El rubio del sombrero.

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El tipo llevaba una especie de bastón en su mano derecha y un paquete con provisiones en la otra.

-¿Quién eres tú? -Pregunto con tranquilidad.

-Tengo miedo... -Exclamó la pequeña temblando detrás de él y aferrada a sus pantalones.

-No tienes por que temer niña ¿Cómo te llamas? -pregunto el recién llegado.

-Ayame Matnamara. -contesto la niña.

-¿Estas sola? -Acercándose más a ambos.

-Si, perdí a mi mama. -Dijo la niña secándose unas cuantas lágrimas.

-Dime Ayame ¿te gustaría ir a buscar a tú mama? -Agachándose junto a la pequeña.

-¡pero tengo miedo!

-Pero te enviare con ella ¿no te gustaría hallarla?

-No debes temer niña... Aquí estarías en peligro pero a donde vas estarás a salvo -Contesto secamente Ulquiorra. -Y estoy seguro que tú madre te esta esperando en algún lugar.

La pequeña lo observó con detenimiento y le sonrió. Ulquiorra no entendía por que aquella risa le causaba un gran estremecimiento en su interior. Mientras él contemplaba a la pequeña el hombre a sus pies lo examinaba con admiración.

-Bien que dices ¿vas? -Volvió a insistir el hombre rubio.

-¡Sí! -Contesto la pequeña con energía renovada.

-¡Muy bien! -Exclamó el sujeto levantando su bastón y colocándolo junto a la frente de la pequeña.

Tras un gran fulgor de luz la pequeña desapareció convertida en una bella mariposa negra que se perdió en las alturas. Ulquiorra desenvaino su espada, si este sujeto los veía y era capaz de enviar a la pequeña a la sociedad de almas entonces ¡Era un shinigami!

-¡Oye espera! -Dijo el hombre al notar el avance del chico. -¿Piensas atacarme así como así? -Elevando sus manos por delante y dejando caer la bolsa con provisiones que sujetaba.

-¿Tú eres un shinigami? -Dijo Ulquiorrra con frialdad.

-Bueno... a decir verdad no lo soy, fui relegado de esas funciones hace muchísimo tiempo hijo y tu no habías nacido te lo aseguro.

-¿Y esperas que te crea? Si enviaste a esa niña a la sociedad de almas es por que aún eres un shinigami y me servirás para cumplir lo que deseo. -Comenzando ha atacarlo.

El hombre de sombrero y rostro simpático tubo que desenfundar del interior de su bastón, su Katana, para poder defenderse de los incesantes embates del chico.

-¡Espera tranquilízate! ¿Qué deseo es ese que yo puedo cumplir? -Pregunto con ingenuidad.

-Me ayudarás a morir... -Dijo Ulquiorra con indiferencia.

-¿Acaso quieres que yo te mate? -Inquirió sorprendido.

-Así es...

-Al menos dime tu nombre chico...

-Mi nombre es Ulquiorra Shiffer, cuarto espada al servicio del señor Aizen.

-¿Una espada? Deberías saber que Aizen fue derrotado no tienes por que pelear por él.

-No peleo por él, solo quiero dejar de existir. Creí haber muerto tras la pelea con Kurosaki Ichigo pero al parecer algún defecto en mí ha hecho que regresara a este mundo. -Mirándose con atención las manos. -He estado esperando el momento de mi muerte desde hace casi nueve meses pero no he tenido la fortuna de hallar a algún shinigami que realice ese servicio para mí. -Volviéndolo a atacar.

-¡Ya veo así que has combatido con Kurosaki! ¿Y dime por que ansias morir Ulquiorra Shiffer?

-¿Qué caso tiene que siga vivo? Aizen ha muerto, el hueco mundo esta destruido y a estas alturas no tiene sentido mi existencia. -Expreso mirando al desconocido con indiferencia.

-¡Te propondré algo Ulquiorra!

-¿Proponer? -Exclamó mirándolo con atención......

Se lo que es no tener un lugar a donde ir pero eso puedo solucionarlo, incluso tú mismo desarrollaras el deseo de vivir, te ayudaré a hallar una razón por la cual tu existencia valga la pena.

-¿Por qué harías eso? ¿No te has dado cuenta que soy una espada? -Dijo con ímpetu.

-Yo no veo solo a un espada, veo a un chico sin hogar y sin sueños que aún no sabe lo que es vivir. varias semanas has esperado tú muerte; haremos un pacto, si en nueve meses no encuentras una razón para tú existencia yo mismo te ¡MATARÉ!.

Una razón... -Ulquiorra pensó que caso tendría hacer aquella estupidez.

-Vamos no pierdes nada intentándolo, si tú existencia ha sido tan vacía nada ocurrirá si esperas un poco más.

Se quedó apenas unos segundos pensadolo hasta que..
-Esta bien... -Dijo con poco ánimo. -¡Acepto! Pero si en ese tiempo no lo consigo tú acabarás con mi vida.

-Es un trato Ulquiorra. -Exclamó alegre estrechándole la mano. -Mi nombre es Urahara Kisuke, pero solo dime Urahara. -Rascándose la cabeza.

-¡Urahara! -A Ulquiorra el nombre le sonaba ridículo, pero ciertamente no tenía nada que perder
!!

Orihime, Mi Razón.  Ulquihime••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora