Capítulo 16| Editado.

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Se dio la vuelta y tomó a Ian de los hombros.

—Escucha bien —lo ve fijamente—. Llevalos al instituto yo me veré como me las apaño con Matt y Caleb. No se preocupen por nosotros.

—Pero mamá... —dice Em.

—No —la corta—. Terminaremos con el asunto hoy mismo, sí se puede, y nos veremos allí, ¿vale?

Asiente y Gia suspira aliviada. Besa cada una de las frentes de nuestros hijos, me cuesta decirlo, pero es así, ¿no?

Lo haces por celos. Dijo mi conciencia.

Claro que no.

Claro que sí, cada chico que la ve le dices "Hey, deja de mirar a la madre de mis hijos".

Ignorando a la idiota de mi conciencia, puedo ver como Gia se me acerca y me queda viendo tiernamente.

—Espero que me perdones por lo que haré.

—Por favor, Gia, si llegase a ver algo que se pueda hacer en vez de eso, hazlo —me ve con lastima.

—Lo siento, vampirito, pero por su culpa lleve años sufriendo —aprieta sus puños y mira hacia la pared—. Ni te imaginas todo lo que sufrí por su culpa. ¿Crees que es fácil criar cuatro hijos solas? En la adolescencia surgían cambios en ambos que no estaban en mis limites y no me decían por vergüenza. ¡Joder, Alex, necesitaban a su padre! Le agradezco a Dios por tener a Matthew y Caleb a mi lado. Lloraba todas las noches por ti, me dolía pensar en la persona que amaba. Odiaba recordarte y no tenerte a mi lado —sus bellos ojitos estaban en un mar de lágrimas. Sollozaba fuertemente—. Te odie por abandonarme, te odie por abandonarme en el altar, te odie por hacerme sentir tanto y que luego te fueras; pero claro, no fue culpa tuya y yo lo sabía. Lo siento, pero no puedo dejar por alto la oportunidad de cobrar venganza.

—¡La venganza no te lleva a ningún lado, Franchesca! —le grito con enojo. Abre sus ojos como platos, obviamente sorprendida—. ¿Qué?

—Recordaste mi verdadero nombre —se le salió una pequeña sonrisita la cual me dejo algo embobado olvidándome de la pelea.

—Yo... yo... sólo se me salio.

—Oigan tortolos —dijo Evans—. Sigan peleando.

—Oh claro. ¡No te llevara a ningún lado eso!

—Lo sé, pero al menos tendré la oportunidad de sentir que pagaron lo que me hicieron.

—Estás loca —niego sonriendo. Se escuchaba gritos fuera de la casa.

—Por ti y por nuestro amor que quedo varado en un muelle como un barco esperando a que alguien lo zarpe al mar abierto.

Ian gritó que no era momento de noñerias. Gia se abalanzó contra mi y empezó a besarme.

No.

Estoy enojado con ella.

La aparto algo brusco. Ella me ve dolida, rota, ¿la he dañado?

—Seguramente si estuvieras en mi lugar harías lo mismo.

Lanzo una carcajada falsa.

—¿Mataría a mi novia, a mi hermana y a la persona que me dio la vida por una estupidez?

Todos en la casa me vieron con odio, incluso la señora que limpiaba.

—¡Tú no sabes nada! ¡Ian llevalos allí!

Asiente y Evans me toma del brazo. Cuando estamos saliendo por la parte de atrás tiro mi brazo bruscamente.

—Evans no me iré —me ve ceñudo.

—¿Qué mierda te pasa?

—Va a matar a mi novia, hermana y madre. Eres tú el que esta encegesado.

—No y lo sabes muy en el fondo. ¿Sabes? Eres mi mejor amigo y todo lo que tú quieras; pero hay veces en el que quiero meterte un sartenazo en la cabeza para que recuerdes —vuelvo a negar con la cabeza—. ¡Por que mierda no recuerdas! Ellas fueron las culpables de todo lo malo que ocurrió, Alexander.

—¡Eso es mentira!

—Claro que no. Por su culpa tu novia casi murió desangrada.

Abro los ojos como platos.

Ellas... no... No podrían.

—Estás mintiendo.

—No me creas —me da un fuerte golpe en la nuca—. Pero nosotros de aquí nos vamos.

Gia.

—Abre la puerta, Matthew —asiente.

En mi campo de visión veo a las más zorras de todo el planeta tierra; Belinda, Savannah y Elena.

—¿A qué debo su repugnancia visita? —sonrío mostrando mis dientes.

—Sabes muy bien a lo que venimos, estúpida —dice Belinda—. ¿Dónde está mi hijo?

—¿Irónico no? Las salve mil veces y aun así quieren matarme. A una la quite de ser prostituta, a la otra de ser atropellada por un camión, el cual venia manejando su pareja, y a la otra le di la oportunidad de no ser degollada por mi manada.

—Alexander me pertenece —habló accesorio de cama.

Mi loba y yo nos enfurecimos. Siento como mis ojos van cambiando al igual que mis colmillo salen.

Caleb y Matt me agarran de la cintura.

—Él es mio y es MI LUNO. —le grito—. Padre de mis hijos y futuros.

—No creo que sean sus hijos —dijo Belinda, por si no lo recuerdan, es la madre de Alex.

—¿Así? ¿Y por qué según tú?

—Esa temporada andabas algo pegada con Caleb, zorra.

Frunzo el ceño y aprieto los puños. Esa época con Caleb habíamos descubierto el paradero de Evaristo pero para no levantar sospechas nos habíamos estado viendo a escondidas para realizar su búsqueda. Ahora que recuerdo, había visto sombras a lo lejos.

—¿Marcos se enteró de que le abriste las piernas a Caleb? —me cruzo de brazos victoriosa. Mi amigo y mi suegrita me matan con la mirada mientras que los demás dicen:

—¡¿Qué?! —y la voltean a ver con la mirada sorprendida.

—¿Le dijiste a Caleb que quedaste embarazada de él pero abortaste? —le doy una tremenda cachetada cuando la noto distraída—. ¿Le dijiste a tu hijo que destruiste su osito favorito? ¿No verdad? Aquí la única zorra eres tú.

—No puedes decirle eso a mi madre —dijo Taylor.

—Tú cállate si no quieres llorar —sonrío burlonamente.

—Jamás me arrepentiré de recordar tu cara llorando —dice Elena—. Haber dado su primer beso Alex porque el pico que le diste no cuenta.

—Tampoco yo, ¿sabes? —dijo Savannah—. Cuando despertó Alex a las semanas nos encontrábamos besando apasionadamente en donde nuestras lenguas tenían una guerra, metiéndonos manos bajo el fuego —se mordió el labio—. ¿Y sabes quién le hizo un...?

Dejo de hablar por el puñetazo que le di. Sonrío victoriosa al escuchar sus huesos de la nariz romperse.

—¡Me las vas a pagar zorra! —grite y me lance a ella.

Golpes, cachetadas, extensiones era lo único que veía o escuchaba. Al rato Elena se nos unió. Y dejenme decirles que ella golpeo a su amiga o lo que sea que fuesen.

—¿ABORTASTE A MI CACHORRO, PUTA? —gritó Caleb.

—¡Alejate, perro sarnoso! —gritó Belinda pero yo solo seguía peleando con las zorras que se metieron con mi mate.

—¡No! —gritó Matt.

Y escuche tres disparos además de un dolor fuertisimo en la columna. Por el dolor pude decir una cosa;

Bala de plata.

Te quiero de vuelta junto a mí [SL 2] TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora