Capitulo 11: Manos entrelazadas

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Multimedia: Lo que más - Shakira

Y ahí se encontraba, recostada en el sillón que se colocaba aún lado de la camilla de su madre

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Y ahí se encontraba, recostada en el sillón que se colocaba aún lado de la camilla de su madre. Desde que le dijeron que había caído en coma su mundo se sobrecargaba cada vez de más emociones. Primero Adrien cuidándola como su fiel protector, después aquel beso majestuoso, y por último la propuesta de matrimonio.

Era una tortura aquella horda de sentimientos que arrasaba con ella.

Mejor quedarse ahí con ella, aunque verla así le destrozaba. Quería ser ella la que estuviera ahí, su madre era la que menos merecía estar ahí. Ella solo se le había pasando sonriendo a la vida y contagiando su luz siempre ¿Por qué el mundo le hacía eso?

Tomó aire, la habitación se sentía muy fría. Empezó a deslizar sus manos sobre sus brazos para darse calor así misma, y sin que lo viera venir evocó esa mañana en donde amaneció en la misma cama que aquel portador de los ojos más cálidos del mundo. Tan dulce y perfecto. Evocó sus labios, evocó su último atardecer.

Saco de su bolsillo el anillo, aquel que anhelaba portar algún día a pesar de saber que ya no podía. Y no, no era el anillo de Hanzel.

-Mamá.- musitó aunque supiera que no la escuchaba. -¿Puedo hablar contigo?- interrogó, y sin el permiso continuo. -Me voy a casar.- inquirió con pena, era tan difícil decirlo. -Pronto seré la Señora Crage.- vio la ventana, pronunciar aquel título le resultaba aún más difícil. -¿Recuerdas cuando una vez se te salió decir en frente de Adrien que yo sería la Señora Agreste?- una pequeña sonrisa se dibujó al recordar aquellos tiempos, después la nostalgia regreso.

Regresó para consumirla.

Quería tenerla devuelta, quería despertar y regresar a aquella mañana en la que se había decidido confesarle a Adrien sus sentimientos, quería evitar el rechazo que recibió ese día para que pudiera enamorarse del felino como debía pero... Ya no podía, el destino no lo quería así. Las lágrimas se le salían sin parar.

Tenía ese anillo que tanto deseaba, aquel con el que soñó desde aquella lluvia bajo el umbral ¿Por qué lo rechazaba?

Y la desesperación la consumió, necesitaba recordar porque las cosas ahora eran así...

-¡Hanzel Crage!- gritó en un mar de lagrimas a través del teléfono.

-Cariño ¿Qué te sucede?- preguntó el pelinegro al escuchar la voz que tanto amaba destrozada. El corazón de la azabache reaccionó en un instante. ¿Había estado pensando en traerlo acá? ¿Ahora? No, se estaba volviendo loca. Se empezó a limpiar las lágrimas y tratar de respirar. -Mari, no te escuchas bien.- comentó preocupado.

-Lo siento, yo...- paso saliva tratando de tragar el dolor.- Es solo que... de repente las emociones se sobrecargaron, ver a mi madre así no es fácil ¿Sabes?- su voz se escuchaba más apacible. Hanzel sonrió al escucharla así.

Besos bajo cielo parisino //Ladynoir // TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora