And way down we go...

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"Después de un tiempo,
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma.

Y uno aprende...

Que el amor no significa acostarse,
y una compañía no significa seguridad.

Y uno empieza a aprender...

Que los besos no son contratos
y los regalos no son promesas.

Y uno empieza a aceptar sus derrotas
con la cabeza alta y los ojos abiertos.

Y uno aprende...

A construir todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro
para planes,
y los futuros tienen una forma
de caerse en la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende...

Que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema...

Y aprende...

A plantar su propio jardín
y decorar su propia alma,
en lugar de esperar
a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende...

Que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale.

Y uno aprende y aprende...

Y con cada adiós uno aprende."

Jose Luis Borges

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Ni siquiera sé que decir... Aún estoy intentando asimilar todo lo que me ha contado Sam. Todo es demasiado rocambolesco. Woodgate, Jameson... Ésto es un puto circo. Sociedades secretas, agentes que trabajan al margen de la ley... parece una jodida novela.

¿Y Jameson? Tiene que ser una puta broma. Joder...

- ¿Estás segura de todo ésto Sam? - le pregunto. Aunque ya sé la respuesta de antemano necesito que me lo vuelva a confirmar.

- Sí señor. Me temo que todo este asunto encierra mucho más de lo que pudimos pensar en un principio. Que los tres oficiales de más graduación en esta contienda estuviesen presentes cuando se le encargó la misión, no presagia nada bueno.

- ¿Los tres oficiales de esta contienda? Mierda Sam, pareces el puto Oráculo del Sur - le digo.

- ¿La Historia Interminable, Capitán? Me gusta - me dice sonriendo.

Joder... necesito hablar con Anna y saber que está bien. Son más de las doce de la noche en España, así que espero que no se haya acostado. Pido disculpas y me alejo mientras saco el teléfono móvil de mi bolsillo, pero la voz de Sam interrumpe mi huida.

- Aquí no va a poder usar su teléfono, Capitán - me dice pizpireta.

- ¿Perdona? - le pregunto desconcertado.

- Hay inhibidores de frecuencia por toda la casa - contesta - De hecho le pedí a Peter que llevara un inhibidor portátil encima antes de venir hacia aquí. No podía arriesgarme a que alguien les siguiera hasta mi madriguera - dice sonriendo.

Miro mi teléfono y compruebo que efectivamente no tengo cobertura. Miro a Peter sorprendido quien asiente con la cabeza mientras abre su maletín y saca un aparato que parece un teléfono móvil con varias luces verdes que parpadean sin descanso. Desde luego no es el primer inhibidor de frecuencias que veo, pero sí el más pequeño.

- Tecnología punta, Capitán - me dice Sam leyendo mis pensamientos.

Joder...

- Necesito hacer una llamada, Sam. Es importante - le digo.

Quédate conmigo... amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora