Capítulo 10

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Decidí dar por terminado el desayuno en el jardín. No podía seguir permaneciendo al lado de Christian sin dar mil vueltas en la cabeza lo confundida que estaba en aquel momento, y tan solo conseguía ponerme aún más nerviosa. Ordené a las doncellas que recogieran la mesa y las sillas, y que se llevaran las tazas, la tetera y el plato con pastas. Yo había decidido volver a entrar al interior del palacio, pero Christian me dijo que se iba a quedar un poco más en el jardín. Parecía confuso y distraído cuando me lo dijo. Supuse que querría estar solo para pensar, pero... ¿pensar exactamente en qué?

Como ya he dicho, cientos de ideas y pensamientos no dejaban de aflorar y anclarse en mi mente, confundiéndome más y más. Era exasperante. ¿Por qué no podía dejar de pensar en ello? Nunca antes me había pasado algo parecido, ni siquiera cuando tenía que comerme la cabeza pensando en nuevos proyectos o presupuestos para distintas actividades del país. Decidí que lo mejor sería distraerme un poco de todo, y nadie mejor para eso que Elyn y Kelsey.

Lo primero que observé cuando abrí una de las enormes puertas, fue que la tarima negra ya había desaparecido, y con ella todos los equipos de grabación. Era increíble cómo de rápidas eran las personas encargadas de recoger las cosas de palacio. Di unos pasos dentro del salón, aun mirando el lugar donde había estado la tarima; pero cuando dirigí mi mirada a donde procedían una serie de ruidos, me paré en seco: todos (menos Christian), incluida Sofía, estaban viendo la gran televisión de pantalla plana que había situado en una de las paredes, y en ella se estaba emitiendo la entrevista que nos habían hecho una hora antes, justo el momento del beso entre Christian y yo. Aquel mismo día habían retirado las alfombras del suelo para que las cámaras pudieran moverse sin problemas, y aun no las habían vuelto a poner. Por eso, cuando di media vuelta e intenté caminar de nuevo a la puerta, los tacones repiquetearon contra el suelo de mármol, llamando la atención de todos.

–¡Liv! –oí que me llamaba Bianca. Ella siempre me había llamado así.

Yo apreté los ojos y cogí aire antes de volver a girarme en su dirección. Sabía que lo que venía a continuación no iba a ser de mi agrado.

–Hola –dije como si nada y con una sonrisa.

–¿Cómo que hola? –me preguntó Elyn, la cual vino dando grandes zancadas hasta mí, me agarró de la muñeca y prácticamente me arrastró hacia donde el resto estaban, y me obligó a sentarme a su lado en el sillón.

–¿Qué significa eso? –me preguntó señalando la televisión, la cual ellos mismos habían detenido justo en el momento en el que se emitía el beso.

Yo lo miré detenidamente unos pocos segundos, y después arrebaté el mando a distancia a Nathan y apagué la televisión.

–¿El qué? –pregunté inocentemente, guardando el mando entre la falda de mi vestido para que no lo volvieran a coger.

Liam suspiró pesadamente mientras ponía los ojos en blanco.

–No te hagas la tonta, explícanos lo del beso.

–No tengo por qué explicar nada –dije mirando a otro lado y cruzándome de brazos.

–Pues yo creo que sí. ¿No se supone que no te caía bien? –dijo Kelsey, señalado la pantalla apagada.

Bufé, pero por motivos que ellos no comprendían. Sí. Aquella era la idea: fingir que no me caía bien, que nos odiábamos. Pero aquel estúpido beso lo había arruinado todo. ¿Por qué demonios había tenido que hacer Christian eso? Es que no podría, no sé, ¿haber dicho que no nos gustaban las muestras de afecto en público o algo así?

–Fue un impulso. Todos sabéis que eso de que Christian y yo tenemos una relación desde hace años es mentira, y teníamos que fingir. La descarada de Évolet había estado a punto de describir el pastel, así que Christian hizo lo que consideraba necesario para que aquello no ocurriera.

The Crown (Parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora