Capítulo 16- Efecto Mariposa

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Miró sus cartas y luego a sus acompañantes.

Había un cinco de color azul en el juego, por lo que volvió a ver sus cartas decidiendo poner el seis de ese mismo color en lugar de poner el cinco de color rojo.

Una sonrisa apareció en el rostro de James, al igual que en el de Lui.

—Gracias por no cambiar de color, querido Oliver —agradeció el de ojos negros viendo al rubio anaranjado, quien sólo tenía una carta en sus manos.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó el Hibiki borrando su sonrisa.

—Traga, querido —dijo el jilguero poniendo una carta "+2" color azul, el otro niño abrió la boca indignado.

—Eres un... —dejó la frase al aire mientras tomaba dos cartas de la baraja. El adolescente vio sus cartas, sonrió.

—Bueno, quizás puedas hacer algo, Lui —consoló poniendo un reverso azul, el de orbes anaranjados sonrió satisfecho.

—Muchísimas gracias, ahora puedo vengarme —anunció antes de poner un comodín "+4", el que ahora abrió la boca ofendido fue James.

—Si serás... —murmuró tomando las cartas.

—¿Qué color? —preguntó Oliver.

—Verde —ante aquella respuesta no pudo evitar reír de manera malvada en su mente.

—La única verde que tengo es esta —puso un reverso del color mencionado, el rubio de mechones negros sonrió de oreja a oreja.

—¡Karma! —gritó poniendo un comodín "+4".

—¡Oye! —se quejó el Hibiki antes de lazarse contra James. Ambos niños rodaron y poco después Lui se comenzó a transformar en gato, seguido por el otro.

—Niños, niños, ¡niños! —trató de calmarlos Piko intentando no deshacer lo que ya había logrado, Miku no se encontraba en ese momento.

—¡Lui! ¡James! ¡Me desconcentran! —dijo Piku haciendo lo posible por no perder la figura de agua que ya tenía, pues al no ser sólido como el hielo tenía que estar pendiente de cada partícula de agua, cosa que provocaba que fuera muchísimo más difícil.

—¡Pelea de gatas! —terminó diciendo el adolescente sin cuerpo, cosa que hizo que ambos gatos se detuvieran y lo miraran— ¿Qué? —poco a poco los infantes regresaron a su forma humana, acercándose hacia Oliver— ...Creo que correré —comentó antes de salir corriendo de la habitación siendo perseguido por los pequeños espíritus. El Utatane suspiró.

—De verdad que con ellos no se puede... —dijo regresando a lo que estaba haciendo.

Pocos minutos después llegó Miku con un pequeño pastel en sus manos.

—¡Muchísimas felicidades, señorito Piko! —canturreó la de coletas caminando hacia ellos, Lily, quien la seguía, cerró la puerta— Dejen eso un momento, después se los vuelvo a poner si quieren —los menores obedecieron para verlas.

—¿Y eso? —preguntó el chico.

—Un pequeño regalo por parte nuestra y de James —explicó con una sonrisa la Zatsune.

—¿Por?

—Por cumplir tu primera tarea como Keyo-mors con éxito, por supuesto —respondió la rubia.

—Piku nos lo comentó esta mañana, por eso te perdoné que vinieras en la tarde y no temprano. Además no solo le diste paz a un fallecido, si no también a un vivo, dos pájaros de un tiro —comentó Miku dejando el pastel en la mesa—. ¿Y los niños?

El Llamado de los MuertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora