Te Doy Mi Vida.

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Querida Rose...
Desde hace una semana que no te escribo. Se que debería de estar más al pendiente de ti, ya que tu papá todavía esta fuera... me encantaría poder ir a Hogwarts y pasar una tarde juntas. Pero no se puede. Mi embarazo no me dejaría viajar tan lejos sin compañía, además, no quiero distraerte de tus estudios. El primer año en Hogwarts es realmente maravilloso, tanto académico como emocionalmente... y no quiero que lo desaproveches. Espero que estés muy bien, Rosie, igual que Albus y James. Hugo ha estado muy emocionado con la idea de tener pronto a sus dos hermanos... que bueno que esa fecha se acerca rápidamente. Siempre pregunta por el día en que te recogerán tus tíos Harry y Ginny de la estación. Me emocionaría ir a recogerte en tu primer regreso a Londres depuse de casi un año, lastima que mi estado no me lo vaya a permitir. Igual que con la vida... me deja entregarte a sus aventuras, pero no a recogerte.
Recuerda que te amo, Rosie. Sobre todas las cosas... y no dudes que tu padre también. Espero que nunca me borres de tu corazón, por que llegara el día... en que ya no este contigo, al menos no físicamente
Pero ten algo por seguro, siempre estaré a tu lado... en tu corazón.
Siempre recuerda eso...
Mamá

Hermione soltó la pluma dejando escapar un hondo suspiro. Sabía que sufriría demasiado cuando sus hijos supieran toda la verdad... pero ya no había remedio. Ya había decidido su destino. Volvió a tomar la pluma, su hija necesitaba esa instrucción

Cuando ya no este, por favor cuídate a ti misma, a tus hermanos, pero también a tu padre...
Te amo, hija.

Sus ojos comenzaron a cerrarse, al sentir el frío tacto de una lágrima que cayó sobre la última frase. Enrollo la carta mientras se acercaba a paso lento hacia la lechuza que esperaba ansiosa para anclar el vuelo.
Vio partir la lechuza, mientras caía en la cuenta que ya era el cuarto día sin ver a Víktor, lo extrañaba demasiado, aunque no lo aceptara... pero, tampoco lo extrañaba como a Ron...

Las nubes del cielo comenzaron a arremolinarse, mientras aquella sombra que quería permanecer oculta se resguardaba del viento.
Tal vez eran las diez de la noche cuando Hermione comenzó a vagar por su casa. Necesitaba caminar, y el embarazo le daba el pretexto perfecto. Estaba trasladándose lentamente desde la cocina al comedor para cenar algo. Ella nunca se dio cuenta que una persona acechaba en el jardín.
Pequeñas y numerosas gotas comenzaron a caer, para estrellarse contra el duro suelo. Unos pasos apresurados comenzaron a dejarse oír por encima de la tormenta.
Una rama crujió bajo el peso de alguien escurridizo, alguien que no quiere ser descubierto... No aun.
Hermione identifico un ruido. Miro nerviosa hacia la puerta, y preparo la varita. Una sombra paso frente a la ventana, poniéndola en alerta.
Se acerco más, pensando en lo que podría ser lo que aguardaba detrás de aquella gran puerta de madera. La perilla comenzó a girar débilmente mientras Hermione abrió los ojos al darse cuenta que nadie la visitaría sin avisar. Un mal presentimiento la envolvió como un veneno letal...
Trato de correr hacia las escaleras y refugiarse, en su condición no podría luchar...
El corazón comenzó a latirle rápidamente, sintió como su bebe dejo de dar pequeñas pataditas para estarse totalmente quieto... Su labio inferior comenzó a temblar.
La perilla siguió girando... la puerta comenzó a chirriar débilmente, pero Hermione ya no se podía mover... ya no podía oír.
Estaba congelada en aquel trozo de piso, esperando su sentencia... esperando a que aquella persona decidiera entrar de una vez por todas.
El chirrido de la puerta aumento su volumen, pero ella, la mujer embarazada que se encontraba inmóvil frente a la puerta... ya no pensaba en lo que ocurriría, pensaba en sus hijos... en los dos que tenía y el que estaba aun dentro de ella... corriendo peligro. Pensó en su hijo que dormía placidamente, sin saber lo que estaba a punto de ocurrir. Ese niño de nueve años descansaba en aquel mundo de sueños por realizar... sin temor a que aquel descanso se convirtiera en una pesadilla...
Como estaba ocurriendo a su madre.
Un trueno sonó por todas la casa... las luces parpadearon un momento, permitiéndole a Hermione volver al mundo real...
La puerta se abrió...
La sombra femenina que acechaba desde hace unos momentos aquella casa finalmente entro a aquel hogar.
Miro burlonamente a la mujer castaña frente a ella. Soltó una espantosa carcajada, que le helo la sangre a Hermione en las venas... Era una carcajada fría... sin ninguna otra emoción impregnada en ella más que el odio.
Sonrío aun más satisfecha al ver que su anfritiona aun no reaccionaba al verla ahí.
-Se nota que no me esperabas...-Le dijo con una voz fría, llena de sarcasmo... Se acero más a ella, mientras sonreía cínicamente.-Gracias por la invitación. Me alegra que me hayas invitado...
-Sal de mi casa, Lavender...-Ignoro Hermione a su indeseada invitada mientras la apuntaba con la varita. Su bebe la pateo un poco, demostrándole el miedo que sentía.
-Claro que saldré de tu casa...-Murmuro por lo bajo, mientras reía un poco.- Solo quería venir a ver como esta mi "querida" amiga de mi época de estudiante... y claro, venir a felicitarla por que dará a luz a un pequeño bastardo...
-¡Eres una...!
Hermione no completo la frase, una lechuza acababa de llegar, posándose sobre una mesita que estaba cerca de Hermione, llevaba una carta en el pico.
Las dos mujeres se miraron, como si se cuestionaran acerca de la carta. La lechuza las miro con odio, mientras comenzaba a aletear desesperada por volar.
-¡Parece que a la sabelotodo le envían cartas nocturnas! Yo pensaba que ya no eras una tonta niña ingenua...
La mujer embarazada la ignoro, mientras se acercaba a la lechuza, tratando de no darle la espalda. Lavender fue a sentarse a uno de los sillones, mientras sonreía malignamente.
Hermione abrió la carta, al tiempo que la lechuza emprendía el vuelo... liberada.

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