Quédate conmigo... amor

There is no place like home

"No existe amor en paz. Siempre viene acompañado de agonías, éxtasis, alegrías intensas y tristezas profundas."

Paulo Coelho

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Hace más de una semana que hablé con Matt y no he vuelto a saber nada de él. Los nervios están empezando a hacer mella en mí y necesito saber si está bien. Me debato entre llamar a Taylor y parecer una novia histérica, cosa que no soy...creo. Ni novia...ni histérica...¿o sí? Uffff....o soltar el teléfono que estoy agarrando como si me fuese la vida en ello y tranquilizarme.

Justo cuando decido soltar el teléfono y calmarme un poco, empieza a vibrar en mi mano. Miro la pantalla y veo que es Taylor quien me llama. Me da un vuelco el estómago y no soy capaz de contestar. Matt me dijo que Taylor me llamaría si pasaba algo, aunque puede que sólo quiera hablar conmigo para decirme que todo va bien, pero si es así...¿Por qué no me llama Matt? El teléfono deja de sonar y me quedo mirándolo fijamente como si pudiese encontrar las respuestas a todas mis dudas escritas en la pantalla. Soy incapaz de reaccionar cuando el teléfono empieza a vibrar de nuevo y vuelvo a escuchar "One call away" de Charlie Puth. Oigo a Cata llamarme desde su habitación.

- ¡Anna! ¡Suena tu teléfono!

Asoma la cabeza por el quicio de mi puerta y me mira. Sé exactamente el aspecto que debo tener, pálida y temblorosa sujetando el móvil con todas mis fuerzas.

- ¿Cielo? ¿Qué ocurre?

- Son noticias de Matt - le digo - y no puedo... no puedo... - se me quedan las palabras atascadas en la garganta y no puedo seguir hablando.

- Tranquila, dame el teléfono, yo contestaré.

Prácticamente tiene que arrancarme el aparato de las manos para contestar.

- ¿Hola? - contesta nada más descolgar - No... soy Cata... sí... - sigue hablando mientras sale de mi habitación y se dirije al salón. Ni siquiera soy capaz de seguirla y me quedo sentada inmóvil y totalmente paralizada en mi cama.

Vuelvo a rememorar aquella otra llamada que supuso el comienzo del final. Es casi ridículo como te puede cambiar la vida en un solo instante. Esa noche Carlos y yo habíamos cenado juntos antes de que se fuese a patrullar. Hicimos planes para el fin de semana. Queríamos ir a ver la casa y empezar a planificar todas y cada una de las reformas que íbamos a hacer en nuestro nuevo hogar. Hablamos de arreglar el jardín, plantar árboles frutales, poner un columpio en el porche trasero. Hablamos de la cocina, de los baños y de las habitaciones de los niños. Las habitaciones de los niños... Un escalofrío me recorre de arriba a abajo y se me hace un nudo en el estómago que apenas me deja respirar. Me tumbo en la cama y cierro los ojos intentando regular mi respiración.

Habíamos hablado de tener hijos, los dos queríamos ser padres y Carlos me había pedido en varias ocasiones que dejase de tomar anticonceptivos y que lo intentasemos. Llevaba tiempo insistiendo en que era el momento de hacerlo. Yo no estaba segura de que fuese así... La casa, su trabajo, el mío... pero en una cosa si tenía razón y era que nunca hay un momento perfecto, siempre hay pegas que te incitan a retrasarlo y él estaba deseando ser padre. Así que dejé de tomar la píldora y pensaba darle la sorpresa ese fin de semana, sabía que se iba a poner muy contento. Y de repente todo se fue a la mierda... La llamada, el hospital...

Mi corazón se rompió en mil pedazos. Yo sólo quería estar con él y me daba igual todo lo demás. Él tenía miedo de no volver a ser quien era y yo sólo quería una oportunidad para demostrarle que le amaría igual pasase lo que pasase. Pero él nos negó la posibilidad de intentar salir adelante juntos y eso todavía me duele... Fue un cobarde y huyendo de lo nuestro lo único que hizo fue menospreciar nuestro amor y reducir a nada todos los años que habíamos pasado juntos. Quiero creer que lo hizo porque pensaba que era lo mejor para mí también, pero una parte de mi sabe que fue una decisión egoísta. Simplemente se asustó y salió corriendo.