Toda la noche me la pase planeando mi venganza contra Landon, y después de horas de insomnio logre sacar una, una sencilla pero que debería tener cuidado si no quería salir lastimada.
La venganza solo consiste en tres simples pasos:
Seducirlo, sería fácil con ese libido que se carga.
Enamorarlo, no tenía idea si podría lograrlo.
Destruirlo, mi parte favorita.
Quiero salir un poco a distraerme al centro comercial y de pasada hablar con Samanta sobre mi plan, seguro ella me aconsejara.
Y reponer la otra noche que Landon arruino nuestrso planes sobre nuestra noche de chicas.
También pasar a visitar a Alex está en mi lista de cosas por hacer, le debía una explicación.
—¿Emily va a salir?
—Si Elena, si el señor Landon pregunta por mi le dices que estoy ocupada y en mi habitación.
Me miro extrañada —Sólo si pregunta.
No tendría porque preguntar, yo hacia con mi tiempo lo que se me diera en gana.
—¿Quiere que le diga a Joe para que la lleve?
—No, yo me puedo mover sola.
Solo asintió y se fue, después de todo mis asuntos no eran de su incumbencia.
Iba a salir cuando topé con una pared, literalmente —¿A dónde vas y por qué no quieres que me entere?
Genial, lo que me faltaba, tener que lidiar con el señor de la casa.
—Por ahí.— me escogí de hombros tratando de restarle importancia —Y además no es de tu incumbencia.
—Todo lo que involucre a mi esposa lo es.
¿Cómo se atrevía? Cada vez que quisiera molestarme usaría eso en mi contra.
—Una esposa que conseguiste gracias a un estúpido contrato.
—¿Y que diferencia hay?
Era desesperante tratar con él.
—Olvídalo. Si me disculpas tengo mejores cosas que hacer que perder el tiempo contigo.
—Yo te acompaño.
—No, no necesito tu compañía.
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Mi Jefe es, Mi Marido | ✓
ChickLitPrimer libro de la Duología: Matrimonio Evans. ¿Qué pasa cuando firmas un contrato sin leerlo para que no te despidan? ¿Y qué ocurre si ese contrato consiste en que te casaste con tu Jefe? ¿Y qué pasa cuando tu jefe se convierte en tu marido? Eso es...