Despedida

301 50 10
                                    

"El dolor de la separación no es nada comparado con la alegría de reunirse de nuevo."

Charles Dickens

..............................

Mi cuerpo encaja con el suyo como si de una pieza de puzzle se tratase.
Acaricia lánguidamente mi espalda con las yemas de sus dedos mientras yo acaricio su pecho con las mías. Tengo miedo de preguntarle que pasará ahora ¿Y si no quiere volver a verme? ¿Y si lo único que buscaba era una noche y nada más que una noche?

- ¿Nos veremos en Nueva York? - le pregunto casi con miedo.

- Mírame Anna - me pide.

Levanto la cabeza y hago lo que me pide, le miro. Le miro y me pierdo en sus ojos.

- ¿Aún quieres que vaya? - me pregunta.

- Sí - contesto. Como si acaso pudiese decir otra cosa...

- Entonces iré.

Noto como el alivio más profundo me inunda. Sólo son dos semanas, pienso. Dos semanas y volveré a verle.

- Deberíamos levantarnos - me dice.

Sé que deberíamos, pero estoy tan a gusto que sólo soy capaz de murmurar algo parecido a un "no quiero". Noto su pecho vibrar cuando se ríe.
Me incorporo lentamente dejando que la sábana se deslice por mi cuerpo desnudo.

- Y será mejor que te tapes...o no respondo de mis actos - me dice mientras sonríe y besa mi hombro.

Me levanto de la cama y no aparta su mirada de mi cuerpo desnudo. Me quedo de pié delante de él y no me muevo, le dejo que me contemple. El deseo que veo en sus ojos me hace sentir hermosa. Murmura algo incomprensible mientras se tumba en la cama y se tapa la cara con la sábana y yo no puedo evitar sonreír. Me dirijo al baño para ducharme y justo cuando voy a entrar en la bañera, noto como sus brazos me rodean y me estrechan con fuerza.

- Dios Anna... - me susurra al oído.

Un escalofrío me recorre de pies a cabeza mientras presiono mi cuerpo contra el suyo. Me giro lentamente entre sus brazos y le abrazo enredando mis manos en su pelo. Me pongo de puntillas y le beso. Es un beso diferente, sabe diferente, es un beso lleno de promesas y de esperanza. Suspira y apoya su frente en la mía.

- A la ducha...- me dice - o de verdad que no respondo de mí.

Le doy otro suave beso en los labios y me deshago de su abrazo con pesar.

Mientras me ducho, repaso mentalmente todo lo que ocurrió ayer. Siempre me he considerado una persona bastante abierta en cuanto a relaciones se refiere, pero lo cierto es que con treinta y dos años recién cumplidos, mi experiencia con ellos se reduce a Carlos y a Matt. En la Universidad tuve algún escarceo que otro, pero nada serio. Estuve enamorada de Carlos desde la primera vez que le vi y no les di a aquellas relaciones ninguna oportunidad. Cuando acabó mi relación con Carlos, pensé que no sería capaz de volver a estar con ningún hombre. Después de estar tantos años con él, imaginar que otro hombre me iba a tocar y a besar como él tantas veces lo había hecho, me resultaba imposible.

Pero aquí estoy. Acabo de pasar una de las mejores noches de mi vida con un hombre al que apenas conozco y que me hace sentir cosas que ya creía olvidadas y que pensé que nunca volvería a sentir ¿Cómo es posible que me sienta tan atraída por un hombre del que casi no sé nada? ¿Cómo es posible que me sienta tan cómoda con él? Esas preguntas llevan repitiéndose    en mi cabeza una y otra vez desde ayer. Parece que  nos conociesemos desde hace muchísimo tiempo...A su lado me siento más feliz de lo que me he sentido en muchísimo tiempo. Aún así no puedo evitar sentirme aterrada. Si en circunstancias normales una relación de pareja ya es complicada, no quiero ni imaginarme lo difícil que va a ser estar separados por un océano. Madre mía...en qué me estoy metiendo...

Quédate conmigo... amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora