Ya había pasado una semana desde que se había echo la cena y que tenía que convivir con Adelia y su esposo Kaleb, ya me estaba acostumbrando a su presencia.
A todo mejor dicho, ya era una rutina; dormir en la misma cama que Landon, desayunar con Adelia, jugar con Bobby, comer con Adelia y Kaleb, y cenar los cuatro juntos.
Lo más sorprendente de esta semana era que Landon y yo ya habíamos aprendido a soportarnos. Ese era un paso gigantesco en nuestro matrimonio.
Adelia llego a interrumpir en la comodidad de mi habitación —¿Me haces un favor?
Me encogí de hombros —Supongo.
—Landon se fue temprano hoy y no almorzó, estoy preocupada por él, ya está atardeciendo y te puedo asegurar que él no ha probado bocado en todo el día.
Puse una mueca de decepción —Que mal por él.
—Es tu marido Emily, no finjas como si no te importará.
—¿Cuál es el favor?
—Que le lleves la comida.— me indico que la siguiera y así lo hice.
Cuando llegamos a la planta baja ya tenían todo preparado, achique los ojos, lo tenían todo planeado, era una estrategia de Adelia.
Tomé la canasta con la comida y salí de la casa, me subí a mi carro y conduje directo para la empresa. Tatareaba canciones que salían en la radio para que se hiciera mas rápido el viaje, y así fue.
Llegando a la empresa saludé a Margaret y subí directamente a la oficina de Landon, casi entraba cuando una voz femenina me detuvo.
¿Voz femenina? ¡Oh por dios! Las únicas personas que están aquí en el último piso son el jefe y la secretaria, y yo era su secretaria.
Solté un gruñido de molestia, el muy idiota ya había buscado mi reemplazo.
Me escaneó con la mirada y puso una mueca de asco —¿Qué se le ofrece?
Inhale y exhale tratando de contenerme, aunque tenia que admitir que cuando yo era la secretaria de Landon había tratado así a las amiguitas-zorras de Landon. Pero yo no era una maldita zorra para que me tratará de esa forma y ni siquiera era excusa mi vestimenta, andaba formal.
—Vengo a ver a Landon.— puso una mueca de disgusto al escuchar que lo llamaba por su nombre.
Ese gesto me extraño, estaba segura de que la mayoría de New York ya sabia que el magnate Evans estaba casado y suponía que deberían de saber que conmigo.
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Mi Jefe es, Mi Marido | ✓
Chick-LitPrimer libro de la Duología: Matrimonio Evans. ¿Qué pasa cuando firmas un contrato sin leerlo para que no te despidan? ¿Y qué ocurre si ese contrato consiste en que te casaste con tu Jefe? ¿Y qué pasa cuando tu jefe se convierte en tu marido? Eso es...