Capítulo 12.5

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Eran pasadas las tres de la madrugada, Piko estaba apunto de dormirse en una de las tantas habitaciones de huéspedes, aunque la diferencia es que a él le tocó ser el único pariente en dormir solo. Después de todo sus otros cuatro primos varones se metieron a un solo cuarto a desvelarse lo que resta de la noche, lo habían invitado pero difícilmente su madre le perdonaría perderse el desayuno...

Aunque despertar, comer y volverse a dormir no sonaba tan mala idea. El inconveniente es que cuando despertara no podría volver a echar la pestaña.

Agarró los gruesos cobertores para meterse debajo de ellos, ablandó la almohada golpeándola un poco, se acostó y extendió el brazo para apagar la lámpara de la mesita de noche, fue en ese momento donde una voz conocida para él empezó a cantar tras la puerta.

—En el nombre del cielo
>Os pido posada— sin duda alguna era la voz de su tátara tátara abuelo.
>Pues no puede andar— Kannon asomó su cabeza por la puerta, traspasándola.
>Mi esposa amada.— Piko rió y le siguió el canto.

—Aquí no es mesón— el Utatane mayor sonrió por la respuesta.
>Sigan adelante
>Yo no puedo abrir
>No sea algún tunante.— y así siguieron con todo el canto, Kannon con voz clara y Piko con la voz más suave y baja, después de todo los de la habitación contigua lo pueden escuchar a él.

—Entren Santos Peregrinos, Peregrinos,— cantaban juntos la última estrofa, mientras el de ojos verdes entraba a la habitación y se acercaba a la cama, donde el Keyo-mors le esperaba sentado con las piernas cubiertas por las sabanas.
>Reciban este rincón
>Aunque es pobre la morada, la morada
>Os la doy de corazón.— Kannon se sentó en la cama y acarició los cabellos de su tátara tátara nieto, quien sonrió por el gesto.

—No creí que me siguieras toda la canción.— confesó el más alto.

—¿Por qué?— preguntó el otro.

—No sé, como estuviste callado cuando fuiste a la fábrica pensé que no te gustaba hablar mucho, menos cantar.

—Eso fue por qué no es muy común que veas a tus antepasados muertos en una fiesta juntos, menos que te traten como si ya los conocieras— explicó —. Es como cuando una persona que es amigo de tus padres y ellos hace mucho que nos se ven y se encuentran y luego te ven a ti, te saludan y te dicen "yo te conocí cuando eras un bebé", no sabes si contestar "¿En serio?", "Me alegro", "¿Cómo era?", "Felicidades" y solo atinas a sonreír como idiota.— el fantasma soltó una leve carcajada por lo último.

—Supongo que tienes razón— el Utatane mayor miró al rededor —. ¿Y tu amiguito y tu novio?

—¡Qué no es mi novio!— exclamó Piko con voz baja.

—Bueno, tú enamorado.

—No.— el de mirada dispareja cruzó sus brazos y miró fijamente al de apariencia adulta.

—Bueno, el chico que te gusta.— el Keyo-mors abrió la boca para hablar, cosa que tardó un segundo después de la acción ya que tuvo que mirar hacia otro lado.

—C-claro que no.

—Dicen que el más ciego es el que no quiere ver~— canturreó Kannon a lo que su acompañante le miró y se sonrojó.

—O solo quiere que se mantenga en secreto.— murmuró para bajar la mirada.

—¿Me dices que mi hermana hizo todo el show para que te dieras cuenta de a gratis?— preguntó su tátara tátara abuelo, cosa que hizo que levantara la cabeza rápidamente.

—¿Qué?

—¿Has escuchado eso que los hermanos gemelos se pueden hablar telepáticamente? Bueno, Simple N y yo tenemos esa habilidad con respecto a bromas.— Doble N sonrió con orgullo.

—¿Eso quiere decir que Kanon no está interesada en Oliver?

—No, ella está felizmente casada. Nada más que como es Navidad es costumbre reunirse con la familia de sangre y apellido, por lo que ni su esposo ni mi esposa vinieron— explicó —. Deberías controlar un poco mejor tus celos, ¿sabes?— le revolvió el cabello al menor con cariño —Y bueno, ¿siguen con sus familiares?

—Oliver, Lui ya regreso pero está en el cuarto de mi hermana y mi mamá. Dice que su familia está muy bien, aunque no se pudo acercar mucho.— el adolescente puso su dedo índice en la barbilla.

—Te preguntas por qué, ¿no?— el de mirada dispareja asintió como respuesta —Los espíritus de luz, que son como todos los que viste en la fábrica, tenemos prohibido acercarnos mucho a aquellas personas que son de extrema importancia para nosotros y ellos a nosotros ya que no debemos interferir con sus vidas, después de todo se supone que estamos en paz y en calma con la nuestra.

—Pero... ¿Y mi abuelo y mi abuela?— preguntó Piko recordando cuando llegó.

—Tu abuela ya tiene bastante edad, en cualquier momento puede irse al otro lado, por eso le dan la libertad a tu abuelo a que este junto a ella, eso, y que la familia Utatane le cae bien a la Catrina, por eso ves que tu abuela ya lleva cinco años viendo a tu abuelo y sigue igual de sana.— el adulto sonrió mostrando los dientes.

—¿La Catrina?— el Keyo-mors ladeó ligeramente la cabeza, en forma de duda.

—Estoy seguro de que ya la conocerás.— Kannon suspiró. Todo se quedó en silencio.

—...¿Viniste por algo?— rompió la voz del menor.

—Si— los ojos verdes miraron a los disparejos —, quería despedirme de la manera correcta.

—¿Manera correcta?

—Así es— Doble N sonrió de manera triste —. Piko, cuando anunciaste que eras el Keyo-mors no puede evitar preocuparme, sé el trabajo que implica ello y las posibles consecuencias. Solo espero que seas aquel pequeño que cuando jugaba y se caía no hacía escándalo, solo se levantaba y seguía...Aún eres joven, te falta mucho para aprender en este lado para que te vayas, además de que después tendrás una eternidad para conocer el otro lado, por eso deseo de todo corazón no verte hasta la Navidad que viene.— el adolescente, quien entendía a lo que refería, solo pudo suspirar intentando calmar esa sensación que tenía en su estómago.

Intentaba a toda costa no pensar en lo que pudiera pasar.

Le daba miedo.

—Por supuesto que sí, Kannon.— Piko sonrió tratando de dispersar el nerviosismo que sentía. Su antecesor lo hizo también.

—¿Piko?— habló una voz infantil —¿Estás despierto?— seguido de aquel diálogo la cabeza de Ken se asomó por la puerta, traspasándolo —¿Kannon?— dijo un tanto sorprendido .

—¿Qué sucede, pequeño? ¿Vienes a despedirte?— preguntó el fantasma mayor.

—Si, bueno no, es decir si pero— el chiquillo se sonrojó un poco —...quiero pedirle un favor a Piko.

—¿Un favor?— habló su sobrino bisnieto, algo que asintió acercándose a él —¿Qué es?

—Es algo respecto a la familia Kagamine— comenzó a explicar —, ¿de casualidad conoces a Len Kagamine?

—Si, es mi mejor amigo— respondió el Keyo-mors —, ¿qué tiene?

—Bueno...— el niño se sentó en las piernas de Doble N para estar más cerca y tomar más confianza —verás, Rin Kagamine es mi amiga, es muy linda y juega conmigo muchas veces, aunque ella dice que no puede estar del todo tranquila por qué dice que su hermano se culpa de...

—Espera, espera— dijo el de ojos disparejos trataba de atar cabos de lo que le decían —. ¿Quién es Rin?

—¿Nunca te ha hablado o comentado de ella?— el adolescente negó —¡Oh! Bueno...deberías preguntarle si tiene una hermana, o más bien si tuvo, después de todo, Rin es la difunta hermana de Len...

El Llamado de los MuertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora