Amanecer en el Ocaso

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"Sólo una cosa vuelve un sueño imposible : el miedo a fracasar."

Pablo Coelho

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Entramos en el ascensor cogidos de la mano, y en cuanto se cierran las puertas me recuesto sobre el pecho de Matt y respiro profundamente. Dejo que su perfume me invada lentamente y me calme. Hacía tanto tiempo que no tenía un ataque que ya casi no recordaba lo horrible que es la resaca... dolor muscular, náuseas, migraña...
El dolor de cabeza ha empeorado y comienzo a sentirme mareada. Lo peor de todo es que no sé si llevo la medicación en la maleta.

Llegamos a mi habitación y lo primero que hago es buscar las pastillas en el neceser... mierda, no las tengo. Me quito el abrigo y el jersey y me tumbo en la cama cerrando fuertemente los ojos. Consigo deshacerme de las botas gracias a la ayuda de Matt que se arrodilla a los pies de la cama y me las quita con rapidez. Necesito tomarme algo o me va a estallar la cabeza. Contemplo la posibilidad de llamar a recepción para que un botones se acerque a la farmacia o hacer de tripas corazón y bajar yo. Matt se sienta a mi lado y apoya mi cabeza en su regazo.

- ¿Te duele mucho la cabeza pequeña? - me pregunta.

Asiento lentamente sin abrir los ojos. Comienza a masajearme la nuca suavemente y unos escalofríos me recorren el cuerpo de arriba a abajo.

- ¿Hay algo que puedas tomar que te alivie un poco?

- Suelo tomar unas pastillas, pero no las he traído. Hacía mucho tiempo que no tenía una crisis como la de hoy.

- Puedo ir a la farmacia si quieres o puedes dejarme que intente aliviarte.

Abro los ojos y sonrío levantando las cejas.

- ¿Aliviarme? - pregunto y no puedo evitar que mi sonrisa se ensanche.

Matt baja la cabeza y se sonroja.

- Perdona... no quería decir... en fin que no me refería a...

Suspira y se frota la nuca.

- Lo sé. Perdóname tú a mí. Sólo bromeaba - le digo sonriendo. Me lo ha puesto en bandeja y no he podido evitar tomarle un poquito el pelo.

- Quería decir que hay técnicas para aliviar las migrañas. Si quieres podemos probar - me dice mientras continúa masajeandome la nuca. Tan sólo ese roce me está aliviando enormemente, así que le dejó que continúe.

Empieza a ejercer una suave presión justo en el punto en el que mi nariz se une con la frente. Poquito a poco noto como la cabeza se me va despejando. Continúa masajeando la zona que se encuentra debajo de mis cejas y a continuación masajea mis sienes intercalando presión y masajes circulares.

Poco a poco el dolor va siendo reemplazado por un suave estupor y noto como todo mi cuerpo relajado se abandona al sueño. Justo antes de dormirme consigo balbucear un suave "gracias por quedarte conmigo". Oígo como me contesta pero no logro descifrar lo que me ha dicho. Noto una suave caricia en mis labios antes de caer en los brazos de Morfeo.

Me despierto aturdida y totalmente desorientada. Todavía es de noche y las luces de la ciudad se cuelan a través de las cortinas e iluminan tenuemente la habitación. Un brazo fuerte me aferra por la cintura. Me giro lentamente para no despertarle y le veo. Dios mío... es hermoso.

Acaricio suavemente su rostro con los dedos. Sus mejillas, sus ojos, sus labios... Pego mi cuerpo al suyo todavía más si cabe y hundo mi nariz en su cuello apretando mi cara contra su piel. Es increíble la paz que encuentro tan solo con ese gesto. Otra vez ese aroma que me envuelve y me tranquiliza ofreciéndome promesas de un futuro alentador.

Quédate conmigo... amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora