Home sweet home

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"La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida antes de que el telón baje y la obra termine sin aplausos."

Charles Chaplin

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El hospital de Washington es bastante más acogedor que el hospital de campaña en el que he estado ingresado estos últimos días. Aún así sus paredes estériles y el olor a desinfectante que me dan la bienvenida, me revuelven el estómago. Odio los hospitales...

El vuelo a casa ha sido tranquilo, aunque la herida se ha abierto y me la van a tener que volver a coser. Debería tener el hombro inmovilizado, pero no soporto el cabestrillo y desoyendo las órdenes del médico, me lo quité en cuanto salí por la puerta.

Ya me han asignado una habitación y después de volver a pasar por quirofano, estoy esperando a que vengan a hacerme las curas. Joder como duele el puto hombro...
La puerta de la habitación se abre y cuando estoy a punto de gritarle a la pobre persona que se ha atrevido a entrar que me dé un analgésico, veo asomar la cara de Taylor.

- Hola amigo - me sonríe - ¿Necesitabas mimos y no se te ha ocurrido otra forma de llamar la atención que agujerearte el hombro? - se ríe el cabrón.

- Eres un gilipollas Thomas - le digo estrechandole la mano - gracias por venir.

- No hay de que, colega ¿Cómo va todo? ¿Qué te han dicho del hombro? - me pregunta.

- Con un poco de reposo y rehabilitación debería quedar como nuevo - le digo.

- Son buenas noticias Matt. Podría haber sido mucho peor, podrías estar muerto. Si ese cabrón hubiese tenido mejor puntería, no estarías aquí hablando conmigo - me dice.

- Lo sé amigo. Me estoy haciendo demasiado viejo para toda esta mierda.

- ¿Pero qué dices? Todavía tienes que dar mucha guerra Matt.

- No lo sé... no lo sé. Bueno, cambiando de tema ¿Qué tal tu brazo y tu hombro? Todavía lo llevas escayolado - le pregunto.

- Y lo que me queda - me responde - Me lo partí por tres partes y al final tuvieron que operarme y ponerme unos putos clavos. Va a ser gracioso cuando intente pasar por los arcos de seguridad del aeropuerto - se ríe.

- Eres una nenaza Thomas - le digo.

- Es curioso que me digas eso, no eres la primera persona que me acusa de ser un quejica - me dice sonriendo de medio lado.

- ¿Curioso? ¿De qué hablas?

- Nada. Es solo que hace poco una señorita que conocemos también me llamo nenaza - sonríe.

- ¿De qué coño hablas Taylor? ¿También te diste un golpe en la cabeza?

- ¿No me vas a preguntar por ella? - me dice.

Anna...

Lo cierto es que me muero por saber algo de ella, pero tampoco quiero parecer ansioso... aunque lo estoy, y mucho.

- Todo salió bien Matt. Se recuperó sín apenas secuelas y la mandaron de vuelta a casa después de unos días.

- ¿Te dijo algo? ¿Preguntó por mí? - para Matt, pienso. Vuelves a parecer un adolescente en plena crisis hormonal, joder.

- Sí colega, claro que preguntó por ti. De hecho parecía muy decepcionada de que fuese yo él que estuviese allí. Creo que esperaba verte .

Suspiro decepcionado y me reclino sobre la almohada. A mí también me hubiese gustado estar allí con ella.

Quédate conmigo... amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora