Sombras!

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El sol de la mañana se filtraba por la cortina de la habitación. Rukia sentía una pesadez y un mareo que le impedía retomar completamente la posesión de su cuerpo. Se giró poniéndose de costado pero pudo percibir un cálido brazo rodear su cintura y la suavidad de las sabanas rozar contra su cuerpo.

La chica abrió con lentitud sus ojos. Apenas pudo distinguir la difusa habitación. Se estiró un poco hasta que pudo nuevamente tomar control de su cuerpo.

No se hallaba en la sociedad de almas eso estaba más que claro. Lo que se hallaba frente a sus ojos era la habitación de Ichigo ¿Cómo rayos había llegado allí? De pronto pudo recordar todo lo ocurrido en la noche; la despedida, el saque, la lluvia, la persecución, el beso, Inoue… otra vez el beso.

Rukia volvió mentalmente a aquella escena y sintió un potente calor corroerla e intentar explotar a través de sus mejillas.

La chica suspiro mientras se sentó en la cama. Le dolía la cabeza y aún estaba un poquito mareada. Se acaricio el renegrido cabello acomodándoselo un poco, las sabanas que cubrían su cuerpo se deslizaron hacia su cintura al sentarse.

La muchacha percibió cierto escozor recorrerle cada centímetro de su piel. Se observó detenidamente y pudo percatarse de que estaba desnuda ¿Donde diablos había ido a parar toda su ropa? Miró con detenimiento el resto de la habitación pero no pudo hallarla a simple vista.

Un quejido y un brusco movimiento en la cama, a su lado, la trajo súbitamente a la realidad y por unos instantes la hizo sucumbir en pánico.

Rukia se giró con temor pero antes de que sus ojos pudiesen tomar contacto con aquella presencia a su lado una voz varonil le erizo la piel.

-Buenos días… -Suspiró una voz algo perezosa.

-I-Ich… Ich… Ichig… -Agolpándose una enorme cantidad de saliva en su boca. -¡ICHIGO! –finalmente pronunció con asombro.

-R-R… Ru… ¡RUKIA! –Exclamo el chico con felicidad y haciéndole burla mientras permanecía recostado en la cama.

-¿Q-Que rayos? ¿Qué rayos haces aquí Ichigo? –Inquirió tartamudeando mientras lo miró tendido sobre la cama con el torso desnudo; lo cual ocasionó que la chica volviese a tragar saliva con dificultad.

-Esta es mi habitación Rukia… y esta es mi cama… -sonriendo.

-¡YA LO SE IDIOTA! –Exclamó enfurecida -¿Pero que hago yo aquí? –Girándose en su posición para mirar al pelinaranja a la cara, pues en cualquier momento estaba segura de que lo abofetearía.

-Ahh… -Ichigo calló sin reprocharle nada y su vista pareció no fijarse justamente en su rostro.

-¿QUE MIRAS IDIOTA? –Inquirió sonrojada y tapándose pudorosamente con sus dos brazos ambos pechos, los cuales, habían quedado al descubierto.

Ambos parecieron sonrojarse y apartar la mirada para evitar mostrar abiertamente el pudor que aquel encuentro visual les había ocasionado.

Ichigo cogió entre sus manos las frazadas de su cama, las cuales se hallaban arrumbadas a su lado, y con ellas cubrió el cuerpo desnudo de la pelinegra quien aún permanecía inmóvil cubriendo aquel vergonzoso espectáculo.

-Puse a lavar tú ropa ayer cuando llegamos, seguramente estará seca antes del mediodía, estabas empapada y yo… no quise que pescarás un resfriado. –Exclamó apartando nuevamente su mirada.

-¿Tú me desnudaste? –Inquirió la pelinegra volteando su mirada hacía el cabizbajo muchacho quien permanecía serio a su lado.

-Si… ¡Pero no tienes que enfadarte lo hice todo con la luz apagada te juro que no vi absolutamente nada! –Se excuso con rapidez.

Orihime, Mi Razón.  Ulquihime••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora