera existía de verdad, hubiera secuestrado a nuestros padres. ¿Quién en su sano juicio me creería, cuando ni siquiera lo hacía yo? Lo último que necesitaba es que me tachasen de loca en pleno conflicto internacional.

Pasé mucho tiempo con mis amigos y con mis hermanas. Bianca seguía sin dirigirme la palabra, y me prometí a mí misma que estaba vez no iba a ser yo la que cediese en sus berrinches. Emma se mantenía fuerte, siempre había sido así; pero también sabía esconder muy bien sus sentimientos. Hasta que no pudo más.

Una noche, mientras me preparaba para dormir, se presentó sin avisar en mi habitación. Normalmente no las dejaba entrar. No me gustaba compartir mi espacio personal con nadie, ni siquiera con ellas por muy unidas que estuviésemos. Pero ver aquella expresión tan demacrada en su rostro me hizo ablandarme del todo. Sin decir nada, extendí los brazos y ella vino corriendo hacia mí. Me rodeó la cintura con los brazos y enterró su cabeza en mi pecho, sollozando. Me dediqué a acariciarla el pelo hasta que se calmó, y después la invité a dormir conmigo. Hacía años que no dormíamos juntas. Cuando era más pequeña, tenía miedo a la oscuridad. Hubo una temporada en la que siempre se presentaba en mi habitación en mitad de la noche y se metía en mi cama sin yo decirla nada, porque no hacía falta.

―Lo siento ―dijo de pronto.

La miré con el ceño fruncido, confusa.

―¿Por qué?

―¿Recuerdas aquel año, cuando celebraron el quinto aniversario de la muerte de mamá?

Asentí, tensa. Yo tenía diez años, y ella ocho. No fue un día muy feliz.

―Te dije que eras tonta por ponerte a llorar por alguien al que ni siquiera recordabas con claridad.

Lo recordaba perfectamente. No sé qué me hizo más daño, si el recuerdo de mamá borroso en mi mente, o que a ella le diese exactamente igual. Aquella misma noche se lo conté todo a mi padre llorando, sin ser consciente de que a él le afectaba probablemente más su muerte que a mí. Y él, contra todo pronóstico, defendió a Emma. Al principio me enfadé, pero me hizo comprender que ella apenas tenía un año y medio cuando murió, no se acordaba de ella. No era lo mismo extrañar a alguien al que solo has conocido en fotos y en videos, que hacerlo cuando ha pasado el suficiente tiempo contigo como para quererle con tu vida.

The Crown (Parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora