Solo.

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Una cómplice nube esponjosa y de color grisácea había cubierto el sol de mediodía, dándole a la joven pareja recostada sobre la hierba, algo más de intimidad.

Inoue sintió que le faltaba el aire. Ulquiorra no había dejado de mirarla ni un instante mientras yacía recostado sobre ella, preso entre sus caderas.

Un rotundo tamborileo se escuchaba en su interior y retumbaba con fuerza en sus oídos. Tenía escalofríos, ansiedad, felicidad, tristeza, agonía, deseo, excitación😏😏; una mezcla de emociones que alborotaban su interior. El cuerpo le temblaba ¿Por qué diablos no podía detener aquel leve tiritar de su cuerpo?

Deseaba moverse pero que tal si aquella acción precipitaba otro desenlace, algo incomodo de forjar, justo, en el jardín de la escuela.

Orihime aflojo las piernas y dejó que se deslizaran junto a las del chico. Sus muñecas aún eran presa de aquel diabólico pelinegro que parecía hechizarla y cautivarla con el resplandor de sus ojos.

-¿Quieres que te posea mujer? –repitió ahora aproximándose a su oído.

Otra vez esa frase, esa empalagosa y deseosa incógnita. Inoue cerró sus ojos con suavidad mientras tomaba una profunda bocanada de aire. Pero una frescura rozo su oreja, y pudo sentir con toda claridad la lengua de Ulquiorra relamer su oído y mordisquear, quizás, una de sus zonas más sensibles u erógenas.

El chico soltó una de sus muñecas. Mientras acariciaba y relamía el oído de la pelinaranja. Su mano, se deslizó con delicadeza y lentitud hacía su chaqueta.

La muchacha pudo sentir el suave roce de la mano del chico desabotonar con cuidado su uniforme. Quería decir algo, lo que fuese, pero no estaba segura de que su garganta esbozara algo más que suspiros y quejidos.

Ulquiorra se abrió paso por la chaqueta del uniforme escolar y ahora deslizó su mano hasta la camisa. Pudo notar la poca resistencia de la chica al tacto lo que aumentaba sus suspiros y el jugueteo en su oído.

Le desató el moño del cuello y los primeros botones de su blusa, y con un rápido movimiento la filtro bajo la misma, acariciando su seño izquierdo.

Inoue jadeo impulsando su cabeza hacia atrás y cerrando los ojos. Sentía un abrasador fuego consumirla con rapidez ¿Acaso dejaría que el chico la poseyera?

-¡Espera Ulquiorra! –Dijo con la voz algo apagada.

-Te amo Inoue… -Suspiró él abandonando su oído y apoderándose de los labios de la pelinaranja, los cuales, rosaban con los suyos y con su lengua.

El chico intensifico el beso. Libero la otra muñeca y deslizó su mano izquierda hasta el muslo derecho de la muchacha, acariciándolo y aferrándolo a su cadera.

Pero, espera ¿Ulquiorra dijo te amo Inoue? El no me ama y no me llama de esa manera!

La pelinaranja iba a salirse de esa situación pero pudo sentir el duro apretón y el mayor acercamiento de ambos cuerpos. Pareció que este sutil acto la hacia enloquecer; pues jadeo con suavidad, abriendo por impulso su boca, y permitiendo que la vorágine lengua de Ulquiorra, penetrara en el interior de la misma.

Estaba excitada. Ya no podía negar su condición ni lo que el joven espada le provocaba. Dejó que las manos del chico acariciarán con vehemencia su cuerpo mientras ambos se fundían en un apasionado beso.

Una inquietud asalto su mente. Algo no marchaba bien ¿Pero que era? Ella estaba excitada, Ulquiorra también lo estaba, incluso podía notar el sugestivo aumento de un bulto sobre su entrepierna, pero algo la distraía. Él no actuaba de esa manera..

Intento concentrarse en el jugueteo de sus lenguas, en el roce de la mano del chico con su busto o incluso el leve toqueteo en su entrepierna, pero algo no andaba bien.

Orihime, Mi Razón.  Ulquihime••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora