Capítulo 10: Nuevo hogar

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Me dejo caer exhausta en la cama de mi habitación, observo todo con melancolía, pensar que ya no viviré aquí me hace recordar todos los buenos momentos que pasé en este lugar

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Me dejo caer exhausta en la cama de mi habitación, observo todo con melancolía, pensar que ya no viviré aquí me hace recordar todos los buenos momentos que pasé en este lugar.

Pero también hay otros motivos que me deprimen, como saber que ya no podré ver todos los días a Alex o ya no podré tener noche de chicas con Samanta, y un montón de cosas más.

Me aterra saber que cuando salga por esas puertas ya no volveré a ser la misma, mejor dicho, mi vida ya no volverá a ser la misma.

Cierro los ojos y respiro hondo, quiero recordar el olor que desprende mi departamento.

Mi felicidad dura poco, porque alguien empieza a tocar el timbre de una manera desesperada.

¿Qué no le enseñaron a ser paciente?

Le dejo la puerta abierta para que entre y él sin hacerse esperar lo hace, entrando, empieza a revisar mi departamento con la mirada.

—No todos nos podemos dar el lujo de vivir en una mansión.

—¿Estás lista?

—Si, me la pase toda la tarde empacando.

No sabía porque le había dicho eso, no me gustaba dar explicaciones y sin embargo lo había hecho y ni siquiera me las había pedido.

¿Qué me estaba pasando?

—¿Entonces ya nos podemos ir?

—Si, sólo deja cambiarme.

Fui a mi habitación, a despedirme de ésta y obviamente a cambiarme. No me percaté de la presencia de Landon, el cual al parecer me había seguido, hasta que me había quitado la blusa. Mierda.

—¿Qué haces aquí? Fuera, vete.— pero no se movía —Ahora.

Pero seguía sin moverse y cuando reaccionó y pensé que se iba a salir, me dejó atónita, venía hacia mi, hacia mi.

Se posicionó atrás de mi, su boca se encontraba cerca de mi cuello y se había encargado de colocar sus manos en mi cintura, mi cintura desnuda, todavía no me había colocado la blusa.

¿Cómo había llegado de empacar la maletas a encontrarme en esta posición con Landon?

En escalofrío me recorrió el cuerpo entero. Peo no sabía que era algo bueno o malo, esperaba que fuera malo.

No quería parecer débil ni nerviosa, tampoco quería tartamudear pero termine haciéndolo. Sus manos quemaban sobre mi piel, era una sensación demasiado abrumadora —¿Q-qué ha-haces?

La pregunta fue estúpida, pero en este preciso momento no estaba pasando nada coherente por mi cabeza, y eso se lo debía a él, a Landon Evans.

—Paso tiempo de calidad con mi esposa.

—Sal de mi cuarto, quiero cambiarme.— mi voz salió más chillona de lo normal, hasta a mi me desagrado.

—Soy tu esposo, si quiero puedo mirar.

Mi Jefe es, Mi Marido | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora