Viejos amigos

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Al llegar a la antigua calle en donde Seth vivía al tener diecinueve años, se quedó impactado, totalmente frío y mudo al ver todos los daños que los soldados de Bystander le causaron a su hogar. Los recuerdos que tenía de esa bonita calle llena de familias vinieron a su mente, al salir de su casa en el día de su entrevista.

Recordaba también el día en el que conoció a Eddie. A pesar de no verlo tanto tiempo y de saber que posiblemente su amigo lo haya olvidado, Seth aún lo extrañaba y sabía que la amistad que ambos tienen sería irrompible porque compartían una aventura muy intensa al tener que huir de los planes malvados de Morrison y poder ser los primeros en decirle no a Bystander para luchar en contra de ellos y obtener algo que en un futuro haría que el imperio que levantó en tantos años Arthur Morrison, se derrumbara con un ataque en una sola noche.

Al escuchar el arranque de un auto cerca de él, Seth se mueve hacia un costado para poder cubrirse con un muro maltratado de ladrillos y cuando miró se dio cuenta que las patrullas de Bystander ya empezaban a sospechar de que alguien se ha infiltrado en la ciudad cerca de la corporación. El muchacho no se preocupó tanto, después de todo tardarían días en poder encontrarlo y saber quién es ahora.

Sin dudarlo más Seth entró al edificio en donde la Sra. Dickinson lo estableció para poder seguir adelante con lo que antes era su sueño más preciado y ahora no es más que la pesadilla más horrorosa para él. Al estar subiendo recordó a Elaine Dickinson, su salvadora, se preguntaba en dónde se podía encontrar ahora. Llega a su departamento, ve que la puerta aún se mantiene en buen estado, cada uno de los números de la puerta se encontraban limpios, mejor que como cuando Seth se retiró para ir a Taishan. Eso era una buena señal para él, alguien los estuvo limpiando sin que nadie más se dé cuenta.

Al estar sacando las llaves de su departamento se percata de algo muy extraño, la puerta no estaba cerrada. Seth la empuja suavemente para no hacer ruido, empezaba a preocuparse. Al entrar observa detenidamente que su departamento estaba ordenado de manera perfecta, todo estaba en su lugar. Las cosas de Seth se encontraban en un extremo de la habitación en la repisa en donde antes ponía sus planos para presentarlos a la corporación, su cama estaba tendida y las sabanas estaban lavadas y bien cuidadas, el estudio se encontraba limpio y sin tierra, su cocina estaba con los alimentos necesarios como para poder sobrevivir al menos dos semanas sin que alguien más los vea.

Lo único que no podía ver con certeza era el baño, podía escucha cómo el agua salía del caño, alguien se estaba lavando. Es entonces cuando la puerta se abre y sale un muchacho de cabello rubio liso y corto, con ojos color café, una ligera barba que solo cubre una cierta parte del mentón, la complexión de dicho hombre era ejercitada, se notaban algunos músculos trabajados. Era totalmente distinto al chico que conoció en la corporación en su primer día de trabajo, pero estaba muy seguro de que era Eddie.

Ambos se miraban seriamente, no podían creer que se volvían a encontrar. Después de tres años los compañeros de trabajo que forjaron un lazo de amistad muy fuerte sin saber nada el uno del otro, vuelven a verse cara a cara y asombrarse del cambio que ambos habían sufrido con el pasar del tiempo.

- ¿Eddie? – Seth empieza a sentir un escalofrío, empezaba a pensar que no lo recordaba - ¿Eres tú?

- ¿Cuánto tiempo ha pasado? – contestó con una voz más gruesa a la que tenía antes de que Seth se vaya.

- Treinta y ocho meses. – responde aún algo nervioso.

- El tiempo ha pasado muy rápido desde la última vez. ¿No crees? – se movió hacia la maleta en donde tenía ropa también limpia.

- Sí. Veo que te ha ido muy bien. – señalando las pertenencias de su amigo.

- Sí... algo así. – sonríe Eddie – De todos modos... el trabajo no será permanente.

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