La sala está completa de personas con vestidos y trajes elegantes, listas para aportar dinero a la organización benéfica de los Freeman, de la que ahora forma parte mi madre.
Había logrado convertirse en una figura importante para la empresa, con la dicha de salir en periódicos y múltiples revistas.
-Atención a todos -dice mi madre con una voz entusiasta desde la plataforma, a lo que todos dirijen su atención a ella desde sus respectivas sillas- como saben, mi nombre es Susanne Scavo y como parte de la beneficiencia quiero darles una calurosa bienvenida a todas las personas que han venido, ahora nuestro vice-presidente Bart Freeman dirá unas sabias palabras.
La sala se inunda en aplausos mientras veo a mi prometido posicionarse frente al micrófono. Lo he escuchado ensayar su discurso durante los últimos dos meses, así que podría decir ese discuros al revés y al derecho. Alrededor de la enorme y bien decorada sala se encuentras los acomodadores que, aparte de dirigir a las personas a sus asientos, sirven los aperitivos y las bebidas, me dirijo hasta la barra y ordeno un whisky mientras todavía escucho la voz de Bart dando su discurso.
Después de lo que he visto ayer, necesito más que solo champaña.
Miro a Bart desde mi asiento y pienso en todo por lo que ha pasado, nunca fue fácil ser parte de una familia como la suya, y sin duda no es fácil para mí, esta nunca fue mi vida, ir a fiestas benéficas con vestidos caros y esconder mi gran multitud de problemas detrás de joyas y autos caros, luego llegar a casa y sentir que, aún teniendo todo, siento como si no tuviera nada, siento un enorme vacío en el corazón que no sé cómo arreglar, pero esas son cosas que hay que ignorar, nunca nadie estará satisfecho con lo que tiene, siempre habrá algo que le hará falta, sea verdad o no, siempre necesitará algo que no podrá tener por una u otra razón.
Soy feliz, de eso no tengo duda, y mi vida va bien, tengo un prometido que me ama y se preocupa por mí y una madre exitosa, es todo lo que siempre había deseado.
-Nuestra compañía no solo se dedica a rescatar personas que han sido maltratadas, sino también a ayudarlas a tener otra perspectiva de la vida, no somos sus dueños, somos sus amigos.
Esas palabras dan por terminado su discurso y todos aplauden, mi madre vuelve a apoderarse del micrófono.
-Muy sabias palabras de parte de un joven emprendedor -sonríe- ahora, con su permiso, un feliz consumidor de nuestros servicios dará unas cuántas palabras para cerrar con broche de oro nuestra introducción -sonríe y desaparece.
Busco detenidamente mi celular en mi bolso, ¿he mencionado que odio los bolsos tipo sobre? Son tan estrechos que de casualidad cabe mi mano en uno de ellos. De repente una voz masculina comienza a hablar desde la plataforma, aprieto los ojos fuertemente, incrédula de que esto pueda estar pasando, pero luego miro hacia la plataforma y confirmo lo que más sospechaba.
Harry está dando el discurso.
-Como propietario de una de las empresas más influyentes en América, quiero agradecer a esta organización por haberme instruido en un buen camino, sobre todo, agradecer a Rebecca Freeman por su hospitalidad y paciencia...
Mi quijada se descoloca de su lugar y lo miro fijamente. Es un hecho, mi suerte es una mierda.
Su mirada se fija en mí durante todo el discurso y veo como el esmeralda de sus ojos se aclara con cada palabra que pronunica.
Ese esmeralda que solía matarme.
Su discurso es breve y conciso, todos quedan encantados con él y aplauden hasta más no poder. Vuelvo a la barra y pido un martini con aceitunas.
Necesito muchos de éstos.
-¿Podría poner más aceitunas por favor? -digo al barman luego de habérmelas metido todas a la boca.
Mi corazón todavía late fuertemente y no entiendo por qué, al terminar la bebida le pido otra al camarero y comienzo a sentir como mi cabeza da vueltas, pero no estoy borracha aún, toda esta confusión, Harry en Nueva York tres meses antes de mi boda, es todo demasiado para mí.
-Demasiado alcohol para una mujer tan pequeña ¿no? -ríe sarcásticamente.
Harry se ha colocado a mi lado con el codo izquierdo sobre la mesa que dividía el bar del resto del salón. Su aspecto luce diferente, su piel está más cuidada, su colonia tiene un olor exquisito y se ha cortado el cabello.
-Una champaña por favor -se dirije al barman
Las palabras no salen de mi boca, simplemente estoy ahí, sudando frío delante de él, y odio que tenga ese efecto sobre mí, odio no poder decir nada. Harry se percata de mi anillo de compromiso y ríe sarcásticamente.
-Al parecer te ha ido bien sin mí -supone mientras le da un trago a su champaña.
-Yo...
-Lindo discurso de tu noviecito -dice, dejándome aún más paralizada.
-No ha sido mi culpa Harry, lo sabes.
-Nunca dije que lo fuera -sonríe.(...)
Sus labios besan los míos salvajemente al entrar al ascensor, presiona el botón de emergencia para que éste no se abra, su lengua explora mi boca sin permiso alguno y sus manos sujetan las mías contra la pared por encima de mi cabeza, dejándome aún más acorralada en su beso, luego me deja libre, pero su boca aún sujeta la mía sin tener planes de abandonarla, su mano derecha viaja por mi muslo, levantándolo a la altura de su cintura, mis manos viajan por su suave cabello.
Sus largos dedos acarician mi cuerpo son suavidad y en un abrir y cerrar de ojos se deshace de mi vestido, hago lo mismo con su saco y su camisa, mirando su abdomen lleno de tatuajes, igual que hace unos años, excepto que se nota que ha trabajado en él desde entonces, detengo nuestro beso un momento y lo acaricio con suavidad, escuchando solo nuestras agitadas respiraciones, luego lo miro a los ojos, sus verdes y poderosos ojos, que me llaman con deseo, sin pensarlo dos veces, corta la distancia que hace segundos nos separaba y acaricia todo mi cuerpo, lo que hace que me estremezca ante el tacto de sus ágiles dedos, muerde salvajemente el lóbulo de mi oído, dejándome escuchar su agitada respiración una vez más.
Su respiración, sus caricias, no hay algo en él que no me haga salir de mi cordura, la sola manera de besarme, haciéndome sentir tan deseada, esperada, tan especial. Sus labios viajan por mi cuerpo y deseo exageradamente que estos vuelvan a mi boca.
En menos de lo esperado, veo como mete sus manos en sus bolsillos y saca un pequeño sobre plateado.
¿Qué estoy haciendo?¿en qué me estoy metiendo?

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Demente (h.s.)
RomanceY lo peor es; que nadie está a salvo de enamorarse, de ser engañado, maltratado, nadie está libre de nada.