¿¡Enfermo!?

462 39 5
                                    


Dos días habían pasado desde aquel atentado contra la vida de Orihime y de la reunión en casa de Urahara. La lluvia se había apoderado durante ese tiempo y lograba instaurar un gélido invierno en toda la ciudad.

Ulquiorra llegó al colegió completamente empapado. Había vivido los últimos dos días en el parque de Karakura. Tenía hambre, frío y ni un solo céntimo para adquirir algo caliente en la cafetería ni en una de esas extrañas maquinas de bebidas.

Dejó algunas cosas en su taquilla. Sacó sus libros que había guardado y que aún estaban mojados por la tormenta del día anterior. Le dolía la cabeza y no entendía por que ¿Sería un mal funcionamiento de su cuerpo? ¿Sus partículas espirituales estaban mermando? Pudo sentir un leve mareo apoderarse de su cuerpo falso haciéndolo tambalear. El chico se apoyó contra su taquilla mientras respiraba algo agitado. Definitivamente debía hablar con Urahara sobre aquellos defectos en su nuevo cuerpo.

El chico camino hasta el salón de clases como pudo y se sentó en su banco. Los alumnos lo miraron sorprendidos pero ninguno se le acercó. A pesar de su atractivo, su introvertido carácter, no le había permitido socializar con nadie. Se dejó caer sobre banca mientras respiraba dificultosamente.

La campana marco las ocho de la mañana y un apresurado grupo de jóvenes se internó con prontitud al aula. Tatsuki y Orihime habían ido por algo caliente antes de empezar las clases y se habían visto retrasadas en las maquinas del pasillo. Aquel retraso casi les causa una severa amonestación por parte de su maestro.

Al ingresar al salón Inoue pudo avistar a Ichigo algo taciturno y pensativo. Chado sacaba sus libros e Ishida se acomodaba en su lugar; pero lo que llamó poderosamente su atención, fue un empapado muchacho cuya cabeza caía pesadamente sobre la banca.

Tatsuki e Inoue se miraron algo atónitas. Era la primera vez que veían al muchacho tan desgarbado.

-¡Señoritas pueden sentarse de una vez! –refunfuño el maestro quien ya quería comenzar las clases.

Ambas se ubicaron con rapidez en sus lugares antes de que fueran reprendidas nuevamente. Durante la hora de clase Ulquiorra a penas si podía mantener fija su atención. Se sentía mareado y preso dentro de aquella vestimenta falsa. No entendía por que aún seguía con esa estupidez de hacerle caso a Urahara y tener que portar uno de esos cuerpos o incluso tener que asistir a un mediocre establecimiento educativo, cuando él, ya había sido espiritualmente preparado e instruido en diversos tipos de conocimientos.

El chico podía sentir un claro zumbido en sus oídos, un dolor en el pecho y cabeza, mareos, visión difusa y un potente escalofríos recorrer su cuerpo. Tiritaba levemente, lo que trató de controlar por todos los medios posibles ¿Acaso su cuerpo  iba a explotar? A lo mejor, el mismo, poseía un mecanismo auto destructor por mal funcionamiento.

La campana del almuerzo sonó. Todos se levantaron con rapidez al igual que Ulquiorra quien salió disparado como un rayo. Un profundo sentimiento de que su cuerpo explotaría lo aquejaba y alarmaba. Necesitaba encontrar un buen lugar para  descubrir que pasaba. Subió las escaleras del edificio hasta llegar a la azotea; aun llovía intensamente.

El joven intentó separar su cuerpo espiritual de aquel cuerpo material, pero por alguna extraña razón, parecía que estaba adosado al mismo. Intentó varias veces el mismo procedimiento sin ningún resultado positivo ¿Acaso estaba atrapado en un cuerpo que explotaría? Podía sentir el calor apoderarse de todo su ser, ya era demasiado tarde la bomba se había accionado y él estaba atrapado en aquella prisión de carne. Ulquiorra se desvaneció en la azotea del colegio mientras la lluvia caía impunemente sobre su cuerpo.
...

-¿Inoue trajiste algo para comer o quieres ir a la cafetería? –Inquirió Tatsuki.

-Traje algo… -Dijo centrando su mirada en el banco vació de Ulquiorra.

Orihime, Mi Razón.  Ulquihime••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora