Selva

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"No podrás descubrir nuevos océanos si no tienes el coraje para perder de vista la costa."

Anónimo

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El helicóptero aterriza en mitad de la nada, en una pequeña explanada a las afueras de un poblado. Dos de mis hombres se quedarán haciendo guardia. Según mis informes, los habitantes del poblado no son simpatizantes de la guerrilla que apoya incondicionalmente a los narcos, pero es mejor no arriesgar. Solo tenemos a nuestro favor el elemento sorpresa. Sín él, estamos perdidos.

Nuestro embajador ha hecho creer a los secuestradores que el gobierno norteamericano está de acuerdo con el intercambio de prisioneros y eso nos ha dado un poco más de tiempo para sacar a las rehenes de aquí. Contamos con la discreción del gobierno local, no quieren un conflicto diplomático con Estados Unidos. Son pocos hombres los que están al corriente de la misión, quieren evitar filtraciones y no saben de quién pueden fiarse.

A partir de aquí tendremos que ir caminando. Nos quedan por delante dos horas hasta llegar al punto donde tienen retenidas a las chicas.
La selva es un puto infierno de verde espesura y suelo traicionero. Con los petates y el armamento es difícil abrirse paso a través de la arboleda. Caminamos sín descanso, cuanto antes lleguemos, antes saldremos de aquí.

Casi dos horas después, el GPS nos avisa de que nos estamos aproximando a nuestro destino. Les hago un gesto con el puño a mis compañeros para que se detengan, tenemos que inspeccionar la zona. Les susurro a dos de mis hombres que vengan conmigo.

A través de los prismáticos veo unas cuantas casas de construcción bastante precaria y medio derruidas y a varios hombres que charlan tranquilamente mientras fuman y beben. Son cinco hombres los que están vigilando sin contar con los que puedan estar dentro con las prisioneras. Según la información de la que disponemos, debería haber un total de diez hombres vigilando a las rehenes. Les pido a mis hombres que esperen, tengo que acercarme un poco más. Consigo aproximarme a las cabañas dando un rodeo para evitar que me vean. Me asomo a una de las ventanas de la única cabaña que parece habitada... y entonces las veo.

Las cinco están tiradas en el suelo. Tienen los ojos vendados y las manos y los piés atados. Están prácticamente desnudas y con heridas a lo largo de todo el cuerpo. Es descorazonador...
Ningún hombre las escolta dentro de la cabaña y eso me preocupa. Me faltan cinco hombres por contabilizar y no sé donde demonios están.

Vuelvo hacia el lugar donde me esperan mis hombres y les hago señas para que volvamos con el resto. Tengo que pensar con calma. El plan inicial no va a funcionar. Si entramos ahora a por las chicas y no matamos a todos, podrían seguirnos y complicar mucho la misión. Podrían alertar a Torres y eso es lo último que necesitamos. Además, juegan con ventaja al conocer el terreno mucho mejor que nosotros. Si nos persiguiesen, nos atraparían rápidamente sin duda alguna.

Nos reunimos con el resto del equipo y les expongo la situación. Todos están de acuerdo en que hay que actuar con precaución. Enciendo la radio y me pongo en contacto con los hombres que se han quedado de guardia cerca del poblado y les pido que indaguen e intenten averiguar si los locales saben algo de los hombres que faltan. He visto agua y víveres en la cabaña, había fruta y pan. En algún sitio han tenido que conseguirlos.

Mientras esperamos, decido hablar con mi enlace en Washington. Necesitamos más tiempo para sacar a las chicas sanas y salvas de aquí. Cojo el teléfono por satélite y hago la llamada. Intentarán retrasar lo máximo posible el intercambio, pero no va a ser fácil.

Suena la radio y nos informan de que los cinco hombres que faltan están en una taberna del poblado. La buena noticia es que están borrachos como cubas. Les pido a mis hombres que los vigilen y que bajo ningún concepto les dejen salir del poblado. Si lo intentan, les doy órdenes de que disparen a matar, pero evitando dañar a ningún civil. Van a necesitar apoyo, así que les informo de que dos hombres más van en camino. Johnson y Martin tardarán otras dos horas en llegar a su posición.
Quedamos ocho.

Quédate conmigo... amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora