—Oye —llamó Zen a su pareja—, cuando aceptaste salir a una cita conmigo al fin, ¿qué fue lo que pensaste después?
—¿Seguro que quieres saberlo? —preguntó el otro antes de darle un sorbo a su chocolate caliente. El otro asintió efusivamente— Cuando me di cuenta de lo que hice, literalmente pensé: "¿Qué estupidez acabo de cometer?"
—¿Es en serio? —el de cabello negro afirmó con su cabeza— Eres cruel, yo sentía que no podía con tanta felicidad.
—Si te soy sincero, solo acepte porque me dabas algo lástima —ante tal afirmación el rubio se levantó del sillón en el que ambos se encontraban sentados.
—Listo, me voy a casa —hizo el ademán de irse, pero al ver que su novio no movía ni un solo músculo se detuvo—. No me detendrás, ¿verdad?
—No, te concedo tu libre albedrío —contestó impávido Piko tomando otro sorbo de su bebida—. Además, esta es tu casa, genio —el Kowaretane regresó a su asiento con un leve sonrojo al olvidar ese detalle.
—Al menos admite que te gustaba.
—Admito que me gustabas —Zen sonrió—... Pero bien lejos.
—¡Kuro! —reclamó frunciendo el ceño.
—¿Si?
—¡¿Te gustaba sí o no?! —preguntó cruzándose de brazos. El Kurotane suspiró y dejó la taza en la mesa.
—No me gusta mentirte, no me gustabas en aquel entonces... Pero si lo empezabas a hacer —ante el rostro confundido del otro continuó—. No me gustabas, pero empezaba a apreciarte, por eso te perseguí para aceptar tu propuesta cuando te fuiste corriendo y llorando. Ya me había acostumbrado a tu molesta presencia, por lo que me daba miedo perderte porque pensabas que jamás lograrías nada conmigo y que te odiaba —movió su cabeza levemente—. Empezabas a gustarme pues —su pareja dio un brinco fuera del sillón.
—¡Sabía que no podía ser tan deprimente la situación! —comentó haciendo un pequeño baile antes de darle un beso en la coronilla de su pareja y abrazarle la cabeza— ¡Tú me encantabas y me sigues encantando!
—Créeme, lo tengo muy en claro —respondió Piko con un poco de dificultad pero correspondiendo el abrazo.
Todo había transcurrido tranquilo y normal durante los siguientes tres días...
O bueno, casi.
Aquella aura entre James y Lui se había vuelto extraña, tensa. Ni siquiera sus infantiles peleas diarias aparecían.
Esto se le hacía sumamente raro para el resto, en especial para Oliver quien era el que más convivía con los dos al mismo tiempo. Siempre intentaba acercarse a Lui en privado, pero este siempre le evadía de algún modo.
Es por esa razón por la cual la Zatsune obligó a James a irse con los demás al parque al momento de finalizar la clase.
Y ahí estaban: Oliver, Lui y James jugando al escondite... Aunque el primero era pésimo para ello.
—Cuando dijiste que eras malo, no creí que fueras malo con ganas —confesó James mirando a su alrededor en busca del otro jugador.
—Pues no, perder en este juego es mi especialidad —contestó Oliver mientras salía de un arbusto. No había encogido su pierna lo suficiente.
—Como sea, busquemos al otro y ya —dijo el de apariencia menor antes de caminar. El otro le siguió.
—Será complicado, Lui es muy bueno para esconderse.
ESTÁS LEYENDO
El Llamado de los Muertos
Fanfiction"Sabía que no era común el poder escribir en espejo sin ser zurdo o disléxico, ni tampoco poderlo leer como si fuera la escritura normal. Tampoco era común escribir de cabeza y decir una frase completamente al revés sin problema, además de ver sombr...