Te quiero de vuelta junto a mí [SL 2] TERMINADA.

Capítulo 3| Editado.

Oseías.

—Ian, ¿qué te parece si salimos hoy en la noche con las chicas? —le pregunto mientras escojo ropa.

—No. Por supuesto que no —lo miro serio. ¿Cómo puede ser tan... tan él?

—Oh vamos. Sólo será está noche nada puede salir mal o ¿sí? —me mira desconfiado mientras yo le doy mi sonrisa tierna y odiada por mamá.

—Y, ¿cómo le pediremos permiso? a ver genio. —se cruza de brazos.

—Le diremos que Ema tiene que ir al centro comercial y ahí vamos.

—¿Dónde es? —sonríe y yo comienzo a dar saltitos al ver que aceptó.

—En el territorio de los vampiros —se le borra inmediatamente la sonrisa.

—No —se da la vuelta y sigue en el ordenador.

—Amargado de mierda —susurro.

—Te escuché.

—Ese era el punto —bufo y salgo por la puerta mientras la cierro con demasiada fuerza, lo que ocasiona, que mi madre salga de su cuarto.

—¿A dónde tan bonito tú? —me dice seria. ¿Cuando cambiará esa personalidad? Probablemente, nunca.

—Ema quiere ir sola al centro comercial y como buen hermano que soy la acompañaré.

—Bien. Dile a tus hermanos que vayan con ustedes —se dio la vuelta pero en un segundo la tenía en lo oído—. Como me enteré que me mintieron, Oseías, prepararte para ver sólo cinco minutos a tu mate porque la mataré cruel y dolorosamente, ¿vale?

Trago saliva fuertemente. Me tiembla todo el cuerpo, sé que mi madre cumple con lo que dice.

—S-si.

—Bien. Mañana Darren vendrá, tiene "algo" importante que decirnos —dijo entre comillas—. Vuelvan temprano.

—Claro —comienzo a retroceder—. ¡Ian, vamos a divertirnos!

***

—¿Por qué así? —preguntamos mi mellizo y yo al mismo tiempo. Mis hermanas parecían chicas de veinte en vez de dieciséis años.

—¿A dónde vamos? —cuestionó Ema.

—Al bar "JackandEvans" —contestó Ian mientras le pasaba su campera a Sar.

—No la quiero —se la devolvió—. Sabemos defendernos además ¿quién se metería con nosotras?

—Fue una mala idea venir —estaba empezando a sudar.

—Ian tranquilo —Ema besó su mejilla—. Oseías, ¿falta mucho?

—¡No! Te respondí veinte veces lo mismo.

—¡No me grites!

Rodé los ojos mientras doblaba a la derecha. A lo lejos se podía escuchar música electrónica, esas de la que escucha mi madre. Hablando de música, queda aclarar, que ella y nosotros (mi mellizo y yo) tenemos los mismo gustos musicales; Van Halen, Led Zepellin, Ac/dc, Queen, Kiss, Bon Jovi y un montón más.

Cuando ya llegamos, busco un lugar donde estacionar.

—Bajen y esperenme afuera.

—Claro —bajan de la camioneta.

Una vez que termino, apago el motor y salgo. Son como las una o dos de la madrugada. Abrazo por los hombros a Sar, como lo hacen Ian y Ema.

—¡No se separen! —les gritó. Mientras entramos al bar puedo ver a muchas chicas guapas. Nos acercamos al barman y les pedimos unos tragos.

—¡Disculpen! —grita un chico con ojos marrones al igual que su pelo—. ¿Son de por aquí?

—No —respondo mientras tomo un poco de lo que pedí.

—Se me hacen conocidos pero no sé de donde —achina los ojos mientras nos recorre con la mirada.

—No nos mires así —dice con vos de Alpha Ian. Así es, el será el próximo.

El sujeto sin nombre lo miró sorprendido.

—Sólo vete —le digo tratando de calmar mis nervios. Si mi madre se entera.

—Chicas, se tendrán que quedar con nosotros. Recuerden que son vampiros, pueden chupar su sangre —las miro seriamente.

—Claro —dicen con aburrimiento.

Sigo tomando un poco más de lo que me dieron. Al rato le grito al barman y le pido tequila. Mientras la tomo y escucho Living on my own de Queen, no puedo evitar abrir mis ojos más de normal. Tiro un poco de tequila en mi camiseta mientras lo veo bailar con una chica castaña. Oh por Dios. Creo que me puse pálido.

—¡¿Qué diablos te sucede?! —me grita Ian mientras me sacude los hombros.

—Ellos... noso... ¿qué diablos...? —balbuceo. Sacudo mi cabeza. EH tomado demasiado. Es normal ver cosas tontas—. Nada.

—¿Saben? —dirigimos la mirada a Sarah—. Ese chico lo he visto en algún lado. Pero es imposible ya que ellos no pueden ir a los territorios de mamá.

Ian voltea a ver lo que Sar señala. Y tuvo la misma impresión que yo.

—O-oseías —susurra—. ¿Lo estás viendo?

—Si, lo veo —me da vueltas la cabeza aunque no se si es por lo borracho que estoy o por la impresión.

De repente veo todo negro y, sé que me desmaye.