En cuanto me volteó, me lanzo directamente a sus brazos para envolvernos en un fuerte abrazo. Lo había extrañado demasiado.
Después de unos minutos, nos separamos, para estos momentos mis ojos están picando por las lágrimas que tengo acumuladas, pero no las dejo salir, no quiero llorar y arruinar el momento.
—Prima, cuanto tiempo sin saber de ti.
Mi primo, Jonathan, el cual tenía una larga temporada sin ver, por motivos que ya no tenían ninguna importancia, eso era lo que decía para tratarme de convencer a mi misma, en fin, no tenía ningún caso arruinar el momento.
Me daba nostalgia traer al presente esos recuerdos , así que poco a poco deje de traerlos y tratar de olvidarlos, aunque no lo logre a la perfección, tan siquiera ya no estaban presentes todos los días.
Con un movimiento de cabeza, aleje esos pensamientos antes de que siguieran un rumbo del que no los podría sacar, no deberían de tener importancia, mi primo estaba conmigo aquí y ahora y sólo eso debería de importar, sólo eso.
—Demasiado diría yo.— suspire melancólica, todavía no me lo podía creer.
Me escaneó con la mirada, antes de volver a hablar —Pero vaya lagartija, has cambiado demasiado, quien lo diría
Lagartija, el sobrenombre que me había ganado desde que éramos niños. Que momentos aquellos. En ese entonces, todos éramos felices, muy felices, pero el tiempo pasa y las cosas cambian.
Le golpeé de manera juguetona el brazo —Vaya hace mucho que no me decían así.
—¿Recuerdas por qué te decíamos así?.— me dedico una sonrisa burlona.
Le tape la boca antes de que continuará —Cállate, no arruines el momento.
—Si no fuera experto en arruinar momentos, dejaría de ser yo.
Eso era tan él, lo había extrañado demasiado.
El resto de la tarde paso en anécdotas del pasado, pero anécdotas buenas, nuestras risas eran tan escandalosas que más de una personas se nos quedó fue do raro, como si fuéramos dos locos. Aunque si nos poníamos a pensar de cierta forma lo éramos, pero solo lo sabíamos el y yo.
—Primito, toda la gente nos está viendo raro por tu culpa.— le digo para molestarlo.
Me miró curioso por mi comentario, idiota —¿Por qué dices?
—No seas idiota Jonathan, te ríes súper feo, pareces foca en un cuerpo de humano.
Su cara de incredulidad estaba para tomarle una foto —¿Disculpa?— parecía mujer —Mi risa es súper perfecta, siempre todas la chicas me lo dicen.
—Déjame decirte que te han mentido, tendrás otras cosas perfectas, pero te aseguro que no es tu risa.
¿En serio dijo eso? Iug.
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Mi Jefe es, Mi Marido | ✓
ChickLitPrimer libro de la Duología: Matrimonio Evans. ¿Qué pasa cuando firmas un contrato sin leerlo para que no te despidan? ¿Y qué ocurre si ese contrato consiste en que te casaste con tu Jefe? ¿Y qué pasa cuando tu jefe se convierte en tu marido? Eso es...