3...2...1...¡Happy New Year!

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"La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas."

Aristóteles

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El tiempo pasa volando y ya estamos en Diciembre.
A Paco le dieron el alta a mediados de Noviembre y hemos decidido volar los tres juntos estas navidades.
Es increíble lo bien que nos llevamos y lo mucho que congeniamos, tanto es así, que Paco dejó definitivamente su piso y se vino a vivir con nosotras. A veces es así de simple, conoces a alguien e inmediatamente te sientes a gusto. En cuanto a mí, aunque las reformas de mi casa van viento en popa, voy posponiendo la mudanza. Me encanta vivir con estos dos y no tengo ninguna prisa por marcharme. Hemos formado en poco tiempo un vínculo muy estrecho y nos hemos ayudado mutuamente a superar el día a día.

Nos ha tocado pasar la Nochevieja en Chicago. Por un lado Chicago es una de mis ciudades favoritas y por otro lado me hubiese gustado pasar las fiestas con mi familia. Aunque Cata está tan emocionada que es imposible no contagiarse de su buen humor y la verdad es que tanto Cata como Paco son parte de mi familia, así que de alguna manera pasaré las fiestas en familia.

Cata y yo estamos como locas intentando decidir que ropa llevarnos. El hotel organiza un cotillón y la tripulación está invitada, en realidad seremos dos tripulaciones las que pasaremos la Nochevieja en Chicago, así que debería ser muy divertido.

El armario de Cata es el sueño de cualquier mujer. Yo no hago más que dar vueltas sobre mi misma y suspirar. Ella ya tiene claro que vestido se va a poner y yo no sé ni por donde empezar.

- Escucha cielo, no te preocupes. Encontraré algo en mi armario - le digo a Cata que no hace más que sacar y sacar vestidos a ver si me decido por alguno. Tenemos la misma talla, más o menos...

Las dos somos delgadas aunque yo soy un poquito más alta y tengo un poquito más de pecho que ella. Somos como la versión madura y femenina de Zipi y Zape... o así nos llama mi madre. Yo soy Rubia (aunque no natural... todo hay que decirlo) con ojos verdes y ella morena con ojos negros...y estamos todo el día juntas.
¿Haciendo trastadas..? Si nos hubiéramos conocido hace veinte años en lugar de hace 10... probablemente sí.

- ¡Ni hablar! - Me dice Cata sacándome de mi ensoñación - Tienes el armario lleno de vaqueros y camisetas de algodón, dudo que tengas algo decente que ponerte para una fiesta.

- ¡Sí que tengo! - le digo indignada. Es verdad que hace siglos que no voy de compras y es cierto que hace siglos que no me arreglo para ninguna fiesta, pero seguro que tengo algo en mi armario ¿no?

Me dirijo a mi habitación y abro el armario... Vaqueros... vaqueros... vaqueros... ¡Ah! Y camisetas de algodón... camisetas de algodón... camisetas de algodón.
Suspiro resignada. No, no tengo nada que ponerme.

- ¡Cataaaaaaaa! - grito desde mi habitación. Aparece con una sonrisa de superioridad.

- Te lo dije... nothing... nada... niente. No te agobies. Ya elijo yo el vestido perfecto para ti.

- No quiero nada ni demasiado escotado, ni demasiado corto, ni demasiado brillante,ni....

- ¡Vale, vale! - Me dice Cata con cara de fastidio - No sé si tendré algo de éso en mi armario, tendrás que fiarte de mí - y sale disparada hacia su habitación.

Es una fiesta de etiqueta así que seguro que ella sabe bastante mejor que yo ( doña "me pongo lo primero que pillo para estar cómoda", como me llama ella) lo que es apropiado y lo que no. Tendré que fiarme porque yo no pienso perder más tiempo. Paco ya ha alquilado su esmoquin y también anda de los nervios...

Diciembre debe de ser uno de los peores meses para visitar Chicago, ya sea por placer o por obligación, o por ambos dos que es un poco mi caso. Hace un frío tremendo y el viento es tan fuerte que girar una esquina se convierte casi en una misión imposible, pero aún así me fascina.
Hoy es 30 y volamos hacia la "ciudad del viento".
El vuelo transcurre con normalidad y llegamos a Chicago sobre las cuatro de la tarde hora local.
La tripulación es estupenda así que quedamos para cenar todos juntos, prontito eso sí, que estamos todos muertos de cansancio, además Cata ha reservado mañana un completo en el Spa del hotel. No se fía de mí para nada, así que tengo cita con la peluquera, esteticista, manicurista... y sólo Dios sabe que más.
La verdad es que pasarte una mañana entera recibiendo mimos no está tan mal, no pienso quejarme. Quiere que comience el año con el espíritu renovado y eso pienso hacer.
Todavía no he visto el vestido que me ha traído Cata y me da un pelin de miedo, pero ya es demasiado tarde.

Nos levantamos temprano para desayunar y prepararnos para nuestra sesión de belleza.

¡Madre mía! Me he quedado como nueva. Me han hecho los piés, las manos, un tratamiento facial y otro corporal además de un masaje y esta tarde me toca volver para que me peinen.

He quedado con Cata en su habitación dentro de 10 minutos, quiere que me pruebe el vestido y los zapatos para ver el resultado. Aunque le he preguntado ya y le he pedido que me dé alguna pista... no suelta prenda.
Me han pintado las uñas de piés y manos con un esmalte de un rojo precioso (todo por orden de Cata, claro, que es la única que sabe como me voy a vestir). El maquillaje es muy sutil y han resaltado mis ojos con un ahumado perfecto ¡Parecen enormes!
Llamo a la puerta de Cata y me abre emocionada. La verdad es que es difícil no contagiarse de su buen humor y yo también empiezo a estar nerviosa por la cena y la fiesta de esta noche.

-¡Estás preciosa Anna! Estás preciosisima cariño. Verás cuando veas el vestido que te he traído - abre el armario y saca un portatrajes de color negro - ¿Estás lista? - me pregunta.

Abre el portatrajes y saca un vestido precioso color esmeralda.
Es de gasa y con escote asimétrico. Lleva un hombro al aire y el otro sujeto por una fina tira de gasa adornada con pedrería brillante. El vestido es recto y ajustado en la cintura. Es espectacular...

- Wow Cata... no tengo palabras. Es perfecto... - le digo.

- Lo sé, perfecto para ti.

Me lo pruebo y lo cierto es que sí. Por primera vez desde hace mucho tiempo, me veo bien, me siento bien. El vestido resalta mis curvas y se ajusta a ellas como si me lo hubiesen hecho a medida.
Unas sandalias doradas de tiras y tacón de diez centímetros complementan el vestido. A ver si con suerte consigo no caerme y hacer el ridículo...
El vestido es tan espectacular que no necesita ningún complemento excepto quizás un bolso joya también dorado que me enseña Cata.
Su vestido no tiene nada que envidiar al mío, es blanco de corte sirena y cuello redondo, con toda la espalda al aire. Con su melena caoba y sus ojos avellana, va a estar preciosa.

La cena es a las siete de la tarde, así que decidimos descansar un poco antes de nuestra cita en la peluquería.

Me han hecho un moño bajo despeinado y a Cata una trenza lateral,ya estamos listas...

Al llegar al salón de actos nos sorprende que sea una fiesta temática. El salón está decorado como el palacio de Versalles del siglo XVIII. Unas grandes lámparas de araña que cuelgan del techo y unos enormes candelabros que decoran los laterales del salón iluminan la sala con una tenue luz blanca. Los anfitriones de la cena nos reciben vestidos de época con hermosos ropajes y majestuosas pelucas. Nos acompañan a nuestra mesa una vez les indicamos nuestros nombres y nos entregan unas máscaras.
¡Un baile de máscaras! Totalmente inesperado. Son unas máscaras de encaje negro exquisitas.
Un cuarteto de cuerdas ameniza la velada.
Nuestros compañeros ya están sentados en la mesa, incluido Paco que se levanta al vernos llegar.

- Estáis expectaculares chicas - nos dice.

Él también está increíblemente guapo. Lleva un esmoquin negro acompañado de corbata negra en lugar de pajarita y le sienta como un guante, una máscara de seda negra le cubre los ojos.
La cena transcurre de manera amena. El menú es delicioso, un menú degustación inspirado en la cocina francesa y acompañado de diversos vinos de la región.
Cuando terminamos los postres son las diez de la noche y nos piden que nos dirijamos al salón de baile donde una orquesta nos espera. Al igual que el salón de actos, el salón de baile está decorado para asemejarse a un palacio del siglo XVIII.
Nos ofrecen una copa de champán al entrar. Algunas parejas ya han comenzado a bailar al son que marcan los violines de la orquesta. Los camareros se pasean entre los invitados con sus trajes negros y sus pelucas perfectamente empolvadas. Se abren unas enormes cortinas que descubren una pantalla gigante, van a televisar la llegada del año nuevo desde Times Square en Nueva York. Queda muy poco para que den las doce de la noche.
Los invitados ya se empiezan a reagrupar para la cuenta atrás. Paco, Cata y yo nos situamos cerca de la pantalla.
Los nervios se palpan en el ambiente...
Nos dan las buenas noches desde la Gran Manzana.
Allá vamos...comienza la cuenta atrás...
3... 2... 1... ¡Happy New Year!
Nos abrazamos los tres deseando que el año nuevo nos traiga felicidad, salud y buenos momentos para compartir.
Todo el mundo sonríe...
Alguien se acerca a mí y me susurra al oído haciendo que se me erice toda la piel del cuerpo...

- Feliz año nuevo pequeña...

Quédate conmigo... amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora