Feria en el templo.

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Flash Back..
La cuenta regresiva había iniciado. Hacía un mes que Urahara Kisune alojaba en su residencia al abandonado arrancar, quien había sido acogido bajo su tutela.

Al principio la situación no fue del todo agradable para Ururu y Jinta, pues ambos pequeños no concebían el echo de que Urahara le diera asiló a un asesino, a uno de los enemigos mas poderosos de toda la sociedad de almas y a un posible problema futuro.

Tessai en cambio parecía no molestarse con la presencia del muchacho, quien ahora le daba una mano no solo en los quehaceres de la casa sino que también hacía las entregas a domicilio de la tienda. Para él no era un enemigo era una especie de peón sobrenatural y eso le causaba algo de pena.

Ulquiorra se había instalado en una pequeña alcoba armada en la bodega, en donde Urahara guardaba la mercadería de su almacén. A pesar de ser algo estrecho e incomodo el espada no parecía para nada afectado con ésta molestia, pues para él no había mucha diferencia entre un catre en el suelo y un cuarto de lujo.

Urahara lo convenció para usar uno de sus gigays, la ultima novedad inventada para los shinigamis recién llegados. Según el rubio este cuerpo falso estaba mejor adaptado que sus versiones predecesoras. No inhabilitaba ninguno de sus poderes arrancar, excepto su resurrección y demás transformaciones, sin contar algunas variaciones extras que al parecer prefirió no aclarárselas demasiado.

El pelinegro se había observado más de una vez en el espejo, Aún que su aspecto no difería mucho de lo que hallaba en su interior, con la tez menos clara y cuerpo real.

Durante el día el chico repartía los envíos de la tienda. Aunque la primera semana tardó bastante en acostumbrarse en hallar direcciones, con el tiempo parecía adecuarse con gran rapidez.

Tras las entregas y las sucesivas idas y venidas, el muchacho notaba con gran asombro las actitudes de las personas que lo rodeaban. Enojos, abrazos, llantos, risas y una serie de curiosas conductas desarrolladas por los humanos para expresarse entre sí. Claro esta que la mayoría solían desconcertarlo por completo, otras le recordaba a la mujer que había sido su prisionera y a quien no había vuelto a ver; Sabía que estaban en la misma ciudad pero prefería no tener que encontrársela por ahí, no entendía ésta reacción pero aquella chica lo pertubarba de alguna manera.
Entendía, tras ser testigo de varias reacciones humanas y algunas aclaraciones por parte de Urahara, que no se había comportado bien con esa mujer ni con sus compañeros a quienes la muchacha les profesaba una especie de fe ciega.

Urahara había organizado con mucho cuidado los productos que llevaría a la "Feria del templo" .

Ulquiorra lo observaba impávido sentado frente a él. No podía entender como éste sujeto le demostraría que su vida valía la pena. Lo miró de arriba a bajo mientras escudriñaba las cajas, arrojando objetos impropios al piso, donde Tessai los recogía guardándolos correctamente en una caja.

-Esta noche será fabulosa, venderemos todo lo que se nos ha acumulado en el mes. –Dijo el rubio riendo.

-¿Acaso el espada va a ir? –Dijo Jinta molesto.

-Por supuesto que si, necesitamos ayuda en la feria y además le vendrá muy bien conocer gente nueva y tomar aire fresco. –Decretó riendo, pero sin lograr un cambio en el semblante del chico quien solo lo miraba estático. –¡Debes decir gracias Ulquiorra!

-¿Por qué? –Pregunto confuso haciendo que Jinta explotará en risas.

-No te podría agradecer semejante cachivache. –Dijo Jinta riendo otra vez.

-Pues por que cuando alguien recibe un presente o algún gesto amable de otra persona lo agradece.

-¿Pero por que lo hacen? –Mirando el delantal. -¿Creo que lo más lógico sería tomar lo que deseas y listo?

Orihime, Mi Razón.  Ulquihime••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora