Capítulo Veintidós

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    La mirada de Lapis demostraba claramente que había quedado pasmada. Peridot era consciente que una simple pregunta como esa podría causar eso, pero no se detuvo. Sabía que hablar de las cosas podría solucionarlo, o al menos ayudar a arreglar, pero también sabía que era extremadamente difícil.

    —¿Qué? —dijo ella, a pesar de que Peridot hubiera hablado bien claro.

    —Que si podrías contarme qué fue lo que te pasó a ti. No sé mucho, solo algo que Jasper me dijo, pero no lo tengo claro. Importaría mucho que me lo dijeras tú. Sé que es grave y... y... y... no importa si no quieres.

Xby TurboMac

    —No, no, no. Está bien —le interrumpió Lapis, mirándola al rostro directamente—. Es bueno que quieras saber, tal cual como yo quería. Tú me contaste lo tuyo, y creo que sería lo justo.

    Peridot se acomodó los lentes con su índice.

    —Escucho.

    —Lo mío es más corto, y supongo que más fácil de entender. Creo que podría decirlo, generalmente, solo con un par de palabras; pero me gustaría decirlo de forma más profunda —explicó—. Sucedió un día de primavera. Era de noche, ni siquiera tan tarde, y volvía a casa luego de haber quedado con Steven para poder ayudarle a entender ciertos temas de ciencias.

    »No sé cómo fue todo con exactitud a decir verdad, solo... Fue muy rápido, maldición... Un momento estaba a dos cuadras de llegar a casa, y al otro estaba dormida.

    »Desperté y no me veía ni la punta de la nariz. Hacía un frío insoportable, y el suelo era muy duro y áspero. Fue cuando me di cuenta de mi desnudez y... el dolor en mi entrepierna. Eso... eso fue solo el comienzo.

    »Todos los días se repetía. Una o dos veces. Recuerdo incluso una vez en la que se repitió por cuarta vez. El mismo hombre. No conocía nada más que no fuera el frío, la oscuridad, y el dolor. Lo único que podía hacer era contar los segundos que al pasar se esfumaban. Con suerte tomaba agua, y la comida era insípida, pero al menos servía. Jamás había llorado y rogado tanto, y nunca imaginé que haría eso. Era... espantoso. Yo... no podía hacer absolutamente nada, me sentía impotente.

    »Para mí fue una eternidad, una horrible eternidad. Pero luego me entero de que solo habían sido unos meses. Cuando él se aburrió de mí, recuerdo haber tocado piso y sentido luz. Luego solo me acuerdo haber despertado en una cama de hospital y... romperme a llorar. Me dolían los ojos, y la garganta se me hizo fuego de gano haber gritado. Trataron de tranquilizarme, pero fue casi en vano. Los únicos en la habitación eran mis padres y un par de médicos. No quería someterme a revisiones, no quería nada; en especial si eso implicaba que me tocaran. Solo... la soledad. Era irónico. Aquello que odié por un mes quería que estuviera justo en ese momento. Realmente quería morir y yo... al volver a casa luego de todo... traté de suicidarme.

    Giró sus manos y tiró de las pulseras de cuerda que nunca se sacaba, dejando sus muñecas a la vista de cualquiera. Los ojos de Peridot se abrieron a par. Lapis trató de aguantar el llanto, pero no evitaba sollozar. Peridot odiaba verla así, odiaba verla sufrir, y se sentía impotente por no saber qué hacer para hacerla sentir mejor.

    Simplemente tomó las manos de Lapis y acarició con los pulgares sus dorsos. En cualquier momento podría llorar, pero se resistía para hacerla sentir confiada, fuerte. No quería hacerla sentir peor.

    —¿Solo te cortaste o...?

    —Estuve al punto de tomar una gran cantidad de pastillas, pero mis padres lograron detenerme al momento. No logré llegar a nada.

Ayúdame a Olvidar | Lapidot | Steven UniverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora