Capítulo 17| Editado.

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Gia.

—¡No! —gritó Matt.

Sentí un dolor fuertisimo en mi columna. Conocía ese dolor:

Una bala de plata.

Y dejenme decirles que no me esta gustando nada.

—¡Caleb! —gritó alguien y yo ruedo en el suelo y miro hacia arriba.

Siento un pitido en mis oídos no dejandome escuchar nada solo mi respiración agitada. El dolor dentro de unos minutos surgirá en mí.

Sigo respirando un poco más mientras mis manos se están manchando de sangre. Volteo la vista hacia Matt y abro los ojos como platos.

—¿Ca-caleb? —susurro.

Está tirado en el suelo, como yo, mientras mi beta lo cura. Sangre le cae de la boca, reprimo un sollozo al verlo así. Seguramente estoy peor.

¡No vi venir lo de la pistola!

Comienzo a gritar y revolcarme al sentir un dolor demasiado fuerte.

No voy a morir. No seré estúpida de dejar a mis hijos solos.

Tomo mi cabeza entre mis manos y veo como todos me miran, excepto Elena, estaba... estaba muerta.

Las zorras se encontraban a su lado. ¿Llorando? No, riendo.

Matt gritaba miles de cosas a ambas mientras curaba a Caleb.
Él me miraba a mí y con sus labios decía "Te amo" para luego cerrarlos.

No, no, no. ¡No!

¿Qué mierda está pasando? Nosotros deberíamos vivir y ellas no. Pero, ¿quien soy yo para decirlo?

—¡CALEB! —salió un fuerte grito desde lo más profundo de mi ser—. ¡No, Caleb! No, no ¡NO!

Quería estar con él. Así que como pude me arrastre.

De repente, todo volvió a funcionar, excepto el dolor de mis piernas y la muerte de mi amigo.

Matt se me acerca llorando desesperado.

—¡Gia, tranquilizate! —me agarró con lágrimas en los ojos—. Te harás más daño. Ya no se puede hacer nada.

—¡No, sueltame! Es mi amigo —lo zarandeo y lanzo otro grito desgarrador—. ¡¡No puedo dejar que se muera!! ¡Caleb despierta! —chille.

Agarro con fuerza mi pierna. Me duele muchísimo.

—¡Caleb! Oh Dios, por favor —niego y lo veo sin vida—. ¡Lo siento, Caleb!

Un gruñido sale de mi garganta.

—Voy a buscar ayuda.

Dice Matt y se larga. Sigo llorando.

¿Por qué mi mejor amigo? ¿Por qué Caleb? Sé que no es un santo pero, no se lo merecía.

—Él no puede estar muerto. ¡¡NO!! ¿Vieron lo que consiguieron? Me vengaré sin importar que y si eso implica morir pues lo haré —les grito a las zorra que se ríen—. Caleb, no te mueras. ¡Por favor no lo hagas!

Unos hombres de mi manada entran y ven horrorizados la escena.

¡Esas putas se escaparon!

Entre cuatro me levantan con cuidado. Dos del brazo y dos de la pierna. Escucho como Matt enciende la camioneta.

—¡No voy a dejar a Caleb aquí! Sueltenme —trato de forcejear pero no tengo fuerzas.

Me suben a la camioneta como pueden y arrancan a toda velocidad hacia el instituto.

Se preguntaran: ¿No es mejor llevarla al de la manada?

Pues no, en la manada no hay elementos para la plata. En el instituto si ya que van varias especies y hay que estar precavidos.

No he parado de llorar si se lo preguntan.

—No cierres los ojos, Gia. Te prohíbo abandonarme tu también —llora Matt manejando y golpeando el volante.

—Sólo unos segundos —y comienzo a cerrarlos.

—¡No cierres los ojos, sucia! —gritó llamándome como cuando era pequeña y adoraba ensuciarme.

Pero ya era tarde.

Alexander.

Estamos en el pasillo esperando a los chicos.

Estoy nervioso, preocupado y asustado.

Espero que no les pase nada a mi hermana, a mamá y a Sav.

—¡Puedes quedarte quieto! —me grita Oseias.

—No me grites que soy tu padre.

—¡Cuando te conviene somos tus hijos! —grita Ian—. ¿Sabes qué? A veces me arrepiento de a verte visto. Estábamos mejor sin ti.

Emi lo abraza logrando que se calme un poco. Sarah mira hacia la puerta a cada rato y Evans me ve furioso.

—¿Creen que Sav este bien? —pregunto mordiéndome una uña.

—¡Deja de preocuparte por esa zorra, Alex! Abre los ojos. Me tienes harto con la sabana de mala calidad —aprieta sus puños—. Fui un verdadero idiota al dejar que fueran novios. ¡Estúpida bruja! Creí que estaba haciendo lo mejor ¡maldición! —le pegó una patada a la puerta y gritó al cielo—. ¡SÓLO QUIERO A MI MEJOR AMIGO DE VUELTA!

Iba a seguir gritando pero ya había sonado el timbre de descanso. De repente, el ambiente se torno triste. Todos, absolutamente todos, volteamos a la puerta. Allí estaban varios hombres cargando a la chica que me gusta un poco, ¿o no?

Gia tiene los ojos apenas abridos. El cuerpo sudoroso y llena de sangre.

—¡¡Mamá/Alfa!! —gritan.

Yo solo me quedo parado viéndola.

Le advertí lo que ocurriría si se vengaría.

Pasan a la enfermería.

—¿Y mi madre, Sav y ...? —siento un puñetazo en la cara. Alzo la vista Encontrándome con Evans.

—¡La madre de tus hijos está muriendo y tú te preocupas por ella! No me busques, Tristen, que ganas no me faltan para hacerte recordar.

Se va dejandome confundido y sorprendido.

Todos me ven mal.

¿Qué está sucediendo?

Te quiero de vuelta junto a mí [SL 2] TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora