Intoxicación por inhalación de humo

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"¿No es la vida cien veces demasiado breve para aburrirnos?"

Friedrich Nietzsche

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Recobro la conciencia de manera intermitente. Abro los ojos y veo a varias personas a mi alrededor.
Unos brazos me cogen y me suben a una camilla. Me ponen una mascarilla con lo que intuyo es oxígeno. Vuelvo a dormirme...
Unas suaves manos me acarician la cara...

- Vamos pequeña... despierta.

Pero me cuesta mantenerme despierta...
Cuando vuelvo a abrir los ojos, estoy en una habitación de hospital. Tengo una mascarilla puesta y una vía con gotero. Me duele mucho la garganta y la tengo seca. Tengo muchísima sed. Veo el botón de llamada y lo aprieto.
Aparece una enfermera. Es muy joven y se acerca a mi sonriendo.

- Por fin has despertado - me dice en inglés - Hay un montón de gente preocupada ahí fuera esperando para verte.

No soy capaz de contestar. Me arde la garganta.

- ¿Entiendes lo que te digo? - me pregunta.

Asiento con la cabeza.

- Antes de dejar que pase nadie, voy a avisar al médico ¿De acuerdo?

Vuelvo a asentir con la cabeza.
Al momento aparece el médico. Lleva un uniforme militar debajo de la bata blanca ¿Dónde demonios estoy?

- Hola Anna, soy el doctor Alan Davis. Estás ingresada en el Walter Reed Medical Centre de Washington - me dice - inhalaste mucho humo tóxico ¿Cómo te encuentras?

Me toco la garganta y niego con la cabeza.

- Tranquila. Es normal que te cueste hablar y que te duela la garganta. No la fuerces. Inhalaste mucho humo y hemos tenido que tratarte por pequeñas lesiones pulmonares. Nada grave y nada que vaya a dejar lesiones o cicatrices permanentes. Pero debes cuidarte mucho. Si tu evolución es buena, te daremos el alta en un par de días. De momento tienes que seguir ingresada para que podamos monitorizarte ¿Has entendido todo lo que te dicho?

Asiento.

- ¿Hay algo que necesites? - me pregunta.

Señalo un vaso que he visto en la mesilla que está al lado de la cama.

- ¿Tienes sed? - vuelvo a asentir con la cabeza. Parezco uno de esos muñequitos de Elvis que se llevan en el salpicadero del coche...

- Te voy a traer un poco de agua, pero tienes que beber muy despacio ¿Entiendes? No fuerces la garganta, todavía está muy irritada. Esta tarde, si tienes ganas, puedo pedir que te traigan un poco de gelatina de fruta a ver que tal te sienta. Descansa y en unas horas vuelvo para ver que tal te encuentras. Intenta dormir un poco.

Se va y yo me quedo un poco desorientada. Necesito ver a Cata y saber que tal están todos.

Alguien llama a la puerta y la abre despacito.

- Cariño... ¿Cómo te encuentras mi vida? - susurra Cata. Y sin saber por qué me pongo a llorar como una magdalena.

- No llores... no. Estás bien cariño. Te vas a poner bien - me abraza.

Me toco la garganta.

- Lo sé cariño, he hablado con el médico. Es normal que te duela - me dice - Mira, he traído papel y boli. Así nos podremos comunicar más fácilmente.

Saca una libreta de su bolso y veo que tiene la mano izquierda vendada. Se la acaricio.

- No es nada baby, no te preocupes. Intenté saltar por la rampa haciendo el pino - me dice riéndose.

Quédate conmigo... amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora