Habían pasado ya dos meses, pero las palabras de Bismuth no se las sacaba de la cabeza de ninguna forma. Trataba de ocupar su mente con cualquier otra cosa, tareas, trabajo, libros, de todo, pero no funcionaba. Peridot no iba a lastimarla, no iba a hacerle daño de algún tipo, pero mientras más lo repetía más segura estaba de lo único que quería era convencerse de algo que no tenía justificación. Tenían un poco más de dos meses de relación, unos buenos meses, y sabía a la perfección que Peridot le ocultaba ciertas cosas. A pesar de su odio hacia Bismuth, sus palabras lamentablemente lograban calzarle. Era consciente de que había un algo que no quería contarle o incluso ella misma quería olvidar, pero ese algo le asustaba.
El fin de año la tenía agobiada. Era febrero, sí, un mes después de dicha fecha, pero seguía con algo de presión. Faltaban pocos días para marzo, y eso solo acercaban las vacaciones de verano; y mientras más cerca éstas estuvieran, los exámenes le caían sobre sus hombros. Tenía que pasarse las noches estudiando para asegurarse, y lo odiaba.
Llegó a su casa para prepararse e ir a su labor. Se sentía vacío. Sus padres se llevaron a Malachite por el fin de semana, y como siempre, la pequeña adoraba eso. A Lapis no le parecía mal, pero se sentía extraña al no tenerla en casa, cerca; era obvio que la extrañaba. A las ocho de la tarde su jornada diaria —y por suerte también semanal— había terminado. Cuando salió del local suspirando, Peridot estaba esperándola afuera.
No sé por qué me molesto en decirlo si siempre pasa lo mismo.
Lanzó su bolso a los asientos traseros de su auto y se subió de copiloto. Nada más sentarse y desviar sus ojos en dirección a Peridot, ésta le robó un beso directamente de sus labios. Se le hizo imposible no sonrojarse.
Disfrutaban el silencio mutuo, como si para ellas no fuera necesario el comunicarse por algún tipo de habla. El silencio era cómodo, no siempre, pero sí en ese momento preciso. En más de una vez cruzaron la vista, y una fantasma sonrisa se permitía colarse en ambas. Como si aún estuviera en el momento que descubrió lo que sentía por Peridot, como si pudiera desconectarse del resto de humanidad existente. Ni siquiera una bomba atómica la sacaría de ese estado.
O bueno sí, porque hablamos de una bomba atómica y todo... Pero entienden lo que quiero decir.
Era algo particular que Lapis no se encontrara excesivamente cansada, pero el trabajo ese viernes no había sido tan insoportable. Pero aunque físicamente no estuviera cansada, su mente con suerte hacía pausas al recordar y analizar las palabras de Bismuth.
Peridot hizo la cena aquella noche. Lapis solía hacerlo por el único hecho de que era su casa.
—¿Te pasa algo?
Lapis cambió drásticamente su mirada hacia la rubia. En serio no podía dejar de pensar en Peridot más las palabras de Bismuth Loroj. Claro, la odiaba con su alma, pero en alguna fecha habían sido amigas y no era posible para ella que las palabras no le hubieran llegado.
Aún así, no quería incomodar a Peridot o forzarle a algo.
Sabía lo horrible que era ser forzada.
—Nada —mintió, para luego prestarle atención a la poca sopa de carne que quedaba sobre la mesa.
—Te conozco, Lazuli —dijo, haciendo que la volviera a mirar—. Conozco cada milímetro de tu rostro, en especial cuando algo te pasa, y este es el momento.
No pudo mirar al frente, y desvió su vista a sus pies. Se le olvidaba que ella le conocía tan bien como algún video juego que hubiera jugado cientos de veces. Y no era solo Peridot, ella también conocía sus mínimos cambios de expresión, aunque estuviera la mayor parte del tiempo fastidiada.
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Ayúdame a Olvidar | Lapidot | Steven Universe
FanfictionSolo querían vivir el resto de sus vidas con normalidad, ¿aquello era mucho? Parece que hay cosas que al final son imposibles de olvidar. ======================================================= [En edición, no puedo tener basura sucia.] ...