Nuevo día, nueva vida, nueva actitud.
Encontrándome ya lista baje para ir a desayudar, me moría de hambre, la noche anterior no había comido nada.
El grande comer se encontraba vacío y era de esperarse, ya era muy tarde supuse que Landon ya se habría a la empresa, todo seguiría igual.
Todos con sus rutinas.
Cuando entre a la cocina, Elena estaba preparando el desayuno mientras el chofer de Landon la veía con adoración mientras preparaba las cosas. Tendrían que ser algo, esposos, era lo más lógica y tal vez lo más acertado.
Aclare la garganta para llamar su atención y la capte enseguida como también una mirada asustada por parte de ambos.
Ups, creo que acabó de interrumpir algo.
—No quiero incomodar pero, ¿puedo desayunar con ustedes? No me gusta estar sola.
—No hay ningún problema señorita.— contestaron ambos al unísono.
—Nada de "señorita" sólo díganme, Emily, me sentiría más cómoda.
—Como usted diga señ-Emily.
—Genial, estamos progresando.
Todo el desayuno nos lo pasamos hablando, conocí muchas cosas de ellos, como que trabajan para la familia de Landon desde que él tenía 5 años, que son un matrimonio muy feliz con una grande familia, y con una historia muy adorable.
Su vida comparada con la mía, era perfecta.
—Joe ¿Me puedes llevar a mi antiguo departamento? Ocupó unas cosas.
—Claro Emily, a la hora que usted diga.
—Sólo voy por mi cartera, no me tardo.
Me hago un moño simple y bajo rápido las escaleras, cuando llego a la salida Joe ya me esta esperando en el auto.
No tardamos en llegar nada, me bajé y le dije que se podía ir que yo me iría en mi propio auto, no muy convencido terminó aceptando.
Aprovecharía para llevarlo a la casa, así podría disponer de mi tiempo y hacer lo que quiera a la hora que quiera como lo hacía antes. No quería perder mi libertad.
Subí por el elevador, estaba ansiosa por ver a mi cachorro, el día anterior lo tuve que dejar a su suerte, no podía arriesgarme a que Landon lo descubriera y me prohibiera llevármelo.
Aunque, si lo hiciera, jamás le haria caso porque por nada del mundo lo abandonaría.
Llegando y empecé con mis desastres, tiré un jarrón que estaba en la mesita cerca de la puerta, era un regalo. Genial.
Además combinaba muy bien en el departamento aunque ahora que ya no servía de nada, ya no volvería a vivir aquí.
En mi defensa, lo tire porque el departamento se encontraba completamente obscuro y en un aterrador silencio. Ya había perdido mi esencia.
Eso era tan cruel, este era el único lugar que sentía que algo era realmente mío, aparte de Bobby.
Bobby se dio cuenta de mi reciente llegada por el ruido que cause, con el dedo le indiqué que guardara silencio y así lo hizo. Después de listar todas la cosas de Bobby y meterlas todas en el auto, estaba segura de que ya me iría hasta que un fuerte abrazo me encarceló.
—Por dios Emily, casi me matas de un susto. ¿En dónde te habías metido?
En muchas cosas, en muchas cosas, lamentablemente.
—Alex, voy a morir asfixiada por tu culpa.
No estaba mintiendo, me estaba abrazando demasiado fuerte, yo se que era fácil de extrañar pero tampoco era para tanto.
—¿Qué esperabas? No sabía dónde te había metido, pensé que te había pasado algo malo.
Claro que me había pasado algo malo, algo muy malo.
Me burle de él —Tranquilo, no te vas a librar tan fácil de mi.
—Ya veo, pero todavía no has respondido lo que te pregunte.
—Es una larga historia.
—Tengo tiempo para escucharla.
—Pero yo no para contarla, ¿Te parece si te la cuento después?— hice un pequeño puchero para tratar de persuadirlo.
Dejo escapar un bufido exaspero —Habla ya.
Le mostré mi mejor sonrisa —Sólo te puedo decir que deberías felicitarme.
—¿Y eso por qué?
—Pues ahora está hermosa mujer que está parada enfrente de ti está casada con nada menos, que su jefe.
Uju, que triste realidad.
Sus cara de incredulidad y sus ojos abiertos de par en par muestran lo sorprendido que estaba por mi confesión, y no era para menos, yo hubiera reaccionado igual si el me hubíera dicho lo mismo.
—Te veo después Alex.
—No Emily, espera, me tienes que explicar todo eso.
Demasiado tarde ya estaba adentro del auto y acababa de acelerar, sería otro día Alex.
Tenía que pasarme por la empresa para avisarle a Landon que llevaría a vivir a Bobby a la casa, sólo sería avisarle no le pediría permiso, no lo necesitaba.
La cabeza de Bobby salía por la ventana del auto, se veía muy chistoso con su lengua de fuera. Siempre que se subía a un auto hacia lo mismo.
Ahora todo se veia diferente, ahora todo era diferente, Landon Evans ya no era mi jefe si no mi esposo.
Por el comportamiento de todos parecía que no sabían que su jefe había contraído matrimonio y que yo era la desafortunada que se había metido en ese embrollo.
—Margaret ¿sabes si el señor Evans se encuentra en su oficina?
—Si, pero creo que se encuentra ocupado, ¿quieres que le informe de tu llegada?
¿Ocupado?
—No descuida yo misma le informo de mi llegada, nos vemos luego.
—De acuerdo Emily.
Tenía un extraño presentimiento, y confirme que mis presentimiento siempre predicen algo malo cuando abrí la puerta de la oficina de Landon.
El muy estúpido se estaba besando con la misma rubia con la que tuvo sexo en el viaje de negocios, pero no eran simples besos, si no fuera porque traían ropa pensaría que estaba de nuevo teniendo sexo.
Ese hijo de..., su mamá no se merecía cargar con la culpa de lo que hacía su puñetero hijo.
¿Qué le sucedía? Él mismo había dicho que nada de amantes y lo primero que hacía era conseguirse una.
¿Quieres jugar sucio Landon? Bien vamos a jugar sucio.
Los toques en la puerta causados por mi, los separaron —Te vine a dar una sorpresa, amor.
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N/A
Un cambio demasiado radical así que espero que lo lean y dejen sus estrellitas brillando y sus comentarios.
Landon siempre arruinando el momento con su libido ¿Qué creen que va a ser nuestra pequeña Emily?
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Mi Jefe es, Mi Marido | ✓
ChickLitPrimer libro de la Duología: Matrimonio Evans. ¿Qué pasa cuando firmas un contrato sin leerlo para que no te despidan? ¿Y qué ocurre si ese contrato consiste en que te casaste con tu Jefe? ¿Y qué pasa cuando tu jefe se convierte en tu marido? Eso es...