Capítulo Dos

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      —Cierra la boca, Jasper.

    El mencionado, al que le gustaba llevarle la contraria a Peridot, solo siguió soltando sus potentes carcajadas. Pearl casi se cayó del sillón del susto al estar distraída; y Amethyst, como una buena y gentil amiga, unió su risa junto con la de Jasper.

    —Ya, no te molestes, Peri —le dijo él, con el típico y molesto apodo—. Pero bueno... —Apoyó más su espalda contra el sofá—, ¿qué hora es?

    —Las doce... —respondió Pearl, mirando su reloj de muñeca—. Hay que irnos, nos deben estar esperando... O deberían.

    —¿Qué estamos haciendo?

    Jasper se levantó del sillón de Peridot y se dispuso a salir. Pearl y Peridot la siguieron. Amethyst... digamos que saltó a la espalda de su hermano de largo cabello platino y se colgó de él cual pegatina. El mayor decidió pasar de eso, como siempre.

    Salieron de la casa de Peridot. Sí, la muy nerd tenía casa propia, vivía sola, y, como si no fuera poco, la casa no era de las pequeñas.

    Ah... herencia.

    Caminaron por la acera, sólo los tres (recuerden a Amethyst). Hacía un calor de puta madre, y a Peridot no le calzaba en la cabeza cómo era que podía llevar una camisa sobre una polera de algodón, pantalones de mezclilla sueltos, y zapatillas; y tampoco cómo era que Jasper y Amethyst podían vivir con sus cabellos tan largos (al menos no tenían que gastar en cobijas para el invierno). La única normal era Pearl, con su cabello corto y ropa suelta de verano.

    Otra cosa de la que Peridot no sabía cómo soportaba, eran las dos piezas de titanio que hacían la función de su pie derecho y brazo izquierdo; ese metal hacía contacto con su piel, y sumémosle a eso el calor de mil demonios.

    Y no, no exageré con los mil demonios.

    En unos veinte minutos empezaron a llegar a la playa. ¿Cómo lo sabían si aún estaban a varios metros de distancia? Pues el olor a marisco no pasó desapercibido por sus fosas nasales, y tampoco la divina y fresca brisa que otorgaba el mar.

    Ah, y cuando estaban más cerca veían un centenar de sombrillas de colores.

    Les tomó un considerable tiempo encontrar a sus amigos, pero apresuraron el paso cuando vieron a Steven y Connie jugando en la playa; y a Sapphire y Ruby sentados sobre unas toallas bajo dos sombrillas, con su pequeña hija Garnet.

    —¡Chicos! —clamó Steven, corriendo a ellos junto a la morena, su novia.

    —¡Pareja de tortolitos! —saludó Amethyst de vuelta (con la clara intención de molestarlos).

    Ambos se sonrojaron un poco y rieron nerviosos.

    Luego de unos saludos yendo y viniendo, cada uno hizo lo que se le antojó. Jasper, al terminar una llamada, se fue con Amethyst acompañando a Steven y a Connie a jugar en la playa; luego de quitarse la polera y los pantalones cortos para quedar en traje de baño, en el caso de Amethyst; y solo la polera, en el caso de Jasper. Pearl también terminó en traje de baño, pero se quedó conversando al lado de Sapphire bajo la sombrilla. Y Peridot quedó sentada al lado de Ruby, con Garnet sentada sobre sus piernas, comiendo su merienda.

    Se podría decir que Peridot se llevaba muy bien con la pareja y su hija de seis años.

    —¿Y?, ¿quién es la chica que dijo Steven que quería presentarme? —le preguntó Peridot al moreno, solo para entablar conversación. No le interesaba conocer tanta gente, muchos nombres por recordar; pero quería entablar una conversación con Ruby.

Ayúdame a Olvidar | Lapidot | Steven UniverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora