Don't you know that storybook loves, always have a happy ending...

245 43 20
                                    

"Amar a alguien es una cosa. Que alguien te ame es otra. Pero que te ame la misma persona que amas, lo es todo."

Paulo Coelho

--------------------

- Dí algo - me pide casi avergonzado.

Que estoy enamorada de él, es un secreto a voces, pero hasta hace un momento no sabía si mis sentimientos eran correspondidos. La atracción estaba ahí, sí. Sabía que se preocupaba por mí y también que quería explorar lo nuestro para saber hacia dónde nos llevaba. Pero ¿Amor?...

Por fin soy capaz de mirarle a los ojos y lo que veo en ellos debe ser el vivo reflejo de lo que hay en los míos.

- Bien... - susurro.

- ¿Bien? - me pregunta confundido.

- Sí amor mío... bien - y espero que eso sea suficiente de momento porque si apenas soy capaz de procesar todo lo que estoy sintiendo en estos momentos, mucho menos voy a ser capaz de expresarlo con palabras.

Suelta todo el aire que estaba reteniendo en los pulmones y me besa. Separo mis labios de los suyos con suavidad ignorando sus protestas y las de mi propio cuerpo, que me pide a gritos su contacto, y acercando mi boca a su oído le susurro...

- Yo también estoy enamorada de ti...

Y justo en ese momento me doy cuenta de que puedo hacerlo, puedo superar mis miedos y aprender a confiar de nuevo. Ahí está, mi salto de fe...mi salto a lo desconocido. Una buena amiga me dijo una vez que la magia sólo ocurre fuera de nuestra zona de confort, que todo lo bueno en la vida nace de un salto al vacío y pienso hacerle caso. Estoy justo donde necesito estar... sólo tengo que acordarme de respirar. Todo lo que quiero y todo lo que necesito está justo al otro lado de mis miedos. Recuerdo una frase de "El Principito" que me dijo mi madre cuando Carlos me dejó y que no supe valorar en ese momento. "Es una locura odiar a todas las rosas porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños porque uno no se cumplió." Y ahora, más de un año después, por fin me doy cuenta de toda la verdad que encerraban esas pocas palabras.

- Pequeña... - vuelve a besarme y yo me dejo arrastrar por toda esta vorágine de sentimientos que amenaza con desbordarme. Por una vez, no me da miedo ahogarme. No quiero estar en ningún otro lugar, aquí es donde debo estar, entre sus brazos.

Nos besamos durante minutos u horas. Nos tocamos redescubriendo nuestros cuerpos como si el hecho de haber confesado nuestros sentimientos nos abriese un nuevo mundo todavía por explorar. Mis caricias significan más, sus besos saben diferentes y mi cuerpo encuentra su lugar enredado en el suyo. Haber expresado con palabras lo que nuestros corazones decían a gritos ha sido liberador, pero también asusta, asusta muchísimo. Ya no hay compuertas que mantengan el agua en calma y frenen el torrente, ahora sólo queda saltar al vacío y apostarlo todo en una última jugada...o todo o nada.

- Creo que aún me asusta un poco... todo ésto. Ya no es miedo lo que siento, pero sí algo parecido al vértigo - le confieso.

- A mí también me asusta un poco... pero prefiero arriesgarme antes que no intentarlo. Ya ni puedo ni quiero dejarte marchar, y quizás sea egoista por mi parte, pero siento que la vida nos ha dado una segunda oportunidad y no pienso dejarla pasar. Creo que si nos arriesgamos, juntos, podemos conseguirlo.

- ¿Y cómo vamos a hacerlo? - Tengo tantas dudas y tantas preguntas...

- Día a día Anna, viviendo el presente. Los dos sabemos que no sirve de nada hacer planes a largo plazo. Disfrutemos de lo que tenemos hoy y mañana ya veremos.

Me abraza y arrastra nuestros cuerpos hasta que estamos tumbados en la cama. Acaricia mi pelo y deposita un suave beso en mi mejilla. Apoya su frente en la mía y cerrando los ojos, suspira profundamente.

Quédate conmigo... amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora