Capítulo Venticinco

1.3K 116 123
                                    

    Para qué hablar de haber concebido el sueño aquella noche. Todo se volvió una bomba lanzada sobre ella sin previo aviso, y nada más Peridot se marchó se largó a llorar. No se creía que entre toda la desgracia Peridot, su novia, había sido una pieza fundamental. Primero fue Bismuth y ahora a ella, ¿en serio? ¿Qué venía ahora? ¿Qué otra cosa tenía el mundo en su contra?

    Seguramente el grupo se preguntaba qué era lo que le había pasado, ya que no se juntó con ellos por una razón con nombre y apellido. Dudaba mucho que Peridot le dijera a los demás, pues era un tema privado y respetaba eso, además de que no era que le gustara hablar algo que tenga que ver de su pasado con Yellow Diamond. El no compartir su vida antes del ahora era otra cosa que tenían ambas en común.

    Fue una tortura tener que ignorarla en todos los periodos libres, pero tampoco era como si se buscaran entre sí. Quienes iban tras ellas eran los chicos. Amethyst, Pearl y Jasper; si estuvieran Steven y Connie harían lo mismo; podían ser realmente molestos cuando querían. Lograba escabullirse y correr a otros lugares menos transitados por el grupo, para continuar la lectura de un libro, o tal vez socializar más con sus compañeros de carrera.

    Seguía siendo una tortura ignorar a Peridot, en el fondo, ya que ella no se lo quería admitir ni a sí misma.

    Escuchó que llamaban a alguien y simplemente lo ignoró y cambió de página. El libro se estaba en la parte interesante, lo que para ella eran los problemas; amaba las peleas literarias, y el sufrimiento cuando un personaje moría le gustaba de cierta forma. Para su mala suerte, los llamados se volvieron insistentes, hasta el punto de darse cuenta que iban dirigidos hacia ella.

    —Oye.

    Levantó la cabeza y vio a Onyx, quien se había puesto en cuclillas para quedar a su altura de sentada en el suelo. Sus ojos grises eran profundos y tenían ese brillo particular, pero a pesar de eso, no era lo mismo que mirar a Peridot. Y sí, todo había sido normal hasta que con ese pensamiento recordó que eran hermanas.

    No hubo más que silencio por un par de segundos hasta que la chica frente a ella suspiraba. Técnicamente, se dejó caer a su lado sobre el pasto húmedo. Sí, húmedo, estaba resfriada y para empeorarlo comenzó a helarse el culo a voluntad.

    Muy responsable por su parte.

    Colocó un trozo de hilo para marcar la hoja en donde había quedado. Tal vez no sería tan malo hablar con alguien conocido de una vez por todas.

    —Peridot me contó lo que pasó.

    O tal vez sí.

    Aunque espera, ¿qué?

    —¿Desde cuándo ustedes dos se llevan bien? —preguntó curiosa, tratando de mantener su semblante serio y tranquilo.

    —Desde una charla ayer —respondió casual para luego hacer una pequeña pausa—. Sé que no es un tema suave, pero... tienes que entender que ella nunca estuvo de acuerdo con hacer muchas cosas, y lamenta mucho el daño que causó.

    —¿Y cómo es que debería creerle? Después de todo... nunca tuve que confiar en ella —susurró eso último, a pesar de saber lo inevitable que era que Onyx le escuchara. Llevó las piernas a su pecho, trataba de convencerse a sí misma.

    —No puedes decir eso —le regañó Onyx, sin sonar enojada ni nada—. Yo también pensaba que no tenía que confiar en ella, ¡pero veme aquí! Siendo su hermana mayor y tratando de llevarnos mejor.

    Lapis solo presionó más sus piernas en contra de su pecho, como buscando calidez. Recordaba el calor que Peridot le otorgaba aquellos días... y quería espantar eso de su cabeza.

Ayúdame a Olvidar | Lapidot | Steven UniverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora