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-¿Tienes todo lo que te dije?

-Sí.

-¿Te aprendiste lo que debes decir?

-Eso creo.

-Donovan, esto es serio.

-¿Y crees que no pongo de mi parte?

-De acuerdo dramática, ¿qué es lo que debes decir cada vez que termines lo que hablas?

-Hey nena. Oye, no funcionara, no me gusta...

-A las nenas les encanta como les hablen sus hombres.

-Ella no es mi nena, es mi reina. Dudo que las chicas les guste ser tratadas de esa forma. Lay no es como tus zorras...

Se exaltó mirándome como si hize algo de lo que me arrepentiré más tarde- ¿Mis zorras?- me acomodó un poco la pajarita- Te he ayudado, no me pagues así.

-Johnson, me veo ridículo. Si quieres que llame su atención, pues lo logré. El esmoquin me hace ver un estúpido y esto- señalé al pequeño moño que "decoraba mi cuello"- Ya quitamela, no soport...

-Luces genial, déjate de niñerías, no te lo toques, ya lo empeoraste.

-No es cierto. Apreta mucho, oye qué haces, no me toques...

Comenzamos una pequeña pelea como de unas princesas que se pegaban solo con las delicadas manos, y cuidaban que su manicure no se despintara.

Me dio una golpiza en el hombro para que terminaramos con esto. Dijo que ahí venía Lacey. Que se iba antes de que lo viera y me daba la mayor suerte del mundo. No quería estar solo por la única vez en mi vida, estoy nervioso. Mi cabello estaba peinado hacia atrás, era como si me hubiesen embarrado grasa de pollo, me veo como un completo imbécil. No quiero espantarla, no en el mejor momento.

Se veía tan... no sé qué decir, está hermosísima. Su color del vestido es azul, me fascina. Sus cabellos rubios hacían que ese rostro sea único y perfecto. Ella se ve tan esplendorosa y yo todo un desastre. Me agaché, y tomando su mano deposité un pequeño beso que la hizo sonreír.
El primer paso debía funcionar, la camioneta estaba cerca así que fue un alivio. Le dije que me siguiera y mientras tomaba su mano al llegar, saqué una flor que justo es del color de su vestido, no podía pedir más. En lo que sonreía ponía sus mejillas rosadas, se impresionaba al ver el regalo que le pertenecería pronto.

-Es solo una, pero tiene un gran significado uno en el que te prometo darte mi corazón hasta el final de mis días.

Depositando un beso suave, lento y eficaz en mis labios, suspiró con nervios- ¿Qué diferencia hay entre algo material que con el amor que prometes darme? Yo pienso que una muy grande. Amo y aprecio lo que haces, Donovan.

¿Por qué diablos tenía que ser tan buena futura novia? Es jodidamente un amor.

-Bueno nena, tengo que decirte algo antes- me arrodillé y enseguida estiré las manos para entregarle la rosa, vaya que cursi. Tomé su mano y pues... lo hice, tuve el valor- ¿Quieres ser mi novia? Eres la mejor Lay, te amo de aquí a las estrellas, ¿o era luna?- susurré ante lo último.

Eso fue lo más espantoso que le he dicho a una mujer, si yo fuera una le habría partido el culo al hombre que me dijera eso, espero que no me lo haga a mi también. Johnson, te mataré si esa puta frase ridícula no funciona.

-Donovan eso es... lindo- asintió de una forma no tan convincente.

-¿Entonces...

-¿Estás usando drogas?

Alcé una ceja en lo que eso resultó una verdadera mierda. Será mejor que piense algo rápido. Utilizaré lo segundo, fue bueno hacer varias cosas en mi lista así podría asegurame de tener el sí más deseado- Sólo jugaba, me encanta bromearte. Ah- miré a todos lados en busca de lo siguiente que haré- ¿Subiría a mi camioneta, mademoiselle?

Asintió de felicidad, le abrí la puerta y dejé que se acomodara. La cerré, y puse en marcha esta cosa. En el camino le estuve diciendo lo hermoso que le quedaba ese vestido, digamos que no sé expresarme tan bien, me costaba hacerlo que opté por usar las palabras de Johns.

-A parte de ser tan guapo, eres todo un francés- sabía que me miraba en estos momentos. No podía hacerlo tanto como quería, estaba conduciendo y si me distraía nos estrellaríamos.

-Nena, lo se. Tu vestido es tan perfecto que resalta con esos ojos que parecen pequeños caramelos.

La cagué, la recagué. Por qué tenía que ser esto tan difícil.

-¿Caramelos? Donovan a que va tanto...

Antes de que dijera algo de lo que me puedo arrepentir, bajé de la camioneta. Fui hasta el copiloto abriéndole la puerta y ayudándole a bajar poco a poco. Sus ojos se abrieron de impresión, me abrazó y se lo correspondí, besé su linda frente. Sabía que le encantaría el campo donde la traje, no solo ella es genial, la manera en como es el centro de atención en todo lo que se encuentra a su alrededor, me hacía feliz, yo soy feliz por lo que nunca sabré por qué alguien como yo merecía un ángel.

Es hora de empezar un buen viaje en canoa, ya no me preocuparía que se haga de noche, y que las luciérnagas salgan a iluminarnos la oscuridad. Ya estaba hecho, la subí a la canoa tomando de su dos brazos para luego subirme con cuidado. Remé hasta llegar al centro, donde no podamos tocar la tierra solo sentir que flotamos. Lacey no dejaba de estar sorprendida desde que llegó, pasaba su mano tocando el agua, sintiendo el frío y la sensación de querer llorar por lo mucho que te amo y lo he demostrado. Era como si ninguna persona... como si nadie tuviera un detalle que no es tan complicado de dar. Anhelo ser el primero.

-Llegó la hora, preciosa.

-¿Hora de qué?- se acomodó el vestido, y se cruzó de piernas para tomarme atención.

Me acerqué hasta Lay. Tomé sus manos besando ambas, tensé esto cuando rozamos nuestras narices con suavidad, sinceramente yo era el que estaba más que nervioso. Bien, era hora de decirlo- ¿Quiere está humilde y hermosa dama ser mi novia?

-Me gusta la forma en que lo dices.

-¿Y bien?

-No- dio unas risitas.

-¿No?- creo que no estoy entendiendo, ¿qué tenía de gracioso? Me está enfandan... Bueno, bueno. Donovan no perdamos los estribos, todavía quedaba la última opción.

Seguí con los remos hasta poder pisar tierra, cuando Lacey iba a bajarse, el vestido se le atoró en un extremo de la canoa. Estaba a punto de caerse. Tuve que salir disparado como si se incendiara algo. La ayudé antes de que se lastimara, terminé por caerme en el lago y ensuciarme con una buena cantidad de lodo, qué desagradable.

¡Cómo carajos se supone que esto sea romántico!

La hice reír al menos ya no estaba enojado. Sin duda es la solución de todo lo que hago, me ayudó a levantarme de un brazo, su fuerza es menor que la mía, pero tenía una linda intención. Con sus pulgares retiró el lodo de mis ojos, ya podía ver mejor esa risa blanca, que me regalaba solo paz en mis acciones.

Lo último era la cena o mas bien un picnic. No me interesa, será para mi una maldita cena romántica.

Donovan. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora