Oh Capitán, mi Capitán...

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"Después de un tiempo aprenderás que el sol quema si te expones demasiado. Aceptarás incluso que las personas buenas podrían herirte alguna vez y necesitarás perdonarlas. Aprenderás que hablar puede aliviar los dolores del alma... Descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos destruirla y que tú también podrás hacer cosas de las que te arrepientas el resto de tu vida."

William Shakespeare

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- ¿Capitán? ¿Entiende cuáles son mis condiciones? - me pregunta Sam con voz cantarina.

- Sí - contesto.

- ¿Acepta el trato?

- No me estás dando muchas opciones ¿Verdad? - le pregunto.

- Lo cierto es que no, Capitán. Podría intentar filtrar yo misma toda esta información, pero sinceramente creo que el impacto sería mayor si lo hace usted. Además, siendo quien soy, podrían decidir desestimar todo lo que reciban y no queremos eso ¿Verdad? Tenemos una oportunidad de oro para hacer que los culpables paguen por lo que han hecho, y no vamos a dejarla escapar. Créame cuando le digo que una vez que vea todo lo que he descubierto, va a ser usted el primero en pedir justicia - me dice guiñándome un ojo.

- Necesito ver lo que habéis encontrado Sam.

- De acuerdo - me dice.

Nos pide que la acompañemos mientras se levanta del sillón y se dirige hacia las escaleras de la casa.

- Permitame enseñarle donde ocurre la magia - me dice Sam sonriendo.

- ¿El sótano?

- Sí, Capitán - contesta soltando una carcajada - ¿ Quién se lo iba a decir? Por fin uno de sus clichés se hace realidad.

Y ahora soy yo el que sonríe.

Llegamos al sótano de la vivienda y me sorprendo una vez más al ver que es aún más acogedor si cabe que el salón de la casa. Aunque apenas entra luz natural, la planta está perfectamente iluminada y amueblada. Hay una zona de estar que es prácticamente una réplica de la planta principal y unas puertas correderas dan paso a un enorme despacho lleno de ordenadores. Nada que ver con la cueva oscura y lúgubre que yo me había imaginado.

- Bienvenidos a mi centro de operaciones - nos dice Sam.

El lugar es impresionante. Dos pantallas digitales ocupan uno de los laterales de la habitación. Hay varias mesas con ordenadores y aparatos que no sé ni qué son ni para qué sirven.

- Tomen asiento, por favor...  - nos pide Sam.

Nos acomodamos en un par de sillas que encontramos y esperamos. Sam saca de un cajón de una de las mesas una carpeta color sepia y se sienta justo enfrente de nosotros. Sólo nos separa una pequeña mesa donde deposita el expediente.

- ¿Es el expediente de la chica? - le pregunto.

- Es mucho más que éso - me dice sonriendo -  Aquí está toda la información que he encontrado acerca de la operación encubierta de la CIA y toda la gente involucrada. Quiero que entienda una cosa antes de que hablemos de lo que he descubierto. La misión en la que usted se vio involucrado, es sólo la punta del iceberg. He encontrado tantísima mierda como para sepultar a medio Washington.

- ¿De qué estás hablando Sam? - le pregunto.

- Esta operación no es algo puntual, Capitán - respira hondo antes de continuar.

¿De qué coño está hablando?

- ¿Qué quieres decir? - le pregunto.

- Creo que no me he explicado bien. Cuando he dicho la CIA, no me refería a toda la Agencia. Lo que quiero decir es que hay un grupo de personas que han decidido tomarse la justicia por su mano y llevan años trabajando por su cuenta y usando el nombre de la Agencia como tapadera.

Quédate conmigo... amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora