Y sin duda ella ya había elegido a su chico ideal. Cansada del más reciente rechazo del modelo Adrien Agreste, Marinette decide darle una oportunidad a ese gato que siempre la elogió desde el momento que se conocieron.
Una tarde ella descubre que Ch...
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Con cada segundo que pasaba, Chat sentía que las esperanzas se le acababan. Una hora desde el momento en que habían acordado y no llegaba. No, espera...
Ahora sí, una hora.
Lo único que dejaba pista del día era ese ultimo rayo de sol que ya se estaba yendo. Genial, se dedicó a observar las margaritas que le había traído a su lady y los versos que había pensado para ella ¿Cómo pudo haber sido un gran estupido como para creer que ella vendría?
Tomó aire cansado pensando en lo agónica, aburrida y simétrica que había sido su vida en estos últimos años. Tanta depresión el primer año después de la partida de su lady, tanta anarquía el año siguiente, tanto esfuerzo perdido al que le prosigue, tan "perfecta todos los demás años. Ella era su energía y en un instante la perdió.
¿Acaso algo había hecho mal?
-¿Chat?- escucho una suave voz a sus espaldas. Volteo esperando que fuera la persona que deseaba. Si, era la mujer de sus sueños con ese traje rojo que delineaba su bella silueta. El día anterior no se detuvo a verla mucho, solo quería volver a sentirla pero ahora que la veía...
Su garganta se tornó seca al ver tal obra de arte.
Sus ojos azules resplandecían en aquel rostro de la flor más exótica, el rojo en sus labios se veía simplemente deleitoso, su cabello algo rizado y largo jugaba con las ráfagas nocturnas debido a que lo llevaba suelto, su bella silueta mucho mejor delineada; definitivamente ya no era una niña, era una mujer, la mujer más bella que haya visto jamás.
-Mi lady, que bien que llegaste, ya casi pensaba que tendría que ocupar una de mis otras ocho vidas para esperarte.-soltó alegre rascándose su nuca. La azabache río un poco disfrutando la presencia del minino.
-Lamento la tardanza Chat, tenía que pasar a hacer unos mandados.- musitó. Algo en el interior del joven se removió, se veía... apagada.
-No es nada, ya espere 10 años, que no pueda esperar una hora.- algunas risas incómodas salieron, Chat se sentía como un tonto por haber hecho aquello. Vio cómo su amor tomaba aire.
-Es un gusto volver a verte Chat Noir.- entonó la joven con algo de felicidad fingida. El joven tomó la mano de ella analizando sus gestos hasta besar sus nudillos con delicadeza. -Chat ¿Qué haces?-preguntó mientras veía como el rubio acortaba el espacio entre los dos.
-Jamás me cansaré de decirte cuánto te amo.- susurro en sus labios. Marinette anhelaba ese roce, anhelaba darle acceso a sus sentimientos pero no podía seguirse besando con un hombre que no era su prometido.
Por otro lado...
Y sin pensarlo mucho esta vez ella fue la primera en pegar sus labios, el joven se sentía asombrado por su atrevimiento pero sin duda lo había amado, ella siempre era lo que necesitaba. Un beso, olas de un mar congelado que de pronto fluctúan con la espesa lava de un volcán, un remedio a todo los virus que habían contaminado el mundo de ambos. Un segundo tan eterno e infinito como el universo.
