Capítulo 25- Fiore

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Unos toques en la puerta hicieron que sonriera de manera inconsciente.

—Pasa —dijo, la puerta se abrió dejando ver la figura de un chico de cabello blanco.

—¿Cómo se encuentra el paciente? —preguntó Piko entrando en la habitación.

—Hola. Muy bien, gracias —contestó alegremente, el contrario cerró la puerta y se dirigió a un asiento que se encontraba cerca de la cama, que se hallaba con la parte superior hacia adelante, provocando que el rubio estuviese casi sentado por completo—. La doctora me ha dicho que estoy perfectamente, al parecer mi cuerpo no tiene ninguna secuela del coma.

—Eso es una excelente noticia —comentó el Utatane con una sonrisa.

—Igual me dijeron que me golpeé fuerte la cabeza cuando quede inconsciente, pero que tampoco suponía un problema ya. Al parecer lo hice contra la cabecera de mi cama —Dijo antes de quedarse pensando. Sonrió—. ¡También he comenzado a comer! Aunque no me permiten los dulces aún... —Hizo un puchero con los labios, cosa que hizo reír al contrario.

—Normal, tu estómago no había recibido alimento como es debido en más de medio año. —Apoyó sus codos en la cama. Oliver le vio unos instantes antes de sonreír.

—Estoy feliz de volverte a ver —confesó, cosa que hizo sonrojar y sonreír a su acompañante.

—Yo también. —Se aventuró a tomar la mano del rubio, quien la aceptó gustoso—. Es... Raro —comentó moviendo de un lado a otro su cabeza, haciendo memoria de los días pasados—. No tenerte atrás mío ya me es extraño, me había acostumbrado mucho a tu presencia y estos cuatro días... Fueron muy extraños —repitió, no encontraba otra palabra para describir su sentir—. Aunque James comenzó a seguirme al día siguiente, evidentemente no era lo mismo —Oliver le acarició la mano con el pulgar—. Aunque debo decir que me alegra mucho ver cómo se llevan Lui y James...

—Eso es bueno, aunque presiento que entrará en crisis cuando Lui comience con sus jugarretas.

—No me gustaría... Pero es parte de ellos —rio—. Ellos se gustan, ¿no? —El mayor se encogió de hombros.

—No lo sé. Si preguntas mi opinión, yo creo que a Lui le gusta James, pero de James no estoy muy seguro.

—¿Nunca te lo dijeron? —La negativa le sorprendió un poco—. Creí que te lo contarían, como te tienen bastante confianza.

—Igual a lo mejor no se han dado cuenta, mientras convivía con ellos me di cuenta de que, a pesar de saber muchas cosas y tener cierta madurez debido a sus años de existencia, seguían siendo unos niños después de todo —Sonrió—. Tienen cierta inocencia, ingenuidad e ilusión que perdemos cuando crecemos, aunque en mi opinión deberíamos poder conservarlo... —Paró unos segundos para reflexionar.

—¿Te gusta convivir con niños por eso? —Oliver asintió.

—De cierta manera me hace recordar lo despreocupado que era en aquella época —Sonrió, esta vez con nostalgia—. La verdad les voy a extrañar, me enseñaron mucho sin que se dieran cuenta.

—Bueno... Eso depende si los quieres ver de nuevo —comentó Piko, obteniendo toda la atención del contrario.

—¿Cómo así? —El de cabello blanco sonrió.

—Digamos que dos pequeñas almas han hostigado un poco a Miku para que haga una conexión de ellos contigo. También me ha tocado a mí, pero más para que aceptes —Oliver le miró con emoción—. Por tus ojos veo que sí quieres.

—¡Claro que quiero! Además, si te soy sincero sería raro ir a tu casa sabiendo que esos niños andan por ahí... —De pronto, se dio cuenta de un detalle—. ¿James no ha venido contigo? —El Utatane rio.

El Llamado de los MuertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora