Desenterrando el pasado

6 1 0
                                    


Seth al día siguiente de la gran celebración, se despierta de golpe por las pesadillas o mejor dicho, visiones que tenía el muchacho acerca de las personas más cercanas a él. Se sienta preocupado en el tapete donde dormía, observa su maleta por unos segundos y decide sacar su celular para saber noticias de su amigo Eddie. Al encenderlo,  se dio cuenta de que en tres largos años no llegó ni un solo mensaje por algún medio de comunicación que exista en el aparato.

Seth sentía que algo estaba sucediendo en Nueva York. Morrison estaría, mientras tanto, mandando patrullas a los hogares para desalojar a la gente de poco dinero, y a los que intenten atacar a las patrullas o al mismo Arthur, eran ejecutado con una bala de subfusil en la cabeza en frente de todos.

Con tanta preocupación en su mente, Seth se levanta, se pone su vestuario normal de Shantung La de color azul oscuro y decide salir de su recinto para tomar aire fresco en las diferentes áreas verdes que se encuentran en la aldea. Al estar dando caminata muy lenta en dirección a los campos de cultivo, se encuentra con la campana. Era ya muy tarde y los sacerdotes no se despertaban. Se supone que Shen era el encargado de tocar la campana a estas horas, pero no salía de su hogar.

El muchacho decide agarrar el mazo de la campana, reúne sus fuerzas al girar el tronco desplazando sus brazos para atrás. Por último, sin necesidad de un poder sobrenatural en él, tira del mazo hacia la campana y esta suena con tanta potencia que se debe haber escuchado hasta los exteriores de Shantung La.

A los pocos segundos empiezan a salir los sacerdotes. Cada uno se saludaba con una pequeña reverencia en símbolo de cortesía. Lo mismo hacía Seth con los que se encontraba y viceversa. Siguió caminando con la esperanza de también encontrarse con su maestro, pero en ningún momento apareció y el muchacho ya estaba preocupándose, por lo que decide visitarlo en su recinto. En el camino, se encuentra el lugar en donde desarrolló su primera habilidad hace ya más de tres años, cuando recién había llegado a Shantung La y haber conocido al viejo.

Observa detenidamente el campo en donde estuvo y en el suelo estaba el símbolo de la estrella de cinco puntas con los curiosos símbolos de su exterior: el planeta, las estrellas, el sol, la luna y el humano. Al pasar su mano por la marca, siente un cosquilleo de electricidad y sus ojos raramente se empiezan a blanquear. El muchacho tiene una visión muy extraña.

Un hombre. En su espalda llevaba un báculo. Su vestimenta era la misma que usó Seth para el día de su prueba final, con la diferencia de que esta llevaba una capucha del mismo color del resto del vestuario. En su alrededor, se observan llamas de fuego cortándole el paso. El sujeto con un solo movimiento de manos, separa el fuego. Después, el hombre se pone de cuclillas por unos segundos y salta de manera muy potente para llevarlo hacia fuera de donde quiera que se encontrase.

Seth despierta de esa visión. No sabe si era exactamente eso o tan solo era su imaginación. Nunca había pasado por eso, ni su viejo maestro le explicó por qué se daría eso. Fue en ese entonces cuando Shen por fin se apareció, pero con una cara muy preocupada:

- ¡Seth! – dice intentando no aparentar su estrés – Por favor, ven conmigo. Es urgente.

El otro no dice ni una sola palabra. Se quedó traumado por lo sucedido hace poco, pero más empezaba a preocuparle el que su propio maestro lo llame con tanta urgencia. Shen jamás estaba preocupado. Es decir, todo lo que para el resto era negativo para él era todo lo contrario y expandía su tranquilidad en toda la aldea.

Pero ahora, está tan preocupado que nadie puede creer que esté así. El recientemente maestro empieza a trotar para llegar a él lo más rápido posible. Al entrar ambos al recinto de Shen, el muchacho se queda asombrado por lo que estaba viendo. El recinto del viejo por dentro era todo un desastre: los cuadros estaban rasgados y destrozados, el tapete estaba maltratado, el piso estaba hecho añicos.

BOLT-MANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora